Punto de vista de Cerberus.
El progreso de Vanko es impresionante, no cabe la menor duda que es un prodigio cómo su padre. En poco tiempo ha dominado una técnica para hacer fluir su maná a gran velocidad y sin necesidad de meditar. Incluso ahora que está entrenando, su maná recorre su cuerpo a un ritmo similar a la sangre, como si tuviera un corazón bombeando sin parar.
"Creo que ya estás listo, comienza a abrir la puerta del elemento agua, solo haz fluir el maná a través de ella. Recuerda que estás puertas son sellos naturales para limitar tu magia. No debes intentar destruirlas, sólo intenta abrirlas haciendo pasar maná a través de ellas, hasta que puedan quedar abiertas por si solas".
Vanko se sienta en el suelo con las piernas cruzadas a lo indio y con sus ojos cerrados comienza a concentrarse, el viento fluye haciendo que su cabello acaricie su rostro. Levanta su mano derecha a la altura de su esternón haciendo tocar su dedo mayor con el pulgar y con su mano izquierda, a la misma altura pero con su palma abierta hacia la derecha.
–Creo que ya lo comprendo, es cómo esculpir un camino donde el maná pueda salir y a su vez creo una especie de embudo para evitar el desgaste innecesario.–
Esa mirada llena de confianza me hace acordar tanto a él, ¿que está pensando hacer?. Su maná fluye cada vez más rápido, su poder es cada vez mayor.
"Si, eso es. Continua, ya casi lo tienes"
El aire se arremolina a su alrededor, es como si el aire saliera de su propio cuerpo, una estela de poder lo ilumina haciéndolo brillar como a un ser celestial, el suelo parece vibrar como si la tierra misma quisiera cobrar vida.
"Controlarlo, no dejes que te domine".
El suelo está temblando todavía más fuerte, las aves huyen como si se avecinaba algún peligro. Fuego! lo sabía, abrirá primero la puerta de fuego al igual que lo hizo Ael.
La estela de luz se convierte en llamas a su alrededor, el viento empuja a las flamas lejos de su cuerpo, el suelo se raja desde sus pies.
"Es suficiente, ya lograste abrir la puerta de fuego, solo concéntrate para mantenerla abierta".
–Aun no termino, todavía me falta abrir una puerta.–
"¿Que? ¿A qué te refieres?".
Su poder aumenta todavía más el fuego se hace más intenso, el viento se convierte en un torbellino que se extiende hacia el cielo llevándose con él, el fuego rojo. Del suelo surgen espinas hechas de roca que surgen al azar.
"¡Si una de esas agujas toca mí capa, juro que te asesino mocoso!"
–Cierra la boca , me distraes.–
Me dijo que me callara. Como se atreve, acaso no sabe con quién habla. Voy a aplastarlo como a una cucaracha, herviré sus tripas y me comeré su cabe…
"He, ¿Que es eso?".
Todo se detiene, el fuego se ha apagado, el torbellino, no es más que una brisa. Las espinas que salieron del suelo se retraen hasta desaparecer. Todo vuelve a estar calmado, como si nada hubiera pasado.
"¿Te detuviste para disculparte? Por tu bien espero que así sea…"
Mientras en mí mente pensaba en el castigo tortuoso que le daría, los ojos dorados de Vanko se abren con firmeza, baja sus brazos y abre las palmas hacie el suelo.
"Ya es suficiente entrenamiento por el momento, no te esfuerces de mas".
El aire se siente distinto, partículas de agua empiezan a flotar a nuestro alrededor, el ambiente se torna húmedo a pesar del sol que quema mis orejas caninas.
Las gotas se reúnen y forman un fino anillo de agua a su alrededor. Más gotas siguen apareciendo y se van sumando, engrosandolo cada vez más. El anillo se convierte en una espiral o más bien una serpiente. Una serpiente totalmente hecha de agua que se mueve a su voluntad a su alrededor. Sus brazos se mueven titireteando los movimientos de la figura.
"Lo has logrado, has habierto la puerta elemental del agua".
–No, no es así.–
Una serpiente de rocas crece del suelo seguida de otra que brota del mismo aire como si estuviera hecha de puro vapor y a sus espaldas sale un remolino de fuego completando la apertura de las cuatro puertas elementales.
"Nada mal mocoso, nada mal. Abriste las puertas elementales todas al mismo tiempo".
–Que mal, aun me llevará tiempo poder mantenerlas abiertas. Solo pude abrirlas unos segundos y luego volvieron a cerrarse.–
"¿Por qué no abriste solo una?".
Se lleva las manos a la nuca y me mira con una sonrisa en su rostro.
–Porque así no podría presumirlo.–
La cabeza de Vanko inmediatamente queda en el suelo bajo mí pie perruno.
"Eres demasiado joven para pecar de arrogancia".
–lo si-en-to maestro. No quise…–
"Empieza a contar, quiero cien flexiones ahora mismo".
–Uno, dos, tres…..–
Es increíble, su velocidad para aprender no para de sorprenderme. Siento que estoy creando un monstruo.