Infiltrado
-¿Mía?- dice una voz detrás de mi.
- ¿Erick? ¿ que haces aquí? Le digo, mientras le doy un abrazo.
- Mi hermana se gradúa hoy.
- Ah, ¿y quien es tu hermana?
- Es Olivia
-¿Olivia es tu hermana?
- Así es- dice riendo- ¿se conocen?
- No tomaba las mismas materias que yo, pero se quien es- le digo con una sonrisa. - Te presentare, el el Ariel, el es Kim el novio de Diana, ella es Alexa, y el es Boris amigo de Kim.
- Hola a todos. - les dice con una sonrisa.
Todos corresponden amablemente.
- Kim, vamos! - dice Diana, arrastrando a Kim a la pista de baile.
- Vamos- me dice Ariel con una sonrisa, haciendo un movimiento con su cabeza, indicando la pista de baile.
- Un placer encontrarte aquí Erick- me despido con una sonrisa tomando la mano de Ariel, para ir a bailar.
Comienza a sonar la cancion: Beautiful live, Ariel me toma de la cintura, mientras yo rodeo su cuello con mis brazos, y comenzamos a bailar al ritmo de la música.
Después de unos segundos recuesto mi cabeza en su hombro derecho.
Y por primera vez en mucho tiempo, disfruto la compañia de alguien, su calor, su aroma, y el movimiento de su pecho al respirar, me dan seguridad.
La música deja de sonar, así que, levanto mi cabeza. Por lo que cruzamos miradas, y por unos segundos no apartamos nuestras vistas, aquel chico que callo sobre mi aquel día, que parecía enojado y un gruñon sin sentimientos, resultó ser alguien protector, divertido, detallista y un poco cariñoso.
- ¿Un poco?
Mierda! Que vergüenza!! Se me olvida que escucha hasta lo que pienso.
Se ríe, y no me canso de decir que hasta su risa es hermosa.
- Así que también te gusta mi risa eh.
Me suelto de él y trato de irme de la pista de baile, pero estoy callendo, ¿¡que rayos?!? No duro mucho en el aire, ya que Ariel me toma en sus brazos.
- Niña tonta- dice riendo- ¿acaso no te habías dado cuenta de que ya no estábamos en la pista de baile? Y tiene razón, estamos literalmente en el cielo nocturno.
- ¡Eres un estúpido Ariel!
Estaba tan pérdida en mis pensamientos que no me había dado cuenta.
- Ya bajame- le digo.
- ¿Y si no quiero?
- Aquí lo que tu quieres no importa. Quiero que me bajes, así que hazlo.
Cuando me baja me deja en una nube, pero la verdad siento que estoy flotando, ¿Desde cuando uno se puede sentar en las nubes? Se supone que las nubes son solo aire formadas por una acumulación de partículas, por lo tanto, no pueden sostener a una persona.
- ¿Cuando piensas acostumbrarte y estar consiente de que mientras estés conmigo nada va a ser normal?
- ¿Cuando piensas dejar de escuchar mis pensamientos?
- Creo que nunca.
Me olvido de Ariel por un momento, enfocando mis ojos en la vista, y cabe destacar que es espectacular, todo se puede ver desde aquí, las luces de Ontario, el lago, y los autos parecen hormigas desde aqui, el viento es frío, y la Luna se ve mucho más grande y hermosa.
Sin pensarlo dos veces me tiro hacia atrás, y aunque no es algodón, se siente extraño pero agradable.
- ¿Puedes volar?- le pregunto a Ariel.
- ¿Que pregunta es esa? - dice, mientras se deja caer a mi lado. - Soy un dios, solo hay tres cosas que no puedo hacer.
-Y...¿cuales son?
- Controlarlos a ustedes, controlar el ciclo de la vida... Y la otra no te incumbe.
Pero antes de que pueda responderle, ya estamos en el aire.
Me suelta tirándome hacia arriba para dejarme caer durante unos segundos y luego volver a atraparme.
- ¡Estas loco!- le digo, por lo cual el se ríe. - ¿acaso piensas matarme de un infarto? - le digo, pero sigue riendo, lo cual también me hace reír a mi.
- Ya deberíamos bajar- dice, después de un rato.
- Esta bien- le digo, pero para ser sincera no quiero.
Comienza a reír.
- ¡Ya deja de escuchar mis pensamientos tos! Vámonos.
Ariel
Cuando nos encontramos abajo, suelto a mía, y nos dirigimos al grupo nuevamente.
- Sigamos la fiesta en casa- dice Diana.
- Vamos! Le contesta mía.
Alexa, Mía, Diana, y Olivia la hermana de Erick salen, mientras Kim, Boris, Erick y yo buscamos los autos.
Cuando nos encontramos en la salida, cada una sube en el auto que vino, y Alexa sube con Boris.
- Se me olvidaron las flores adentro, iré a buscarlas- me dice Mía.
- Esta bien, yo las busco.
Salgo del auto y entró al Salón, la mayoría de las personas se han ido, y las pocas personas que quedaban ya están saliendo.
Cuando entro, busco el ramo de flores con la vista, y lo veo, pero a su lado hay una figura masculina, y creo saber quién es.
- ¡Pero claro que este encuentro no podría faltar! - le digo sarcásticamente.
- ¿Te atreves a decir que no extrañabas mi presencia? - dice riendo, mientras se acerca a mi.
- Llegaste rápido. Crei que ya habías perdido del poco poder que tenías de tanto tiempo que tenía sin verte.
- Y fue así, pero hace unas horas, volvieron de repente. - dice con una sonrisa de lado.
- ¿A que juegas? ¿Al infiltrado? Solo porque Mía no halla visto tu cara aquella noche significa que tengas el derecho a presentarte delante de ella como si nada hubiera pasado para hacer creer que puedes ser su amigo. ¿Que ganas acercandote a ella?.
- Solo es para recordarte que tenemos un trato. Pero veo que en vez de trabajar estas jugando a los Noviecitos. Espero y no sea nada serio querido Ariel, porque si lo es, ya tienes algo que perder- dice, volviendo a poner su asquerosa sonrisa.
- Callate imbécil- le digo, mientras recibe un golpe de mi parte.
- Uuuu, parece que ya hay algo que te saca de tus Casillas. - dice, riendo, mientras limpia la sangre de sus labios.
- Parece que tus poderes no volvieron por completo, ¿ese golpecito ya te hizo sangrar?
- No te preocupes, al final la que sangrara, será Mía.