Ael, la profecía de un héroe

La cruda verdad.

Punto de vista de Vanko.

Hace mucho calor el día de hoy y hay muchos jóvenes esperando para inscribirse como escuderos, parece que la fila avanza demasiado lento. Muchos parecen venir de familias muy humildes, sus caras de descontento demuestran que no todos están aquí por voluntad propia, más bien parece que no tienen opción. La peste ha dejado a muchas familias en la ruina, no dejándoles otra opción que salir a ganarse el plato a riesgo de perder su propia vida.

En una carreta adaptada como una jaula, hay al menos veinte humanos con grilletes en sus cuellos, parecen todos muy jóvenes. Estos esclavos serán enviados primero para activar las trampas que puedan tener las mazmorras. Solo son carne de cañón, pocos tienen el poder para defenderse de las criaturas de las profundidades.

Varios guerreros con placas doradas en sus cuellos se reúnen alrededor para participar de la subasta. Estás placas indican que son de clase A, mientras que las plateadas son de clase B y las de cobre son de clase C. Cada una posee grabadas en ella de una a tres estrellas, las mismas indican tu nivel.

Los escuderos, en cambio, usan un brazalete de cuero con su nombre grabado en él y una tacha de hierro al principio y final del nombre.

La subasta parece haber comenzado, un caballero ofreció cinco monedas de plata por los dos primeros esclavos. Parece estar alegre por la compra, les quitan los grilletes y les colocan unos collares. Al momento que el collar toca su piel, parece liberar una especie de maldición. Sus ojos ahora parecen sin vida, como si les hubieran sacado el alma.

–Se lo que piensas, es horrible lo que les hacen. Esos collares matan la voluntad de una persona, se vuelven totalmente dóciles a las órdenes de sus amos, ni siquiera a los animales se los trata así.–

"Sheila, ellos morirán ¿verdad?"

–Los esclavos son una inversión costosa, no es que los enviarán directo a morir, pero si alguien necesita sacrificarlos para salvar su vida, lo hará sin ninguna duda.–

"¿Nosotros usaremos esclavos?"

–Es muy probable, pero eso dependerá del líder de equipo. Vamos, la fila está avanzando.–

"Parece que solo dejan entrar a uno a la vez, no podré ver qué hicieron los demás, esperaba poder ver a alguien hacer la prueba antes que yo, así al menos tendría una idea de lo que me espera".

–No te preocupes, estoy muy segura que eres lo bastante fuerte como para ser aceptado.–

Ese niño que acaba de  ingresar se veía bastante fuerte, diría que tenía unos quince años de edad. Me pregunto si no seré demasiado joven para esto, tal vez solo me rechacen por mí edad. Ya me los imagino, -/ese niño tonto quiere ser aventurero ja, largo de aquí mocoso seguro te harás en los pantalones apenas empiece la prueba/-

Ah, debo dejar de mortificarme, además ya estoy aquí, no pienso retractarme sin al menos intentarlo.

–¡Largo de aquí mocoso! Acaso crees que dejaré que un inútil con tu sea aventurero, no durarías un minuto ahí abajo. ¡Vete!–

Un escalofrío recorrió mí cuerpo petrificandome en el lugar. Ese muchacho que se veía tan fuerte fue echado literalmente a patadas. El hombre gordo y pelado grita a viva voz.

–¡El que sigue!–

Una chica de unos veinte años es la siguiente, por su vestimenta parece que es una soldado. Ella entra algo temerosa, parece que perdió la confianza que tenía hace un momento.

Al rato sale, su cara de preocupación aún persistía, parece que no le ha ido bien. Ella levanta su puño al aire mostrando un brazalete de cuero con su nombre grabado en él, su rostro consume una muesca de felicidad.

–¡El que sigue!–

Un hombre de apariencia muy ruda, desenfunda su espada y se prepara para entrar.

–No, tu no. Quiero al mocoso del fondo. Sí, ese que tiene cara de imbécil, ven aquí.–

"¿Me está hablando a mí?"

–¿Acaso vez a alguien más con cara de imbécil?.–

"Creí que iban por orden".

–¿Acaso me vas a decir cómo hacer mí trabajo?–

"He, no señor".

–Entonces mueve tus piernitas de nena ahí adentro, qué estás esperando.–

Me acerque corriendo a la puerta con la vista de todos mirándome con odio, como si yo tuviera la culpa que me hicieran pasar primero.

–Si mueres ahí dentro tiraré tu cuerpo a los cerdos.–

Este sujeto está demente, antes de dejarme pasar, escupe en el suelo frente a mí.

–Conozco a los de tu tipo, esa vestimenta y dos guerreras elfo acompañándote, seguro eres un niñito rico que viene a presumir su buena fortuna ante los plebeyos.–

¡Oh!, así que era por eso. Pase delante de él sin prestarle demasiada atención, debo concentrarme en mí objetivo.

Entró por un pasillo muy estrecho, un hombre me esperaba al final del mismo.

–¿Nombre?.–

"He, ¿mí nombre?"

–Si, tu nombre. ¿Acaso no sabes cómo te llamas?–

"Vanko, mí nombre es …"

–Si, si. Ya te escuché la primera vez, no quiero escuchar ese nombre horrendo de nuevo. Adelante, ingresa a la arena.–



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En el texto hay: fantasia, mundo magico, aventura

Editado: 07.06.2023

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