Me despierto en una silla con las manos, los pies y la boca atados, estoy un poco aturdida, y mareada, pero logro distinguir cerca mío una persona toda vestida de negro y con una capucha con la cual no se puede ver su rostro
Obviamente tiene que ser la persona que mató a mi mamá que ahora quiere venir por mí, la persona que en estos días me está amenazando con las cartas y el mismo que acaba de dejarme un mensaje en frente de las escaleras
—La bella durmiente se despertó—Dice el hombre poniéndose frente mío mientras agarra la jeringa en la mano y me la pone delante de mi cara para que pueda verla mejor—Mira que linda esta jeringa, una porción más de esto y te mueres lentamente como hizo tu madre, que lindo, madre e hija en el paraíso, o quizás en algún otro lugar, ya que ambas no fueron angelitos en esta vida—Me dice con un odio en su voz que nunca había escuchado en nadie
Trato de desatarme, pero me ató muy fuerte y me siento demasiado débil como para tratar de liberarme, él me libera la boca para que yo pueda hablar
—Que es lo que me inyectaste hijo de p*uta—Le digo con una voz que no reconozco en mí, y mientras lo hago me duele todo el cuerpo, pero trato de mirarlo a los ojos para ver si por lo menos puedo distinguir el color de sus ojos y su mirada
—No cariño, no vamos a lograr nada si me tratas mal, tú mamá me debía algo muy grande sabes, y yo le di muchas oportunidades, ella hubiera podido decirme toda la verdad desde un principio pero nunca lo hizo, no aprovechó las oportunidades que tuvo en estos años, entonces tuve que matarla, no sabes cuanto sufrió ese día pobrecita, parecía un cachorro que se muere de hambre por la calle y nadie hace nada, yo la miraba así, como la gente mala que ve los animales muriéndose y sufriendo y no hacen nada—Me dice con una voz muy fastidiosa y en ese preciso instante siento por primera vez las ganas de hacer algo que nunca tendría que hacer a una persona
Mientras dice esas cosas en mi nace una rabia tan grande que si tuviera el arma cerca mío lo mataría sin pensarlo dos veces, pero ahora que soy policía tengo que pensar un poco antes de cometer una locura
—Te vas a arrepentir de todo lo que hiciste, verás qué vas a terminar en un calabozo comiendo pan y agua por el resto de tus días, enfermo mental, ¿qué mierda ganas matando gente? ¿De qué te sirve si no vamos a estar más? al final no vas a recibir lo que mi mamá te debía, ¿Sabes que esta casa está llena de cámaras de seguridad y que en cualquier momento va a llegar la policía? si yo estuviera en tu lugar me escaparía —Digo mientras trato de acordarme lo que me enseñaron en un curso, una vez nos ataron para ver si podíamos lograr escapar de un supuesto secuestro y nos enseñaron algunas tácticas que me parece que ahora me veo obligada en poner en práctica por primera vez, aunque si me siento débil por lo que me inyectó, no voy a rendirme, nunca hay que rendirse aunque si estamos al borde de la muerte y parece que no vamos a lograr escapar o a quedarnos en vida, siempre hay alguna posibilidad, solo hay que saber las técnicas y sobre todo no dejarse controlar por las emociones negativas, que siempre nos hacen más débiles, la cabeza nunca tiene que tener el control de tus emociones cuando estás en una situación de peligro, porque si son feas no te dejan pensar y en consecuencia no puedes sobrevivir, la mente a veces puede ser nuestro peor enemigo
—Yo no sé si sabes, pero no soy un estúpido, antes de entrar aquí en estos días contraté a un hacker que pudo interferir en tus cámaras de seguridad, así que en la comisaría van a ver siempre la misma imagen sin movimientos raros, ahora que lo pienso, siento mucho lo de tu papá—Me dice cambiando de discurso
—De qué estás hablando si yo no tengo padre—Le digo mientras casi logro desatarme las manos detrás de la silla
—Sé muy bien que sabes quién es, la carta que te dejó tu mamá la escribió ella, pero yo le dije lo que tenía que escribir, así que cuidado que yo sé más cosas de tu vida que tu misma, no me desafíes porque la puedes pasar muy mal—Me dice
—Dime que quieres y deja de hacer todo este circo para nada, yo te voy a dar lo que mi mamá no pudo darte, pero deja de hacerte el criminal que ya hay bastantes en este mundo—Le digo enojada
—¿A ti te parece que me gusta hacer esto? Digamos que un poco me divierte, pero yo solo quiero que me des lo que tu mamá me debe hace muchos años, aunque si no es algo que tú me puedas dar, porque las emociones no se pueden transmitir—Me dice y yo no entiendo a qué se refiere, intuyo que no es plata, porque si no ya me la hubiera pedido desde un principio, esto es muy raro, pero si da vuelta al asunto sin llegar a lo que quiere realmente no vamos a terminar nunca con esto
—Decime que es y arreglamos esto de una manera civilizada sin que nadie salga lastimado, deja de dar vueltas y habla, todo se resuelve hablando, la gente civilizada resuelve sus problemas así, sin dejar que el enojo gane—Le digo tratando de convencerlo en decirme todo de una vez por todas
—No te puedo decir que es, mi jefe no me lo permite, solo quiere verte sufrir como tu mamá lo hizo sufrir a él en estos años—Me dice, aunque si yo no le creo nada, se inventa que tiene un jefe y que lo manipula solo para que yo me despiste y me confunda aún más
Veo que no quiere colaborar, todos los delincuentes se creen capaces de poder con todo
Por fin logro desatarme las manos y en este preciso momento podría empezar a pegarlo y a golpearle la cabeza contra las escaleras que hay detrás de él, pero va a ser la solución más sencilla, antes tengo que descubrir que es lo que quiere y quien es su jefe, si es que tiene de verdad, para poder dar un paso adelante con la investigación, sino vamos a estar como antes sin nada resuelto.