Ady El protector

El protector

La oscuridad abraza a una pequeña figura mientras sus pasos resuenan sobre unas piedrecillas irregulares. Su caminar es lento puesto que ha corrido durante un largo trayecto, a pesar de que se encuentra a ciegas en ese obscuro paraje, aún puede escuchar unas guturales voces que claman su nombre.

 

La pequeña niña avanza lentamente con el corazón hasta las sienes, ese latir tan feroz no le permite recordar cómo ha llegado a ese siniestro lugar, mientras una corriente fría atraviesa sus pequeños huesos. A pesar de que el viento ya no se escucha, ella siente como la helada brisa se clava violentamente sobre su rosada piel.

 

Ella tiembla de miedo puesto que los susurros continúan buscándola, mientras su compañero de viaje la intenta relajar con el suave roce que produce su roído pelaje. Ady se aferra a ella, abrazándose a su pecho e intentándola tranquilizar con su suave voz.
 

–¿Por qué estoy aquí, Ady? –Pregunta la niña a su suave peluche.

 

El deslavado compañero le suplica que avance rápidamente para huir de aquellas criaturas que habitan la obscuridad, pero sus pequeñas piernas ya no responden. En ese instante siente como unas enormes garras acarician su cabello, de la cabeza hasta las largas puntas castañas, incitándola a voltear para enfrentar a su perseguidor.

 

Un escalofrío baja por su espalda haciendo que su pequeño cuerpo se congele, mientras los susurros se acercan cada vez más rápido hacia a ella y la criatura que está detrás jala suavemente su ondulado cabello. Sus lágrimas caen por sus mejillas, sus fuerzas se agotan y sus piernas se quedan rígidas presintiendo que ya no habrá ninguna escapatoria en cuanto los murmullos lleguen hasta ella.

 

Su piel se eriza con la helada corriente, entretanto un vago recuerdo se agita en su mente: un hombre de ojos castaño grita su nombre mientras le señala una hermosa casa. El ambiente de su recuerdo es tan cálido que la hace rememorar aquellos días de verano en los que el sol y la brisa del mar acariciaban sus sentidos y, Ady volaba de sus abrazos al cielo para volver con ella y abrazarla fuertemente.

 

Con ese recuerdo en mente, el pequeño oso de peluche se libera de sus brazos y salta hasta su mano para halar de ella y alejarla de la criatura que aferra su largo cabello. Las lágrimas continúan en las mejillas de la pequeña, mientras tanto el peluche le ruega que no voltee a ver a esa horrenda criatura, la cual se arrastra sobre la helada brisa.

 

La niña corre detrás de su desgastado compañero a pesar de que sus pasos son pesados. El pequeño Ady jala a su pequeña amiga, mientras la niña vuelve a escuchar la voz de aquel hombre de ojos castaños, quien le suplica que no haga caso a las voces que claman su nombre y continúe su caminar sin mirar atrás.

 

Siguiendo aquella cálida voz varonil, la niña avanza con dificultad hasta que logra ver un halo de luz en el horizonte. Su oso de peluche la incita a correr hasta aquella luz que se asemeja a la rendija de una puerta abierta. Al ver aquella luminosa salida sus pasos retoman la fuerza para correr y entrar en ella, mientras las garras de la criatura desgarran el aire sin poder atraparla.

 

Con lágrimas corriendo por sus mejillas, la pequeña logra saltar hasta la luminosa entrada, en donde su peluche la vuelve abrazar y ella vuelve a sentir una brisa cálida que le quita todo su temor.


 

Detrás de aquella puerta unos murmullos tristes invaden el recinto, los ahí presentes suplican por el eterno descanso de una pequeña de largo cabello y mejillas rosadas, mientras un hombre de ojos castaños no despega su cansada mirada de un pequeño ataúd blanco. El hombre aferra su mano derecha al inmaculado ataúd, mientras le habla a un desgastado peluche.

 

–Ady, cuida a mi pequeña en donde quiera que esté –Murmura aquel cariñoso padre depositando al pequeño oso dentro del ataúd de su hija.

 

Antes de partir del recinto, el hombre deposita un dulce beso sobre la frente de su pequeña, pensando únicamente en desearle un bello descanso después de luchar contra una terrible enfermedad que la alejo de su lado.



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En el texto hay: cuentocorto, mas alla, espiritualidad

Editado: 18.08.2020

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