Prólogo

Jace:

Después de la muerte de Lilith, la desaparición de Edom y la expulsión de Clary como Shadowhunter, las cosas cambiaron mucho. Nada volvió a ser igual, y yo tampoco. Sin ella me sentía perdido y no veía la misma luz que veía cuando ella estaba cerca, pero nadie parecía notar su ausencia, salvo yo. Cada día iba a verla y observaba lo feliz que era sin acordarse de nada, sin problemas de los que preocuparse, salvo su carrera, su vida era sencilla. Y entonces fui a verla por ultima vez y nuestras miradas se cruzaron ¿cómo era posible? ¿Podía verme? ¿Se acordaba de mi? ¿Cómo? Solo había una respuesta posible, y tal vez los ángeles habían decidido perdonarla. Y estaba claro que no iba a dejarlo correr, iba a estar con ella hasta que recordase cada palabra, momento y aventura que vivimos juntos. Necesitaba volver a sentirla, volver a sentir sus labios, sentir el tacto de su suave piel y oír su dulce voz, necesitaba volver a tenerla cerca y no dejaría de luchar hasta tenerla a mi lado de nuevo.

Clary:

Desde aquel día en el que no sé cómo aparecí llorando en mitad de la calle, me sentí extraña, y no sabía por que, pero sentía que me faltaba algo, vacía, no entendía nada, ni si quiera sabía como había llegado allí, ni por que estaba llorando. Así que supuse que la vida me estaba dando una nueva oportunidad para empezar de cero, así que eso hice. Empecé mis clases en la escuela de artes de Brooklin y decidí crear mi propia galería de arte, la cual me fue bien durante un año. Hasta que le vi a él, ahí de pie junto a un pilar, mirándome fijamente como si no pudiera verle, pero entonces de pronto mi vida comenzó a cobrar sentido y parte del vacío que sentía se disipó. ¿Quién era él? ¿Por que me resultaba tan familiar? ¿Por que no lo había visto hasta hoy? Nada tenía sentido para mi, solo sabía que quería estar con él, tenerlo cerca y tocar esos preciosos tatuajes que le adornaban la piel y admirar esos preciosos ojos todos los días al mirarle a la cara.