Un día normal de lluvia en la ciudad, todo marchaba bien, salí de casa con mi hermanito para llegar a la escuela, todo la mañana y tarde transcurrieron tranquilas, tareas, juegos, videos animados en la tv, nada fuera de lo común, pero, en la noche, las cosas se tornaron............... extrañamente diferentes.
No hubo monstruos ni fantasmas ni nada que me asustara en la obscuridad, la verdad, lo extraño sucedió antes de ir a dormir.
Vi a mamá como decirlo....... triste, pasamos desapercibidos de ella, cosa rara debo aclarar, por otra parte, mi hermano mayor estaba con cara de pocos amigos, rabioso si era precisa, no entendía el porqué, y mi papá bueno…. jamás apareció, cosa sumamente extraña que hasta el más inocente e ingenuo se daría cuenta.
Con respecto a mi hermanito y yo, no entendíamos nada, bueno…….. de mi parte casi nada, entendía que algo había pasado pero no sabía el qué, y al ser los pequeños de casa, no se nos confiaba nada de suma importancia, después de todo solo éramos niños.
La noche la pase con una gran opresión en el pecho, a pesar de ser solo una chiquilla de ocho años, sabía que algo sumamente grave sucedía, esas aptitudes no eran recientes, pero si pasajeras, casi imperceptibles, pero ese día las cosas estaban mucho más cortantes, más densas, más obscuras.
Nunca en mi inocencia se me paso por la cabeza que ese era el inicio del caos, para mi……para todos, que la ausencia de mi padre se iba a ser más notoria y que la soledad, tristeza y desazón que se vivía en mi entorno familiar iban a ser unos huéspedes permanentes en nuestra casa.
Una de las noches más largas de mi vida, en donde el principio del fin, de mi familia, de mi felicidad, de mis prematuros sueños, de todo lo que conocía, se volvía un espejismo, un…………sueño que se fue con el danzar del viento.
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Editado: 01.09.2019