Punto de vista de Yainna.
Mis ojos se abren lentamente, todo mí cuerpo me duele, mí cuello aún tiene la sensación del estrangulamiento. ¿Qué clase de maestro manda a sus discípulos a la enfermería en su primera clase?
Alguien golpea la puerta, ¿Quién será?
–Princesa, le traje su almuerzo.–
"¿Almuerzo? ¿De qué hablas Caera?"
–Ya es el medio día, has estado inconsciente algunas horas.–
"Ese sujeto está realmente loco, casi acaba conmigo".
–Sabes, las criaturas a las que se enfrenta Vanko en las mazmorras son mucho más letales que esos tentáculos. Si quieres estar a su nivel debes subir el riesgo lo más posible.–
"Supongo que eso es verdad, pero no aprenderé nada si solo me ataca hasta desmayarme"
–Creo que tu problema es que no entendiste de que se trata la práctica, permíteme darte una pequeña ayuda. Durante tu pelea con Zaphiro, ¿Qué fue lo que aprendiste?.–
"Que no debería subestimar a un ebrio".
–Creo que esto será más complicado de lo que creí. Digámoslo de otra manera, no notaste algo raro en su magia.–
"Bueno, es claro que es un invocador, pero tiene algo peculiar. El no invocó a una criatura, solo aparecieron los tentáculos de alguna bestia marina o algo así".
–Excelente princesa, por fin estamos avanzando. Tu maestro es capaz de invocar solo las partes necesarias de una criatura y utilizarlas como armas.–
"Pero eso es algo que me di cuenta de inmediato. ¿Eso de que me sirve?"
–Presta atención. Cuando un invocador llama a una criatura, esta pelea por él, usando su propia conciencia. Pero en el caso de Zaphiro, eso es muy distinto, las partes de las criaturas que invoca lo obedecen cómo si fueran una extensión de su propio cuerpo.–
"Eso es verdad, no lo había notado".
–Sabiendo esto, debes desarrollar una estrategia para vencerlo.–
"Pero ¿Cómo haré eso?. Él me atacó sin que yo estuviera preparada. No tenía mí arco y mis ropas no eran apropiadas para pelear".
–Las peleas no tienen porqué ser justas princesa. Cómo soldado he estado en batallas reales y te aseguro que tu oponente aprovechará cualquier debilidad para acabar contigo.
Hay veces que me han atacado cuando dormía, otras veces mientras me bañaba en un río o incluso cuando comía o tenía que hacer mis necesidades.–
"¿En serio?".
–La vida de un soldado no es fácil, la muerte acecha a cada segundo, no importa que tan bien preparada estés. Lo único que puedes hacer, es reducir las posibilidades de que te maten y eso solo se logra con entrenamiento constante.–
"Ese es el sentido de este entrenamiento, aprender cuales son mis fortalezas y debilidades y las de mí enemigo".
–Veo que lo empiezas a entender. Ahora dime, con lo que has aprendido qué estrategia podrías usar contra él.–
"Bien, sabemos que es capaz de invocar esos tentáculos no solo desde el piso, sino desde cualquier ángulo y que además puede moverlos a voluntad. También he visto que necesita apuntar su báculo a dónde quiere que estos aparezcan".
–Excelente, eso significa que puedes anticipar sus ataques.–
"Pero eso no bastará para poder derrotarlo. Debo encontrar la manera de detener su ataque, tal vez pueda arrebatarle su báculo".
–¿No crees que él esperaría algo así?–
"Si es verdad, eso me limita a tener que encontrar una manera de detener su ataque, pero no se me ocurre nada".
–Mientras piensas en eso, será mejor que comas algo, el maestro quiere retomar con el entrenamiento de inmediato.–
"Esta bien, pero está vez iré preparada, no volverá a tomarme por sorpresa".
–Por cierto princesa, será mejor que apliques frío para borrar las marcas.–
"¿Qué? ¿Cuáles marcas?"
–Ho, así que todavía no lo notaste. Los tentáculos tenían ventosas muy poderosas, hubo que hacer bastante fuerza para retirartelas.–
Me levanté de un salto y corrí al espejo más cercano. Creo que mí grito al ver todos los moretones redondos por todo mí cuerpo se deben haber escuchado por todo el reino.
"¡Voy a hacer pedazos a ese elfo!, Destruiré cada uno de sus huesos y le meteré su báculo en el…(Interrumpe)"
–Princesa, por favor. No me hagas perder la imagen que tengo de ti. Una dulce niña como tu no debería…(Interrumpe)–
(Señalandola).
"No te atrevas a terminar esa frase. Estos moretones tardarán días en desaparecer".
–No te pongas así, casi ni se notan.–
(Con ojos llorosos y voz desahuciada).
"¿Qué dices? Hasta un ciego podría verlos"
–Que niña tan vanidosa.
Será mejor que te prepares bien para el próximo encuentro, no querrás que te vuelva a atrapar con los tentaculos.–
"¡Eso no volverá a pasar! Solo me agarró desprevenida".