Creció en un cuarto lleno de paredes,
pero sin abrazos, sin redes.
Un niño con mochila y preguntas,
con el alma entreabierta y difunta.
Papá se fue con promesas al viento,
“Es por ti”, dijo, sin fundamento.
Mamá corría entre turnos y días,
pero nunca escuchaba sus vías.
Los dibujos colgaban del muro,
nadie dijo “¡qué bello!” o “¡te juro
que ese sol lo pintaste tan fuerte!”
Y el silencio fue toda su suerte.
Buscó abrigo en los ojos ajenos,
en amigos, en cuentos pequeños.
Quiso hallar en la escuela un reflejo,
pero el frío seguía en su espejo.
Probó con risas que no eran suyas,
con promesas vacías y brujas.
Probó en besos que no lo llenaban,
en abrazos que luego se iban, callaban.
Gritó fuerte en la red, en la calle,
intentando que alguien lo halle.
Se llenó de canciones ajenas,
de poemas que hablaban sus penas.
Probó en humo, en ruido, en la fiesta,
en la noche que nunca se resta.
Pero al final, tras cada desvelo,
sólo estaba su sombra en el suelo.
Un día, cansado del hueco constante,
se miró al espejo vacilante.
"¿Y si en vez de buscar por el mundo,
me busco por dentro, bien profundo?"
Cerró los ojos, abrazó al niño
que lloraba sin voz, sin cariño.
Le dijo: “Perdona si te he ignorado,
si busqué donde no me han amado.”
“Papá se fue, mamá está perdida,
pero aún queda tu propia vida.
No eres menos por su distancia,
puedes ser paz, puedes ser constancia.”
Y entonces, por primera vez, rió
no por alguien… rió porque él lo sintió.
Porque entendió, sin pedir permiso,
que crecer es andar por su propio piso.
Ya no busca llenar ese hueco
con lo ajeno, con lo seco.
Ahora escribe, respira, perdona…
y la ausencia ya no lo corona.
Perfecto. Aquí te dejo la reflexión final del joven como un cierre del poema, escrita también en verso y con rima, a modo de epílogo íntimo y maduro. Se puede añadir al final del poema anterior o presentarse como un fragmento independiente:
Reflexión del joven
"Entendí que no todo se llena,
que hay vacíos que enseñan con pena.
Que el amor que no tuve de niño
me tocaba buscarlo en mi propio camino.
No soy menos por no haber tenido
unos padres presentes, un nido.
Soy lo que el dolor me enseñó,
soy quien con grietas también se formó.
No busco culpables, ya no.
Tampoco me oculto en el no.
Hoy abrazo lo que soy, sin disfraz,
y por fin, encontré algo de paz.
Aprendí que el amor más sincero
es mirarme al espejo y ser verdadero.
Que el consuelo que tanto busqué
nació el día en que yo me escuché."
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Editado: 03.06.2025