Alysa.
Todo de repente surgió tan rápido que apenas pude verlo venir. Miré hacia mi izquierda y pude ver a Marc cómo posaba sus labios sobre los de Hailey. Toda la ira acumulada de mi cuerpo se convirtió en ganas de venganza y sobre todo en mucho, pero que mucho odio. ¿Cómo podía estar haciéndome esto? Primero me difamaba y luego se besaba con otras a mis espaldas, ¿por qué estaba saliendo conmigo entonces? ¿Disfrutaba hacerme esto?¿Jugaba conmigo?
Owen estaba justo enfrente de mí mientras se alejaba de mi oreja tras aquel susurro que había conseguido erizarme la piel, con una chispa eléctrica que había recorrido todo en mí en tan solo un simple segundo. Justo en ese mismo instante cuando vi que Marc se había percatado de mi presencia mis ojos se dirigieron hasta los grises de Owen que eran brillantes, tenían el mismísimo destello de la luna en ellos y brillaban de una manera única y peculiar. Estaba confundida, todo había ocurrido en cámara lenta y no sabía qué estaba realmente ocurriendo, no era consciente de ello hasta que Marc segundos atrás me había visto de pie en medio del bosque junto a Owen, ahora que le tenía justo enfrente de mí aquellos ojos grises me estaban tentando. ¿Quería jugar sucio? ¿Darle su merecido?
Entonces ocurrió. Sus labios se encontraron por fin con los míos, esa rabia y ese odio que crecía en mí estaba siendo depositado en aquel beso tremendamente intenso. Fue profundo, Owen me besaba con intensidad y su mano me agarraba con firmeza por la cintura, rozando mi piel de una manera delicada pero con fuerza. Sus labios aún seguían húmedos y sus besos sabían a miel con un toque de picante que los hacía mucho más interesante. Un beso profundo que me había alocado por completo. Me había hecho perder por completo la cordura. Frustración era lo que sentía. Y sentí la suya al contacto de mis labios cuando los mordió suavemente dejando caer un leve suspiro de mi parte. Parecía que por un instante ese odio había desaparecido por completo porque ya había crecido un odio mayor hacia Marc. Sentí cada roce de su mano en mi rostro que lo acariciaba con delicadeza, pero a la vez con firmeza. Y simplemente cuando todo volvió a cobrar sentido me aparté dejando nuestras frentes pegadas y analizando todo lo que había hecho. Mi respiración estaba más que agitada en aquel instante, era incapaz de controlarla.
No conseguía procesar lo que acababa de ocurrir realmente. Cuando mi mirada viajó hasta la fogata pude ver su cara. Totalmente horrorizado. Humillado ante los demás. Y la satisfacción vino hacia mí. Nunca antes me había sentido tan satisfecha de algo así, pero al ver su rostro fue como si encontrase paz mental al instante aunque mi respiración estaba entrecortada por el beso y mi corazón latía tan rápido que pensé que me daría un infarto.
Quería gritar. ¡Te lo mereces cabronazo! Pero me contuve las ganas porque con lo que acababa de ocurrir ya era suficiente para poder decir que había probado su propia medicina.
Se supone que es el karma quien determina cuándo devolver aquello que has hecho mal, pues bueno, yo acababa de actuar de karma para hacerlo instantáneo.
Miré hacia Owen que aún mantenía una sonrisa atenuada pero vacilona y sentí la vergüenza recorrer mi cuerpo en aquel instante, suspiré profundo y abrí los ojos como platos porque todo se estaba desmoronando por completo y no me daba cuenta hasta ese mismo instante en el que me había detenido. ¡Por el amor de dios! ¡Había besado a Owen Walker!
La vergüenza se apoderó de mí por completo y cuando reaccioné dejé atrás al chico de ojos grises mientras me dirigía hacia el puente que había justo por encima del agua del lago. Necesitaba respirar. Me estaba ahogando. Ese puente me recordaba aquellos momentos en los que venir a este lugar era de mis cosas preferidas en este mundo. Mirar el agua desde arriba, en el puente, era una sensación única e increíble. Sobre todo, era el lugar al que siempre recurría para tranquilizarme y dejar pasar el tiempo. Justo como ahora.
Caminé hasta llegar a él y me detuve justo en medio, apoyé mis brazos en las barandillas que estaban heladas y me dediqué a mantener la calma. Había roto una promesa que yo misma me hice hace mucho tiempo. Todo por sed de venganza.
«No quiero volver a ver a Owen, no quiero saber nada de él» Había dicho unos años atrás, cuando toda mi vida comenzó a caerse en pedazos, y ahora nos habíamos besado, ¿qué se supone que estaba haciendo? ¿Qué diría la Alysa de hace unos años? Me sentía completamente estúpida por dejarme manipular por aquel ser, por dejarme llevar de alguna manera y que todo se fuese a la mierda. Todo se estaba cayendo a pedazos. De nuevo.
Suspiré profundamente ante la soledad. Estaba más perdida que nunca y mi vista se fue inevitablemente hasta el cielo. Oscuro y placentero. Lleno de estrellas brillantes y una luna que era preciosa. Un mosaico prácticamente perfecto ante la vista de cualquiera.
—¿Ocurre algo?—una voz reconocida surgió de la oscuridad—pensé que estarías en casa. No sabía que vendrías a la fiesta de la hoguera.
Mi mirada se fue hacia él. No estaba antes cuando eché el vistazo al grupo de la fiesta y me sorprendió verle en aquel instante. ¿Qué estaba haciendo aquí? ¿Acaso conocía a los demás? ¿Eran amigos?
Demasiadas preguntas sin respuestas.
—Supongo que soy lo bastante estúpida como para no haberme quedado allí.
—No digas tonterías—arqueó sus labios con una sonrisa—me alegro de que estés aquí.
—Gracias por... lo de antes—no sabía qué decir. Estaba abrumada, por todo y por nada.
Quedó perplejo. Era normal, le había agradecido ya dos veces, pero no sabía qué decirle realmente, supongo que fue lo primero que se me pasó por la cabeza.
—Ya me las distes.
Mi mirada viajó hasta el agua que había estancada debajo del puente.
—Nunca es suficiente cuando de verdad lo sientes—suspiré hondo, intentando agarrar la mayor cantidad de aire posible—mis pies te lo agradecen. Ha sido un bonito gesto y nadie suele tener ninguno conmigo.