Punto de vista de Vanko.
Mis ojos se abren lentamente, mí vista borrosa empieza a centrar la imagen de un Chalenco, aferrado al techo de rocas, con sus ojos fijos en mí.
Me encuentro recostado sobre una manta con mí cuerpo totalmente desgastado por el esfuerzo, pero el hecho de seguir respirando, significa que mí escudo resistió hasta lo último. Realmente creí que no sobreviviríamos, tuve que absorber el maná de todos para lograr un escudo lo suficientemente poderoso y duradero para resistir a semejante poder.
Volteo mí cabeza hacia mí hombro derecho para hacer una primera visualización de mí alrededor. Veo algunas siluetas humanas, mí visión aún no se recupera por completo, por más que me esfuerzo apenas puedo distinguirlas.
Giro mí cabeza al lado opuesto, para ver un bulto de pelo celeste. Sin duda es Sheila, ella está acostada a mí lado con un paño en la cabeza, parece que tiene fiebre.
Pobre, ella recibió la peor parte, mí emblema de absorción de poder es un arma verdaderamente aterradora, tanto para mis enemigos, como para mis amigos.
¿Cómo fue posible que esa misteriosa mujer supiera de mí emblema? Incluso sabía exactamente la distancia de alcance que tenía.
Lo más extraño, ¿Cómo sabe mí secreto? Hasta ahora, solo Cerberus y yo conocíamos la verdad sobre mí padre de sangre.
Intenté incorporarme lentamente, la cabeza me da vueltas y tengo náuseas, la sensación es horrible. Me hace acordar a esa vez que tome un trago de ese licor que mí padre me había prohibido tocar.
Al levantarme, la voz de Albion es la primera en llegar a mis oídos.
–Por fin te levantas muchacho, has estado inconsciente todo el día.–
Las náuseas me superan y termino vomitando a los pocos pasos. Astrix no puede evitar hacer un comentario a modo de burla.
–Por los dioses, ese lugar era para mí cama muchacho.–
(Voz nauseabunda)
"Créeme cuando te digo que no te conviene ponerla ahí".
Todos comienzan a reírse.
"¿Cómo está Sheila?"
–Como la ves muchacho, con algo de fiebre. Pero Persia dice que estará bien.–
"Me alegro, por un momento creí que no resistiría".
–Lo que hiciste ahí atrás fue increíble, no tenía idea de que tenías semejante poder mágico. Si no fuera por tu escudo estaríamos rostizados.–
"No me des todo el crédito. Ese escudo estaba formado por el poder de todos ustedes".
Ko-en-li se adelanta a hablar.
–Usaste una habilidad para robarnos nuestro poder mágico, por eso es que tu amiga quedó en ese estado tan deplorable.–
"Ella ya estaba muy débil, en cuanto su maná se agotó, mí técnica empezó a quitarle fuerza vital. Lamentablemente no puedo seleccionar a quien le quito poder. Esa es la debilidad de mí técnica".
Astrix responde con voz amenazante.
–¡Es tu amiga y aún así arriesgaste su vida!, ¿Acaso estás loco?.–
El líder lo sujeta del hombro deteniendo su avance.
–Tú mismo lo dijiste, sin ese escudo estaríamos todos muertos. Solo eligió el mal menor. Yo hubiera hecho lo mismo.–
Contra un costado, a lo lejos de la luz de las antorchas, se encontraba aquella mujer con su rostro aún cubierto con esa máscara blanca.
"¿Quién es la mujer? ¿Es amiga suya?"
Todos se miran con extrañeza, como si hubiera dicho algo malo. Yrila se cruza de brazos y me pregunta.
–¿Esperábamos que tú nos respondieras a esa pregunta?, La chica parecía conocerte, incluso hasta sabe tu nombre.–
"¿No han hablado con ella todavía?".
–Dijo que quería esperar a salir de aquí primero, parece que le gusta mantener el misterio.–
Astrix acaricia sus falcatas.
–Yo digo que habría que obligarla a hablar, no podemos continuar el camino con alguien así. Podría estar tendiendonos una trampa, o algo.–
El líder lo detiene con un gesto de su mano.
–Sin ella, ya estaríamos muertos. Si no quiere decirnos quién es, respetaré su decisión. Además no estamos en condiciones de seguir peleando. A ninguno de nosotros le queda una gota de maná.–
"¿Por qué no usan los cristales de maná que recolectamos para restaurar sus poderes?"
–Es imposible, ya llevamos demasiado tiempo en la mazmorra, la maldición se hace cada vez más agresiva. Ahora perdemos poder demasiado rápido, sería un desperdicio usar los cristales. Además ya ha comenzado a drenar nuestra fuerza vital, tenemos que apurarnos a salir de aquí o tu amiga Sheila no sobrevivirá.–
"Claro, la maldición la está matando".
Me acerqué a Sheila y me arrodillé a su lado.
"Perdoname por demorarme tanto".
Sujeté su muñeca, cerré mis ojos y pase mí mano para borrar con toda facilidad la marca de la maldición de ella.
Inmediatamente Sheila dejó un suspiro de alivio, su cuerpo empieza a recuperar fuerzas lentamente.