Las tres hermanas entregaron a Hatta una taza rebosante de melaza, y este poco a poco parecia volver en si. Aunque dijeron, que, La locura es relativa, depende de quien tiene a quien en que jaula, y en un mundo loco, todos están locos.
Luego abrieron el laberinto del espejo, que, dado que las hermanas también necesitaban el corazón de Alicia, está ves el laberinto no era más que un corredor corto que finalizaba en un gigantesco espejo con un marco de rosas de oro.
Jest una vez dijo a Cath, que el tiempo jamás había puesto un pie en la cañada, quizás porque no estaba dispuesto a pagar el precio de las hermanas. Hoy Catherine comprendió la razón. El tiempo es lo único a lo que temen, y lo único que no pueden cambiar.
Al llegar, todos se miraron entre sí, Hatta y Haigha ya habían estado aquí antes, y después de terminar la misión, nada los obligaba a volver; Cheshire al parecer había estado aquí Miles de veces a juzgar por la cantidad de pelo que tenia la bufanda de Tillie, este mostró una de sus típicas sonrisas y desapareció a traves del espejo. Le siguieron Hatta y Haigha.
Catherine los miro atravesar el espejo. Espero un segundo, luego otro y otro.
Llevo su mano a su pecho. Pum, pum... Pum.
Por primera vez en diez años, volvia a sentirse insegura, volvia a sentirse frágil. Volvía a sentir.
Toco el espejo y cerro los ojos.
Imagino a Jest al otro lado, en un jardín de rosas blancas, rojas y negras. Esperándola. Y cuando abrió los ojos ya había atravesado el espejo.