Ael, la profecía de un héroe

Rufol el esclavista. Parte 1

Punto de vista de Vanko.

Estoy de regreso a casa con mí padre caminando por delante de mí. Parece estar muy emocionado por el resultado que tuve en las pruebas. No lo había visto así de emocionado desde aquella vez que un caballero de alto rango le regaló la poderosa hacha de guerra que hoy lleva en sus manos. Gracias a ella puede hacer incursiones en mazmorras de nivel más elevado y así ganar algo más de dinero.

A pesar de que mí padre siempre tiene una sonrisa dibujada en su rostro. Ya no puede ocultar de mí su cansancio y debilidad que le dejó su paso por la mazmorras. Una de las nuevas habilidades que adquirí de Ael, es la capacidad de sentir el poder y nivel de desgaste de las personas, Como así también, poder ocultar mis atributos. Una especialidad que me resulta muy útil para mantener mí identidad en secreto. Ni siquiera mí padre puede detectar más poder del que le permito ver.

En cuanto entrene mis nuevas habilidades, seguramente mí poder aumentará exponencialmente. Muero de ganas por ver qué tan fuerte puedo volverme, pero también debo cuidarme, no solo en como manifiesto el crecimiento injustificado de mí poder sino también en mí forma de hablar y comportarme. Ahora tengo los conocimientos de un adulto experimentado en el cuerpo de un niño.

–Hijo, así que me has estado mintiendo todo este tiempo.–

¿Qué? ¿Cómo se dio cuenta? ¿Acaso sabe lo de Ael?.

"Espera ¿De que hablas?".

–De tu habilidad para activar el escudo, no me habías dicho que ya sabías cómo encenderlo.–

"¡Ha eso!, bueno yo".

–Ya se, querías darme una sorpresa. Se nota que este último mes tu maestro te dio un entrenamiento muy estricto, con el fin de que pudieras aprobar tu examen.–

"Sabes que pocas veces viene un conjurador a tomar examen a un pueblo como este. Cuando mí maestro se enteró que había fecha para las pruebas, no dudó un segundo en inscribirme".

–Y de paso aprovechar la oportunidad para  deshacerse de ti cuanto antes.–

"Lo más probable".

Nos miramos brevemente y comenzamos a reír a carcajadas.

-

"Padre hablando en serio cuéntame, ¿Cómo te ha ido en las mazmorras?. Se te nota en la cara que estás agotado, lo que significa que la incursión fue más peligrosa de lo que esperabas"

–De qué hablas hijo, yo estoy perfecto. Tu padre es muy fuerte, no tienes de qué preocuparte.–

"Deja de alardear, estás tan débil que podría derrotarte de un solo golpe".

–Bueno admito que estoy algo cansado, pero no es para tanto, solo no anticipamos que habría más criaturas de lo calculado, el capitán ordenó avanzar un poco más y así obtener unas ganancias extra, debido a que no habrá incursiones hasta la próxima semana.–

"A mí puedes darme las excusas que quieras, pero cuando mamá vea los moretones que escondes bajo tu ropa…"

–Pero, ¿cómo te diste cuenta de eso?.–

"Lo sospeche por tu forma tan torpe de caminar, y lo confirme con la pregunta que me acabas de hacer".

Mi padre me frota su puño en la cabeza alborotando mí peinado.

–¿Desde cuándo te volviste tan listo muchacho?.–

-

–¡Anders Hansen!, tanto tiempo sin verte.–

Mí padre se sorprende al escuchar su nombre.

–Me he enterado que tu hijo ha superado la prueba del conjurador, dejame felicitarte muchacho.–

Un sujeto muy mal vestido con ropas de apariencia andrajosa, como esas típicas personas a los que la gente llamaría repugnantes, se me acerca como si sus ojos intentarán analizarme. Su sola cercanía me da náuseas.

–Rufol, ¿que quieres aquí?.–

–Solo pasaba por aquí cuando te vi y decidí pasarte a saludar.–

–Ya te lo dije mil veces no me interesa comprar ningún esclavo, sabes que no me gustan esas prácticas.–

¿Quien será este sujeto?, mí padre intenta deshacerse de él lo más rápido posible. Los vendedores de esclavos, no son amigos de nadie, tienen fama de delincuentes y estafadores.

–Vamos hijo, apura el paso, estamos llegando tarde.–

Las habilidades de Ael, me permiten sentir la presencia de algunos magos de bajo nivel escondidos tras los árboles, creo que se preparan para un ataque sorpresa.

–¿A donde vas con tanta prisa? Vamos, tengo un buen negocio para ti.–

–No me interesa.–

–Ha, ¿que sabes? Si ni siquiera te dije de que se trata.–

–Conociendote seguro no es nada bueno.–

Mi padre está muy agotado, no creo que pueda pelear contra todos ellos a la vez. Esto podría ser peligroso.

–Luego de la demostración que hizo tu hijo, podrías aprovechar la oportunidad para ponerle un precio a sus habilidades. Muchos guerreros necesitan escuderos fuertes que los ayuden en las incursiónes. Y por supuesto pueden pagar muy bien. Solo pon un número y verás como tus problemas económicos se solucionan en un parpadeo.–

–¿En serio crees que te voy a vender a mí hijo? ¿Que clase de loco crees que soy?–



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En el texto hay: fantasia, mundo magico, aventura

Editado: 07.06.2023

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