Capitulo 10.
Punto de vista de Vanko.
Mi madre Eyra Hansen, estaba en la cocina preparando algo para mí viaje. El día de hoy tengo que despedirme de mí familia. He sido seleccionado para estudiar por tres años en la ciudad capital de A'fanore.
Por supuesto que a mí madre no le gusta en nada la idea de que me aleje. En principio se resistió rotundamente, parecía que nada la iba a hacer cambiar de parecer.
Pero logré convencerla, cuando le dije que recibiremos una compensación en monedas de plata por adelantado. Con esto sería suficiente para que mí padre no tenga que realizar más incursiones en las mazmorras, en donde todo el tiempo pone en riesgo su vida. Ahora podrá dedicarse a cuidar de los animales del campo y poner de nuevo en marcha la granja.
Es increíble que el Rey elfo Galador en persona fuera quien patrocina mis estudios. Parece que los conocimientos de Ael fueron de mucha ayuda, gracias a eso, fue que pude establecer una conversación tan formal. Hasta me sentí raro cuando comenzamos a hablar de política. Jamás en mí vida había comprendido nada de esos temas tan complejos.
Incluso Yainna se quedó atónita al verme hablar con su padre a un nivel que pocas personas pueden comprender.
Hasta en un momento, el entusiasmo de su padre, me hizo creer que me ofrecería la mano de su hija en matrimonio. Cuando me descuidé, ya estaba llamando a un sirviente para preparar mí traslado a la ciudad capital. Estudios pagos, una habitación privada en el palacio real y hasta un maestro particular que compartiría con Yainna.
En otra oportunidad, mí humildad, me hubiera hecho rechazar todo lo que se me estaba ofreciendo. Pero los conocimientos de Ael parecían morderme desde adentro. Una oportunidad así era única.
Acepté sin muchas vueltas, solo me resistí lo suficiente para no parecer que me estaba aprovechando de su generosa oferta. Aunque si seguía dejando que los conocimientos de Ael manejen la situación, tal vez hasta me hubiera quedado con los pantalones del rey. Enserio que Ael era realmente bueno consiguiendo beneficios de los demás.
No sé qué es lo que el Rey vio en mí, no creo que solo fuera por mí victoria en la prueba del conjurador, o por mí forma de hablar. Acaso será que tiene una idea de quién soy, no creo que sea posible. Solo mí maestro sabe la verdad y no creo que de su boca salga una sola palabra.
Mi padre Anders Hansen estaba preparando unas alforjas con ropa y otros elementos necesarios en mí nuevo corcel. Una increíble bestia conocida como Rastreadora del infierno, a pesar de su aterradora apariencia, era muy adorable. Mí maestro Cerberus me lo trajo de inmediato al enterarse de que me marchaba. Me dijo que fue fiel compañero de Ael, obviamente no podía decírselo a nadie, así que le dije a mí familia que fue un regalo de mí maestro.
Si bien ya habían pasado diez años de la muerte de Ael (mí verdadero padre), Cerberus me advirtió que tuviera cuidado. Nadie recordaría al corcel, ya que es una bestia común, hay cientos de ellas por todas partes, y no tiene ninguna marca que la diferencie de las demás. Pero el escudo y la espada eran un tesoro. Armas únicas, diseñadas exclusivamente para él, alguien todavía podría llegar a reconocerlas.
Por eso, me regaló un brazalete mágico, el cual posee unas piedras que al imbuir magia en ella pueden absorber objetos. Solo tiene cinco piedras, lo que significa que solo puede albergar cinco elementos. Los mismos no pueden ser seres vivos. Algo particular en este brazalete, es que está protegido con magia. Si alguien que no sea yo intenta usarlo, se convertiría en piedra.
Este artilugio me será de mucha ayuda, para esconder mis armas y evitar que alguien sospeche que soy hijo de Ael.
Mí madre parece haber preparado comida para todo un año. Ella es excelente en la cocina, aunque siempre fue pésima en el uso de la magia. Es muy raro verla usando magia, dice que la cansa mucho.
Una vez caí de un árbol y me fracture la muñeca, ella usó magia para aliviar mí dolor, fue una sensación muy agradable, poco a poco mí herida se curo. Pero mí madre se desmayó al terminar el hechizo. El esfuerzo había sido demasiado.
Mí maestro me advirtió sobre esto. Todos los seres que tengan alma pueden usar magia. Pero no todos pueden aprovecharla sin tener consecuencias, se requiere años de entrenamiento para poder hacer uso de ella.
Un mago debe ir fortaleciendo su alma para poder aprovechar la magia que existe en el mundo. Nuestros cuerpos funcionan como una refinería dónde la magia cobra forma y se convierte en algo útil. Si no preparas tu cuerpo de una manera adecuada, la magia contamina tu cuerpo como un veneno. Incluso podría consumir tu energía vital lo que acortaría tu vida de manera considerable.
Por eso a los estudiantes no se les permite usar magia hasta que no logran abrir las puertas de su alma. Para cada tipo de magia se requiere abrir una de estas puertas. Por ejemplo, si yo quisiera usar magia de fuego, tendría que abrir esa puerta elemental para poder hacerlo.
Si todavía no abriste ninguna puerta, puedes usar los emblemas como sustituto. Los de defensa son los más comunes para los estudiantes. Cuando Ael tomó prestado mí cuerpo, fortaleció mí emblema de defensa para poder usar el Escudo Del Emperador y así acabar con ese dragón.