Los guardias encontraron la Tienda de sombreros de Hatta en un prado de margaritas. Mas al entrar, no encontraron a Hatta.
Listones, ramas, conchas de mar, cuentas, algodón y un sin fin de cosas más estaban esparcidas por el suelo, en un lado, y en el otro, una larga mesa, llena de tasas, teteras y platos de crema.
Al enterarse Catherine de esto, recordó, claro que Hatta ya no está ahí, está con Haigha, su fiel y único amigo, y fue ella misma a buscarlo.
¿Hatta aún la recordaría? ¿quien fue ella, y quien fue el? ¿Oh ya se había vuelto completamente loco?
Oh, como se alegraría que estuviera demente y delirante. Que se asustara al mirarla.
Pero también nesecitaba de su ayuda. Lo que hubiese sucedido... Pronto lo sabría.