Agápe

CAPITULO 26


                       Sin fuerzas

Abro mis ojos y observo el lugar...

- Por fin despertaste... - dice Borís aproximándose a mi.

- ¿Donde esta Ariel? - le preguntó.

- No lo se, ni me importa. Seguro debe estar buscandote... ¿Pero sabes que es lo es extraño? Que aun no te halla encontrado...

Siento una pequeña molestia en mi brazo izquierdo, por lo que miro a ver que es lo que me molesta. Dándome cuenta de que tengo una aguja, sacandome sangre.

- ¿Enserio me estas drenando la sangre?

- Si lo dices así... Suena muy feo...

- ¿Como le llamarias tu? - se ríe.

- Tienes razón... - dice riendo - es el término perfecto para lo que te estoy haciendo.

Perfecto... El secuestro no podía faltar...

- ¿Donde estamos? - le preguntó.

- Eso... No es de tu incumbencia. - dice de espaldas haciendo no se que cosa.

- ¿Por que me tienes atada? ¿No basta con drenarme la sangre?.

- Solo me aseguraba.

- ¿Que harás con mi sangre?

- Aun no estoy seguro si me la beberé... O me la inyectare.

- Eres asqueroso...

- Puede que si... Soy un asqueroso irresistible- dice acercándose a mí.

- Puedes ser el chico más apuesto y sexy del mundo entero... Pero si tienes una actitud de mierda... Te vuelves el más feo y asqueroso. - le digo, y ríe ligeramente.

- Sabes... Hay algo más que me causa curiosidad además de que Ariel no te halla hallado... ¿Como obtuviste esos poderes? - pregunta, tomando una silla, para sentarse frente a mí.

- Eso... No es de tu incumbencia-digo copiando sus palabras. Y al mismo tiempo, llenando mí mente de disparates, 
Para evitar que les mí mente.

- Buena jugada... Pero aunque no pueda leer tú mente, lo voy a descubrir.

Ariel

No la encuentro... 
Esto me esta matando...

Y lo peor es que no se que más hacer... Le prometí que no le pasaría nada. Esto es más que frustrante. No sabe usar sus poderes... Si se defiende será un milagro, sin contar, que ahora él a tiene en su poder, para tocarla cuando quiera, haciendo que sus poderes regresen. El simple hecho de imaginarlo poniéndole un dedo encima me pone los nervios de punta. Tengo que encontrarla.

Mía

Ya no aguanto más... Me resulta difícil hasta mover un dedo.

Ariel... ¿Donde éstas? ¿Porque no haz venido por mi?

De repente, siento un cosquilleo, recorriendo todo mi cuerpo, abro los ojos y me doy cuenta de que ya no estoy con Borís.

-¡Mía! - escucho su voz... La voz de Ariel... Para después quedar inconsciente.

Ariel

Estaba en la casa, tratando de encontrar una forma de encontrarla, cuando la veo tirada en el suelo, haciendo que me paralice por unos segundos, al ver en el Estado en el que se encuentra.

-¡ Mía! - cuando me acerco a ella, siento un sin número de emociones pasando por mi cuerpo, enojo...dolor... Y vergüenza por no poder defenderla, y por primera vez en mucho tiempo, mis ojos se cristalizan.

Verla así, esta totalmente pálida y sin fuerzas...

La tomó entre mis brazos y nos teletrasporto a mi habitación, dejándola en la cama. Noto una pequeña Mancha de sangre en su brazo derecho y me doy cuenta de que era lo que Zela estaba haciendo.

Quizás ahora tenga poderes de dioses... Pero sigue teniendo parte humana, por lo menos por un tiempo. No esta acostumbrada... Por lo que le colocó un suero.

2 horas después... Despierta.

- ¿Como te sientes? - le pregunto.

- ¿Como llegue aquí? - pregunta, mientras se sienta.

- No sé... Solo apareciste de la nada, supongo que te teletransportaste.

-¿Estas bien? - le pregunto.

-Si... Estoy bien...

- Perdón... No podía encontrarte... Por más que lo intente... No pude encontrarte.

- No es tú culpa- dice dando una sonrisa de labios cerrados llena te ternura. Me levanto de la silla y la abrazo. Para luego darle un beso en la frente.

- ¿Que pasó con mi familia?- pregunta.

- Manipule sus memorias y les hice creer que el día concurrió con normalidad y al día siguiente volvimos a casa, ellos están bien.

- Que bueno...

- ¿Sabes donde estabas? ¿Viste algo que nos ayudara a encontrarlo?

- No. Y no quiero hablar de eso... Todo empeorará y lo sabes, ahora tiene mi sangre y solo él sabe lo que hará, así que, te pido que pasemos este día como una pareja normal, antes de que todo se vuelva un caos.

- Esta bien- le digo, dándole un beso en la mejilla. -¿Que quieres hacer? - le pregunto.

Unos minutos después, bajamos, preparamos palomitas, y nos sentamos a ver varias películas de acción y comedia.

Cuatro horas después, no levantamos a preparar la cena.

- ¿Que quieres de cenar? - le pregunto.

- Pues... A tí- dice, mientras se acerca para abrazarme.

- Eso ni siquiera tienes que pedirlo. - digo, dándole un beso en los labios.

- Se me antoja una lasaña... - dice soltandome y dirigiéndose a la nevera para ver que encuentra.

- Eso no se hace Mía- le digo, haciendo cara de cachorrito. Por lo cual ella ríe.

Ponemos la pasta de la lasaña en el fuego, preparamos la salsa Roja, la blanca y el pollo. La preparamos y entramos en el horno.

40 minutos después ya está lista para comer.

- Eso es... - dice Mía, como si hubiera hallado la cura para el cáncer.

- ¿Que?

- Por que no lo pensé antes... Tienes que entrenarme... Enseñarme a defenderme, a controlar y a usar mis poderes... De esa forma la próxima vez no tendrá oportunidad de ponerme un dedo encima, y podré defenderme aún si tu no estas... Solo tienes que enseñarme.

- No es una mala idea... Empezamos en dos días. Iremos a otro lugar así que, prepara ropa.




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