Hoy iniciaré con mi primer día en una imponen empresa con nuevas responsabilidades que de verdad me pone los vellos de punta. Unos pensaría que sería sencillo entrar e iniciar una nueva vida, empezar todo desde cero pero para una persona tan pesimista como yo era un reto sumamente gigantesco, sin embargo, no podía echarme para atrás esta vez no dejaría en mal a mi mejor amiga faltando al trabajo que por suerte o brujería como lo quiera ver cualquiera logro conseguir para mí con su pretendiente. Estoy perfectamente seguro que ese joven que me consiguió el puesto es el pretendiente de Agnes aunque ella lo quiera negar.
Mi primer día como técnico auxiliar.
Al escuchar mi alarma justo a las seis de la mañana me hacía tener la esperanza de lograr iniciar con éxito esta nueva etapa, pero el destino opinaba lo contrario.
Mierda
Mierda
Mierda
Este día iba de mal en peor. Me cortaron el agua dejándome a mitad de mi baño, la espuma caía sobre mi rostro impidiendo que pudiera mirar por donde caminaba, a tientas corría por mi departamento para lograr encontrar un paquete de toallas húmedas que según yo debí tener en mi habitación. Mi segundo error fue ir a mi habitación pues al no ver nada derrame sobre mi saco una botella de loción y ese saco era el único que tenía limpio por falta de presupuesto no podía mandar a la tintorería los demás.
Una vez limpio y con el tiempo encima limpie mi cuerpo con las toalla húmedas, me sentía incómodo pero no me podía dar el lujo de llegar tarde. Tome mi camisa manga larga blanca y mis pantalones grises enfunde mis pies en los calcetines y ponerme mis zapatos. Corría por mi casa buscando mi teléfono pues con el show de shampoo había arrojado mi celular en alguna parte de la sala, fue hasta que gracias a la llamada que recibía pude ver que estaba debajo del sofá. Sonaba y en la pantalla logre ver el nombre de Agnes, ella se había ofrecido a llevarme al trabajo por las mañanas pues le quedaba de paso y al no contar con el dinero suficiente para el transporte no podía negarme.
—Deberías despertar más temprano a este paso llegaras tarde— Agnes tenía esa mira que lograba infundir miedo y remordimiento
—En mi defensa me cortaron el suministro de agua dejándome a medio baño— la risa de Agnes inundo el automóvil —Así me trata la vida y todavía te ríes de mi—
—Muy buena tu afirmación mi amigo— ella trataba de arrancar el carro para lograr llegar considerablemente tarde — Además… ¿Qué paso con tu saco?—
Con toda la vergüenza que albergaba en mi ser debía contestar con sinceridad, es mi inseparable no puedo esperar que se burle de mí más de lo que ya lo ha hecho.
—Derrame mi loción sobre el saco y los demás están sucios—
—Me parece que pague muy poco para que te quitaran tu mala suerte— su miraba estaba fija en el camino pero sus palabras eran como cachetadas a mi lógica
—Cuantas veces te tendré que decir que esas son mentiras y efectos especiales— sentía como el vómito verbal estaba subiendo por mi garganta —Solo fue casualidad que pudieras conseguirme trabajo, es más porque no hablamos primero con tu amigo nos hubiéramos ahorrado ese dinero— estaba por decir otros puntos más cuando el carro freno de golpe haciendo que mi cuerpo se despegara un poco de mi asiento.
— ¿Qué paso?— pregunte asustado
—Teo hay tantas cosas que debes aprender y una de esas es cosas es la prudencia— dicho esto volvió a arrancar el vehículo — Además un gatito estaba en mitad del camino y no iba arrollarlo—
Unos minutos más y logre llegar a tiempo a mi nuevo trabajo. Agnes me deseo mucha suerte, me regalo un desayuno y unos dólares para comprar algo de comer. Sentía que mi amiga ahora se estaba convirtiendo en mi madre.
—Agnes— hice que me mirara — se te olvido decirme que olvide ponerme un suerte — mi comentario hizo que ella riera
—Sigue con tus bromas y te quitare tu Xbox—siguió con el juego
—Pero mamá— me burle
Para esto una mujer con un porte imponente muy arreglada con cierto aire de prepotencia paso por el frente nuestro haciéndonos callar de forma inmediata.
—Esa mujer parece de piedra— comente a Agnes
—Admite que es bonita, viste su traje— dijo con emoción —Cuando crezca quiero ser como ella—
Sin decir más me limite a reír y negar pues únicamente le faltaba su traje para ser como aquella mujer.
—Nos veremos a la hora de la salida, pasaras por mi ¿no?— mire a mi Agnes quien meditaba su respuesta
—No lo sé, ya había pagado un mes de transporte escolar—no podía esperar menos de mi pequeña gran amiga
—Chistina—
Deje a mi amiga irse para poder ir a mi nuevo puesto de trabajo. La sensación de temor y las mil y un formas de arruinar mi primer día de trabajo aumentaban así como lo hacían mis niveles de sudoración. El elevador marcaba el sexto piso y era ahí donde me esperaba Anthony.