No puedo... No quiero...
Cuando nos vamos del Monte circeo, decidimos ir a caminar la playa.
- ¿Que pasa cuando un dios muere? - le pregunto.
- Se desintegra...
-¿Que? Es algo así como que se vuelve polvo?
- Algo parecido... Cuando un Dios muere... Su cuerpo se vuelve destellos, que salen volando por los Aires. Eso pasa, cuando su corazón deja de latir.
Normalmente se vieron en las guerras de hace 1500 años, cuando cada Guerrero tenía una espada Meriad. Ahora solo existe una, que esta en el Partenón, que es un templo de Atenas.
Seguimos caminando, mientras aprovechamos el sonido de las olas del mar, y el resplandor de la Luna llena.
- Por cierto... - hablo- La noche de la graduación dijiste que habían 3 cosas que no podías hacer... Pero solo mencionaste dos... ¿Cual es la tercera?
- El amor... No puedo utilizar mis poderes para que las personas se enamoren entre si, o que se enamoren de mí. Aunque para que se enamoren de mí no tengo que usar mis poderes... Si no me crees... Preguntale a alguien llamada Mía Williams. - dice sonriendo.
- Payaso- digo, soltandole la mano. Pero vuelve a tomar la haciendo que los mire.
- Pero ahora... Ahora hay cuatro cosas que no puedo hacer... Ahora tengo un nuevo reto...
- ¿Y que es?
- Dejarte ir... Es la cuarta cosa que no puedo hacer. - dice, y creo que inconscientemente ya estoy sonriendo como una boba. Me toma de la cintura y me besa.
Nunca me cansaré de sus besos... Sus caricias... Su voz... Su tonta sonrisa, nunca me cansaré de él.
Cuando terminamos él paseo, nos vamos a casa, nos bañamos y nos ponemos cómodos para cenar.
Mientras cenamos llegan nuestros amigos, y digo nuestros porque también me eh vuelto sercano a ellos.
- Hola princesa azul- saluda jeys. Princesa azul es una apodo que me dio Marco.
- ¿Que hay chicos? ¿No nos brindan? - habla Marco.
- ¿Como le fue a mía hoy? - pregunta Kiara.
- Le fue bien- responde Ariel.
-Que bueno, debemos estar listo, en cualquier momento Zela y Damián, pueden atacar.
- Vimos todo un espectáculo desde aquí.
- Si, aunque llego un momento en que ya no sabíamos que hacían, aunque se veían rayos allá. - dice jeys, y en ese momento no puedo evitar son fijarme cuando el recuerdo llega a mí mente. - Okeeeey... No quería leer ese recuerdo. - y por su respuesta todo comenzamos a reír.
Que vergüenza!!!
Comenzamos a charlas y todos comienzan a contar anécdotas de cuando entrenaban, y todos los errores que cometieron. Y cabeza destacar que da mucha risa y cuentan como se conocieron.
-¿Cuantos años tienen de casados? - le pregunto a alex y a Michelle.
- 500 años- responden al unísono.
- ¿Que? ¿¡500!? - y todos comienzan a reír por mí expresión.
- Sí- dice Alex riendo- el más joven aquí es Ariel y tiene 2500 años.
-¿¡Que!? - miro a Ariel de pies a cabeza.
- Tranquila, nunca envejecera- dice Marco riendo. -Tu tampoco.
-¿Me estas diciendo que no voy a morir? ¿Que ahora soy inmortal?
- Exacto... - dicen todos con una sonrisa.
- ¿Y creen que es algo bueno? - y de inmediato todos borran la sonrisa. - Me están diciendo que seré inmortal, que no moriré a menos que me maten con esa espada, que veré a todos mis conocidos morir... Mis padres... Mis hermanos... Mí mejor amiga... Y mí sobrinito que viene en camino... Tendré que verlos a todos morir conforme pase el tiempo... Y llegará un momento en el que ya no tendré una familia, porque aunque sigan las generaciones... ¿Como explicaré que no muero? - y mientras estuve diciendo todo eso, mis ojos se agua Ron completamente dejando salir todas las lágrimas.
- Mía... - Habla Ariel.
- Necesito estar sola... - luego de decir eso, me marcho a la habitación.
No había caído en cuenta de esto...
Me teletransporto a Hawaii, a la casa de mis padre, y no puedo evitar llorar... No me les acerco, solo los observo, aún no ha llegado el momento en el que partan de esta tierra, pero no se ustedes, solo pensar en que un momento no estarán conmigo siento que se me va el aire. Me teletrasporto a Miami y veo a mí hermano Jefferson y a Emily escogiendo ropa para el bebé, luego a donde mí hermano Jeison, por último llego al Departamento donde encuentro a Diana.
- ¿¡Que paso!? ¿Por que lloras? -dice levantándose rápidamente del sofá para limpiar mis lágrimas. - ¿Le paso algo a Ariel? - bueno la cabeza indicando que no. Pero comienzo a llorar descontroladamente sin poder evitarlo, cuando me tranquilizo hablo y le cuento lo que pasa y la razón de mis lágrimas, pero al final, las dos terminamos llorando.
- No puedo... No lo voy a soportar- digo entre sollozos.
- Podrás hacerlo, tu puedes... Tendrás a Ariel, formaras una nueva familia- habla ella también llorando.
-No lo entiendes... No moriré como ustedes... Tendré que vivir por la eternidad sin ustedes... En una vida normal, no es así... Digamos que tu mueres a los 80, y yo como más tardar muera a los 87 o 90, solo tendría que durar unos 10 o 7 años sin ti... Pero toda una vida? No solo verlos morir a todos ustedes, si no a toda las generaciones que vienen de ustedes... Mientras ustedes envejecen yo seguiré como si nada pasara.
No quiero...
- Lo vas a superar... Con el tiempo ya no dolerá... Y nos vas a recordar con felicidad... Podrás vivir para ver todos los tiempos, veras a mis hijos, a mis nietos, a mis bisnietos... Y ellos... Ellos te recordarán a mí.