Capítulo 13: Bajo el Cielo de Aelys**
La luna de Aelys brillaba con una intensidad hipnótica, bañando el paisaje de Iskanara con una luz que parecía sacada de un sueño. Las copas de los árboles se movían suavemente con el viento, sus hojas bioluminiscentes destellando en la oscuridad como pequeñas estrellas. El sonido lejano del mar y el susurro de las criaturas marinas que habitaban las selvas flotantes creaban una atmósfera mística, casi mágica.
Vanya caminaba por uno de los senderos elevados que atravesaban el exuberante bosque. A su alrededor, las plantas brillaban con tonalidades de azul y verde fosforescente, una característica única de la flora de Aelys. Todo en el planeta parecía tener vida propia, como si la misma tierra respirara. Pero a pesar de la belleza del lugar, la mente de Vanya solo podía centrarse en una cosa: Zayren.
Él había estado en sus pensamientos todo el día, y ahora, en esta tranquila noche, se sentía más cerca de él que nunca. Aunque la relación entre los Arthea y los Väelith seguía siendo tensa, había algo en Zayren que la atraía de una manera que no podía ignorar. Y aunque él se mantenía distante, Vanya podía ver más allá de su fachada seria.
A lo lejos, entre las sombras de los árboles bioluminiscentes, vio la figura de Zayren. Estaba parado junto a un arroyo que brillaba con la luz de la luna, sus ojos reflejando la serenidad del lugar. Su cabello, claro como el agua de los manantiales, se movía con la brisa suave que soplaba entre las copas de los árboles. Vanya sintió una ola de calidez en su pecho al verlo.
Zayren levantó la vista cuando escuchó sus pasos. Sus ojos se encontraron en la distancia, y un silencio cómodo se extendió entre ellos. Sin decir una palabra, Vanya caminó hacia él, sintiendo como la energía del entorno se intensificaba con cada paso. El aire estaba cargado de la misma electricidad que sentía cada vez que Zayren estaba cerca.
Cuando llegó a su lado, Zayren no hizo ningún movimiento, pero su presencia era como un imán que la atraía sin esfuerzo. El paisaje a su alrededor parecía desaparecer, y por un momento, Vanya olvidó el mundo entero, concentrándose únicamente en el joven a su lado.
"Vanya", dijo Zayren finalmente, su voz profunda, como el susurro de las olas. "Parece que el océano de Iskanara está más tranquilo esta noche."
Vanya asintió, mirando el agua que fluía suavemente hacia el abismo marino. "Sí, parece que todo está en calma... aunque yo no lo esté", respondió, sin poder evitar una sonrisa tímida.
Zayren la observó con una ligera sonrisa en sus labios. "El océano siempre está en movimiento, aunque no lo veamos. A veces, lo que parece tranquilo es solo una fachada."
Vanya se quedó en silencio por un momento, contemplando la verdad de sus palabras. "Supongo que eso es lo que todos estamos tratando de entender. Lo que está por debajo de la superficie... lo que realmente nos mueve."
"¿Te refieres a los Arthea y los Väelith?", preguntó Zayren con una mirada sutil, pero llena de curiosidad.
Vanya asintió. "A veces parece que todos estamos nadando en la misma dirección, pero sin saber realmente por qué. Las tensiones entre nuestros pueblos... la desconfianza, el miedo... todo eso está ahí, flotando bajo el agua, pero nadie quiere enfrentarlo."
Zayren la miró en silencio, como si estuviera procesando sus palabras. Finalmente, dio un paso hacia ella, acortando la distancia entre ellos. "Tal vez lo que más tememos es lo que nos une, Vanya."
La cercanía de Zayren hizo que Vanya sintiera una oleada de emoción recorrer su cuerpo. El aire alrededor de ellos parecía vibrar con una energía palpable. Miró sus ojos, profundos como los abismos marinos, y algo dentro de ella se derritió.
"¿Y qué es lo que nos une, Zayren?" preguntó, su voz apenas un susurro.
Él no respondió de inmediato. En lugar de eso, alzó la mano y acarició suavemente su mejilla, un gesto tan suave como el agua. Vanya cerró los ojos por un momento, sintiendo la calidez de su toque y el latido de su corazón resonando en su pecho.
"Tal vez es el océano", dijo finalmente, su voz suave pero firme. "Tal vez es el hecho de que, como el agua, todos compartimos algo más profundo. Algo que no podemos ver, pero sí sentir."
Vanya abrió los ojos lentamente, encontrándose cara a cara con Zayren. El silencio entre ellos se estiró, pero no era incómodo. Era un silencio cargado de algo que no necesitaba palabras. La luna brillaba sobre ellos, y todo lo demás desaparecía.
En un impulso que no pudo controlar, Vanya se acercó un poco más, y antes de que pudiera pensarlo, sus labios encontraron los de Zayren en un beso suave y profundo. El mundo alrededor de ellos desapareció, y por un instante, solo existían ellos dos, flotando en un mar de sensaciones.
Cuando se separaron, sus sonrisas eran suaves, llenas de una paz que no habían conocido antes. Zayren la miró con una intensidad que hizo que el corazón de Vanya latiera más rápido.
"No sabía que el océano pudiera ser tan... cálido", susurró Vanya, tocando su rostro con una mano temblorosa.
Zayren sonrió, su rostro iluminado por la luna. "A veces, lo que parece frío, es lo que más calor nos da."
Vanya se quedó allí, perdida en la mirada de Zayren, mientras el viento seguía soplando suavemente entre los árboles. En ese momento, ella supo que, aunque el futuro era incierto, había algo en su conexión que era más fuerte que cualquier miedo o duda. Algo que los unía, más allá de las diferencias que los separaban.
"Solo nosotros", dijo Zayren en voz baja.
"Solo nosotros", repitió Vanya, mientras las estrellas brillaban sobre ellos, testigos de un amor que apenas comenzaba a florecer en el vasto mundo de Aelys.