I don't want to see your smile
I want you in the morning.
—"Beige" Yoke Lore.
Alysa.
Era de noche y me encontraba en la cornisa del mirador con mis piernas colgantes mientras observaba el cielo, estaba concentrada en ello. En mi respiración. En mí misma. A veces me olvidaba de ello, de cuidarme, por eso siempre volvía al mismo bucle del que me era imposible salir, supongo que después de tanto tiempo ya era más que una costumbre y venir aquí hacía que esa mala costumbre se disipara al menos por un tiempo.
Siempre solía venir sola, era como mi refugio, un lugar en el que poder estar bien, poder reflexionar y desahogarme si hacía falta. Llorar hasta quedar sin lágrimas y gritar hasta quedar sin voz.
Esta noche era diferente, Owen estaba a mi lado y su presencia me tranquilizaba, aunque había algo que mantenía mi mente inquieta y no sabía el qué, quizás fuera el hecho de volver a ver a Neizan, creo que en ese momento no me afectó tanto como después, cuando llegué a mi casa y me encerré en mi habitación, en ese preciso instante supe que estaba jodida y que aquella noche, aunque tuviera lagunas había tenido un gran impacto en mí. Verle fue como si mi pecho estuviera presionado fuertemente contra algo que me hacía la respiración débil, sobre todo dolía, dolía aquella presión constante que no cesaba y que me agobiaba. Recuerdo perfectamente cuando llegué a mi casa, cuando rompí en llantos de dolor y me froté fuertemente con jabón la mano y la mejilla que había rozado con su mano, era como si necesitara borrarlo, como si el calor de sus dedos siguiera presente en mi piel y hacía que esta ardiera tanto que dolía horrores. Necesitaba simplemente hacerlo desaparecer.
Lo primero que hice cuando supe que necesitaba desahogarme de alguna manera fue llamar a Owen, después de todo en él podía confiar y fue la primera persona en la que pensé tras derrumbarme, con la única que realmente me sentía a gusto. Necesitaba respirar, salir de aquellas cuatro paredes que me estaban consumiendo al completo.
Y allí estábamos, en un completo silencio que no me atrevía a romper de lo placentero que era. Con Owen todo era tan fácil...que vivir a su lado era todo un lujo.
—Vamos Alysa, ¿qué te ocurre?—le miré tratando de no volver a llorar—Sabes que puedes confiar en mí, puedes contarme lo que sea, yo siempre estoy dispuesto a escucharte.
Debatí mentalmente si era una buena idea, en sí había hecho bien en llamarle o no, esta mañana me había mostrado fuerte pero ahora no lo era, creo que nunca lo fui, aunque intentaba aparentar lo contrario. Traté de hablar, juro que lo intenté, pero era como si algo me impidiera hacerlo, así que me concentré en mi respiración como pude, en intentar mantenerme firme y no volver a derrumbarme.
—Por favor Alysa... me está matando lentamente el no saber qué te ocurre y no poder ayudarte.
Cerré mis ojos porque verle me hacía sentir mal, él siempre había sido tan bueno... y yo siempre le había odiado por creer que la muerte de mi madre había sido por su culpa. Me sentía mal conmigo misma por ello, porque a veces me sentía insuficiente a su lado. Él era esa persona maravillosa capaz de arreglar tu vida en un instante, pero yo era de esas que la rompían en un pestañeo.
—No soy capaz de sobrellevar situaciones como esta, es como si me ahogara en un vaso de agua—por fin dije, suspiré y abrí mis ojos para mirarle—creo que ese es mi problema Owen, que no soy capaz de avanzar, que las situaciones me superan y que no soy lo suficientemente fuerte para afrontarlas.
Su mirada era tierna y me gustó que no me mirase como si estuviera loca, porque sabía que me entendía, por eso me atreví a hablar con él libremente de todo, porque siempre supe que ante sus ojos nunca sería un bicho raro. Ante sus ojos era mucho más que eso.
—Eres la persona más fuerte que conozco—aseguró—pero te aferras demasiado al pasado y solo miras el lado negativo de las cosas, necesitas enfocarte en el presente y quedarte con las cosas buenas que no consigues ver porque las malas te han cegado por completo.
—¿Y si en mi vida solo existen las cosas negativas?
Cuando veía un poco de luz en el fondo de una cueva y me acercaba arrastrándome por el suelo mientras dejaba inevitablemente heridas en mis piernas por el esfuerzo, cuando llegaba hasta esa luz me daba cuenta de que era una simple ilusión, porque esa luz no existía en aquella cueva y las esperanzas se iban junto a ella. La luz era una falsa esperanza. ¿Cómo quería que viese la luz si cada vez que intentaba acercarme a ella desaparecía? ¿Cómo quería que tuviera esperanzas cuando después de acabar herida me daba cuenta de que la recompensa era una ilusión y una completa mentira?
—Siempre hay algo positivo que sacar, la vida es una balanza y siempre ocurre algo para estabilizar si hay mucho peso en una sola parte. No siempre puede estar todo el peso en una sola, el tiempo la termina equilibrando tarde o temprano.
—¿Y qué se supone que hay de positivo en la mía?
—Que estoy yo.
Él no dudó. Mi corazón se paralizó al instante y de repente esa presión que apretaba fuertemente mi pecho había disminuido un poco, fue como si la magia de sus palabras llegase mucho más lejos que a mis oídos. Traspasaba las barreras de mi corazón.
—Y te quiero Alysa, incluso con tus espinas...