Capitulo 1.
El continente Sinawora se divide en cuatro reinos. Al sur, el reino Humano de Sitranoa con su capital Gaezia, se ha convertido en el centro de poder económico del mundo. En una porción del oeste, el reino de Thaldur, conformada con una ramificación de cordilleras dominada por los Enanos. Al norte, separado en parte por un trecho oceanico, se encuentra A'fanore, la reconstruida civilización Elfo. Y por último en el este, los asentamientos Orcos de Guvash, invadiendo parte de los territorios Elfos.
En las profundidades de la tierra, se esconden infinidad de bestias contenidas en lo que eran, antiguas excavaciones mineras, cráteres y catacumbas. Aún no hay información de lo que ocurre en lo más profundo.
El reino de Sitranoa ocupa la mayor parte del continente, y sin lugar a dudas contiene la mayor cantidad de población. Esto incluye Enanos y Elfos, y en menor cantidad algunos Orcos.
El reino de Thaldur, es fuente de recursos minerales. Está cordillera está atravesada por interminables túneles para la extracción de metales y piedras preciosas.
El reino de A'fanore, es lo que ha quedado del antiguo imperio Elfo que alguna vez dominó el mundo. La ciudad principal fue reconstruida después de la gran invasión, sus grandes avances en tecnologías mágicas lamentablemente se encuentran perdidas para siempre.
El reino Orco de Guvash ha invadido las ruinas de las ciudades Elfo apoderándose de gran parte de sus tierras. Esta raza aún conserva antiguas costumbres y religiones tribales. Los sacrificios de sangre son comunes en su vida cotidiana
En lo profundo de la tierra se encuentran unas criaturas que fueron desterradas de la superficie. Pocos se atreven a hacer incursiones en esas mazmorras en busca de piedras de maná o partes de monstruos para vender a altos precios.
En otra época, el mundo era dominado por el imperio Elfo. Una raza que había logrado desarrollar enormes avances en tecnologías mágicas que hoy están perdidas.
Las razas vivíamos en guerra hasta que un evento lo cambió todo.
Hace 400 años, varios portales aparecieron misteriosamente en diferentes puntos del planeta. De ellos, aparecieron millares de criaturas desconocidas que arrasaron las ciudades, dejando sólo ruinas de ellas.
Las razas del mundo nos vimos forzados a formar una gran alianza. La ciudad de Gaezia se convirtió en La Gran Muralla, centro de poder militar durante la guerra.
Al ver qué la guerra avanzaba en nuestra contra, nuestras Deidades, (de alguna forma, dioses de nuestro mundo) sacrificaron sus vidas para sellar los portales. Las criaturas restantes fueron encontrando refugio en las profundidades de la tierra, dónde todavía continúan estando.
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Punto de vista del paladín Ael.
Mí nombre es Ael de Vizzaro, soy el paladín del reino de Sitranoa. Algo así como un héroe al que todos respetan, o mejor dicho respetaban, hasta el día de hoy. Que puedo decir, los errores de mí vida me han llevado al camino que hoy recorro.
A todo galope huyo por un sendero de tierra a través del Bosque De Los Torcidos, sus tupidos árboles y la oscuridad de la noche no son suficientes para esconderme de mis perseguidores. Trás de mí, queda la ciudad de Gaezia capital de Sitranoa, un lugar al que alguna vez juré defender con mí vida.
En mis manos aún quedan manchas de sangre de aquella mujer a la que ame tanto, que estupido he sido, por mí culpa ella… No puedo pensar en eso ahora, supongo que este es el castigo por mis errores.
Ahora tengo a alguien que me necesita, este pequeño niño que cargo vale más que mí propia vida. No puedo permitir que le pongan las manos encima.
"Corre maldita sea, o nos van a alcanzar". Le grité a mí corcel.
Esta Rastreadora Del Infierno, es una bestia cuadrúpeda con cara alargada y plana en su hocico con dos colmillos entrecruzados sobresaliendo de cada lado, un par de ojos por encima de cada mejilla y otro en su frente. Los mismos hacían juego con las gemas color rubí del peto de mi armadura.
Puedo sentirlos, están cerca, no tardarán en alcanzarnos. Mi Rastreadora está agotada, larga un humo gris con olor a azufre de sus fauces cuando está llegando al límite de sus fuerzas, sus poderosas patas habían soportado tres días de huida, con muy pocas paradas.
A gran velocidad, una bola de energía negra con vetas violetas me pasa rozando la hombrera izquierda, impactando en el suelo con una gran explosión que apenas logré esquivar.
¡¡Es tarde, ya están aquí!! mierd* los Asesinos De Élite del rey aún me siguen, creí que había acabado con todos ellos, no estoy en condiciones para una batalla así. Huir ya no es una opción, tendré que pelear.
Las esferas de energía empezaron a llover por todo el campo, cada vez se acercan más, solo basta que una nos toque, para acabar con nosotros. Una explosión me lanzó una piedra al rostro como un proyectil dándome directo a un lado de la cara haciéndome escupir un chorro de sangre.
"Tranquilo, no llores pequeño, yo me encargaré de todo".
Me invade un sentimiento de desesperación que me indica que no me quedan muchas alternativas. Debo ser más creativo si quiero salvarnos. Puedo darme cuenta que mí poder no será suficiente, estoy acorralado, nunca creí que me llevarían hasta mí límite.