¿adivino tu destino?

¿Qué más podrida pasar?

Los días de Teo siempre fueron de los más tranquilos, la rutina no estaba nada mal, no tenía grandes lujos, sin embargo, gozaba de muy buenas cosas. Un día eso cambió, lo despidieron del trabajo. Decaido regresó a casa pensando en contar la terrible noticia y ser escuchado por su novia pero en lugar de eso la encontró en una situación bastante comprometedora en donde él era un cero a la izquierda. Todo su dinero lo había gastado en una sortija de compromiso que a estas alturas estaba seguro no utilizaría. Dejando a nuestro querido amigo sin un quinto para pagar el alquiler.

No soportaba la mala suerte que le acompañaba así que para buscar un poco de apoyo decidió salir con su inseparable Agnes, la única que nunca le fallaría. Ellos dos se conocían desde secundaria y siempre han procurado su amistad por sobre todos los conflictos y uno de estos es ,su ahora, ex novia Clío. Sabía perfectamente como ambas chicas no se llevaban en lo absoluto pero en esos tres años Teo había manejado la situación de la mejor manera o eso creía él.

––– ¡Agnes te imploro que salgas conmigo!— Teo podía sentir como una sonrisa de satisfacción se dibujaba en la cara de Agnes

 

––– Ya te he dicho, tengo mucho trabajo y no puedo irme de aquí— la verdad es que ella gozaba la forma en la que desesperadamente Teo pedía un poco de su tiempo.

 

Esos tres años de tortura en los que su amigo fue novio de quién Agnes creía era una arpía, fueron los peores de su vida. Había soportado molestas animadoras, chicas intelectuales inseguras que la amenazaban con desfigurar su rostro con algún extraño químico que crearían especialmente para ella e intentos de niñas buenas que lo único que deseaban era aprovecharse de la bondad de su amigo; pero en todo ese tiempo lo soporto, únicamente por Teo su único amigo con la esperanza de que tarde o temprano acabaría encontrando a una chica madura, para nada loca, que de verdad lo quisiera pero apareció Clío, deshaciendo los sueños de Agnes.

 

––– Esta bien haré todo lo que pidas Agnes–––Teo se dió por vencido cediendo así a cualquier petición bizarra que tuviera Agnes.

 

La joven no podía evitar pensar en que castigo ponerle a su amigo aunque por el tono en el que Teo le había respondido sabía que debía ayudar a su amigo a pasar ese trago amargo.

––– Te espero en la plaza comercial en diez minutos, si tardas una décima me voy––– amenazó falsamente Agnes

–––De hecho estoy detrás de ti––– ésto hizo que Agnes diera un salto del susto

 

Agnes es una mujer independiente, de espiritu emprendedor, pues tiene una cafetería en el centro comercial y piensa abrir otro ya que sus postres y bebidas son realmente buenos. Desgraciadamente había dos puntos a tratar: en primer lugar  la idea de expansión aun no la estaba llevando a cabo simplemente era eso una idea; en segundo lugar todos los puestos de la cafetería que ella manejaba estaban ocupados y no podía despedir a alguien sólo para que entrara su amigo.

 

––– Sabias perfectamente que no me podría negar ––– Agnes miró detenidamente a Teo quién escondía sus manos en los bolsillos.

––– Esperaba que no –––dijo Teo encogiéndose de hombros mientras sonreía de forma inocente pues la verdad es que sabía que su mejor amiga nunca lo dejaría en un momento tan difícil.

 

Ambos jóvenes caminaron por el centro comercial, platicando y recordando las locas aventuras de su juventud, hasta que Agnes se plantó frente al local de una adivina. Ya había entrado un par de veces, pues las cosas que la adivina le decía le parecían realmente graciosas y casi siempre subían su estado de ánimo además sabía que Teo detestaba perder su dinero y tiempo en cosas así.

Teo al sentir que su amiga no seguía caminando se detuvo a mirarla, bajando su mirada pues Agnes a pesar de ser una mujer con carácter e intimidante, ciertamente le hacía falta estatura pues apenas y lograba llegar al pecho de Teo.

 

––– ¿Teo cuánto dinero tienes? ––– pregunto Agnes con mucho interés algo que a Teo le preocupaba, únicamente le acompañaba una mísera cantidad.

––– Unos tres dólares––– contesto muy apenado

––– Serán suficientes ––– Agnes tiró del brazo de su amigo para entrar al local de la adivina ––– y antes que te opongas recuerda que dijiste harías lo que yo pidiera––– recalcó dejando en claro que no desistirá de la idea de hacerlo pasar con la adivina.

 

Teo resistía lo más que podía, esos tres dólares lo harían regresar a casa y sabía que pedirle dinero prestado a Agnes era como firmar un contrato con el diablo, bueno su amiga no era mala sino que no quería gastar su dinero en algo que no cree.

 



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En el texto hay: comediaromantica, amor entre jefa y empleado

Editado: 14.07.2018

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