Aeternum

Capítulo 34

Alysa.

Eran las siete de la mañana, una hora no muy razonable que digamos, aunque convivir con Owen había hecho que me acostumbrara a madrugar—seguía costándome no lo voy a negar—, esta vez estábamos de camino a algún otro lugar, habíamos dejado atrás Sídney para seguir con nuestra ruta. El tiempo en la caravana se me hacía ameno, siempre acabábamos cantando cualquier tipo de canción que estuviera sonando en la radio, en aquel momento había dejado de sonar "Feel something" Owen estaba terminando de fumarse uno de sus cigarros. Y yo me detuve a observarle.

—¿Cuándo dejarás de fumar esa mierda?

Owen me miró dando otra larga e intensa calada.

—No es algo que se pueda hacer de la noche a la mañana.

—Lo sé, por eso deberías de controlarte un poco. Puedes hacer lo que quieras porque es tu vida y no soy quien para meterme en ella, pero miro por ti, Owen, estás dañando tu salud.

—Créeme que lo intento—lo dijo con total sinceridad, al menos yo le creía—pero cuando hay cosas que te preocupan y la ansiedad te come por dentro esto es lo único capaz de mantenerme alejado de esos sentimientos de agonía—dijo levantando el cigarro poniéndolo a mi vista—aunque desde que estoy contigo esos sentimientos ya apenas se notan.

Había veces que sentía que ni siquiera conocía a Owen, era como si de repente todo lo que conocía de él desapareciera sin más, no sabía qué era lo que ocurría dentro de su mente ni qué es lo que pensaba, pero tenía más que claro que había algo que le carcomía internamente y seguramente yo no sabía el qué. Su tono al decirlo había sonado un poco triste, me había hecho detenerme por unos segundos a pensar si realmente conocía todo su dolor, o solo conocía una mínima parte de este. ¿Acaso estaba sufriendo en silencio? Cuando uno sufre en silencio es mucho más doloroso, intentas negarte a ti mismo que no ocurre nada, intentas engañarte por tal de ocultarlo y eso hace que te dañes poco a poco hasta acabar contigo mismo. Y creo que no hay mejor terapia que contar cómo te sientes en cada momento, describir tus emociones cuando estas llegan a apretarte tanto que casi son capaces de asfixiarte, aunque no tengas a alguien con la suficiente confianza para contárselo siempre puedes escribirlo para ti mismo, pero sobre todo deberías acudir a un profesional, ellos pueden ayudarte mejor que nadie, como Susan se dedicó a ayudarme a mí. Siempre le estaré agradecida por ello.

—¿Estás bien?—pregunté directa, Owen últimamente había estado un poco apagado y yo notaba que intentaba esconderlo—quiero decir...

—Estoy bien—suspiró ampliamente quitándole importancia—no hay por qué preocuparse.

Yo asentí aunque no quedé muy conforme con la respuesta, sabía que no estaba bien. Se notaba a través de sus ojos, brillaban diferentes y se habían vuelto más oscuros de lo normal.

—No necesito que me mientas, no lo estás.

—Sí lo estoy.

—No, Owen, no lo estás. Te conozco como la palma de mi mano.

—Manchitas...

—Si realmente me quieres deberías poder confiar en mí para cualquier cosa.

—¡Y confió en ti!

—No lo haces, hay algo que me ocultas.

—Alysa, por favor...sólo déjame poder disfrutar de esto, de nosotros—nos señaló a ambos, y su voz temblaba un poco—no quiero estropearlo.

—Nada hará que lo estropee.

Debatió por unos segundos.

—No puedo hacerlo, lo siento.

Yo tragué grueso. Intentando digerir eso que había dicho. Dejé un silencio amargo y puntiagudo que llegaba a ser un poco asfixiante. Me quedé totalmente quieta, pensando en si era buena idea decirle lo que estaba pasando por mi cabeza en aquel instante. Suspiré profundamente intentando agarrar la mayor cantidad de aire posible mientras notaba como mis ojos por inercia comenzaban a llenarse un poco de lágrimas, era la impotencia que recorría mi cuerpo la que intentaba escapar por algún lado.

—¿No puedes o no quieres?—pregunté con miedo, tan despacio como pude pronunciar cada letra con cautela.

No dijo nada, se mantuvo callado, en silencio. En un silencio casi arrollador.

—Entiendo—dije dirigiendo mi mirada a la carretera.

No estaba enfadada realmente, pero sentía que no era capaz de contarme cualquier cosa como yo me había atrevido a hacerlo aunque me hubiera costado un mundo, y a pesar de que no me enfade con él no significa que duela un poquito, Owen me estaba ocultando algo y sí que me molestaba, pero no era motivo de enfado. Todo el mundo tiene secretos, y a veces por mucha confianza que tengas con una persona es algo que prefieres apartar como si no existiera, aunque hacer como si no existiera no hace que desaparezca.

—No te enfades conmigo, no lo soportaría...—suavizó poniendo su mano en mi muslo mientras me miraba tenso. Tragó grueso. Y su mirada me pedía a gritos que no lo hiciera. Como si su vida dependiera de mi respuesta.

—No estoy enfadada—respondí—es tu vida y tu decisión.

Owen ensanchó un poco su sonrisa dejando un leve suspiro. Mostró alivio.

—Se me hace tan fácil quererte...

Yo suspiré profundamente. Y ahora dirigí mi vista desde su mano que estaba detenida justo en mi muslo hasta su rostro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.