Agatha y los desquiciados

Epílogo

Después de todo lo ocurrido, aún me seguían llamando para tomarme fotos. No acepté volver a salir en televisión, quiero paz, quiero poder salir a la calle tranquila, sin gente persiguiéndome y quitándome privacidad. No lo tolero. Solo hago cosas como las de antes, para revistas, catálogos o cosas de este tipo.

Y así transcurrió un año y no sé cómo, ni cuando, ni por qué, ni con qué intención o más bien, no sé cómo pudo ser posible, pero Linda y Brandon empezaron a andar, me alegró muchísimo porque él es una buena persona y sé que nunca le haría daño. Jordan estaba que le salían chispas de los ojos, pero nada de lo que decía parecía afectarles, se sentían bien juntos y es todo lo que importa.

Jordan seguía igual, fastidioso y pedante, pero así lo soportábamos. Empezó a salir desde hace poco con la muchacha de la cafetería, ella es unos cinco años mayor que él y su cara es muy larga, parece una espada. Parece quererla, ojalá todo resulte bien entre ellos.

Jamie se portaba muy mal en la escuela, constantemente llamaban a Aaron porque se metía en problemas. Se unió a varios compañeritos que se reúnen para molestar a los demás y siempre está castigado. Conmigo se porta bien, pero en la escuela es un desastre, incluso hay padres que han llamado a Aaron para discutir por lo que él hace. Tiene buen rendimiento y saca buenas notas en todas las asignaturas, pero se porta terrible.

Mis tíos siguieron en la casa, había una enfermera que ayudaba a tratar a mi tía, me cae bien ella porque es graciosa. Mi tía tenía recaídas a veces, pero siempre las superaba y ahora eran leves.

Hace unos meses me crucé a Alejandra cuando viajé a Bogotá por trabajo, se veía mejor y me dijo que consiguió trabajo como contadora en una empresa del estado.

Aaron era más reconocido o bueno, ahora era reconocido porque cuando empezamos a salir no lo era. Sus libros recibían buenas críticas en el periódico e incluso, lo llamaron para que presentara sus novelas en la feria del libro en México.  Le iba bien y me gustaba verlo tan feliz, nunca lo había visto así. Hacíamos todo tipo de cosas juntos y no me cansaba de verlo a diario, jamás podría cansarme de su compañía.

Me dormí emocionada pensando en las cosas que vendrán, mañana saldré con él y me pondré muy bonita.

.Aaron-

Me levanté esa mañana viendo las cosas de un modo totalmente diferente. Me sentía bien, afortunado de ser quién soy porque no cualquiera tiene la dicha de vivir de esta manera.

Miré a Agatha y dormía plácidamente, tenía los labios entreabiertos y el cabello sobre el rostro. Se veía bien, tranquila y por primera vez la vi de esta manera, estaba sin preocupaciones y por fin sana. Había logrado ser y verse como una persona normal y ella se sentía bien por eso.

Si la amé estos años que estuvo enferma, ¿qué se puede esperar para ahora al saber que pasaré el resto de mi vida con ella estando sana? No era necesario casarnos o no para saber que íbamos a estar juntos sin importar los problemas que vengan o si vuelve a decaer enfermándose de nuevo. Estaba dispuesto a esto, a cuidarla y a todo con ella.

Me levanté, Jamie había derramado una malteada sobre el colchón y durmió sobre la cama así. Por eso olía a leche. Lo mandé a bañarse mientras limpiaba el desastre. Fuimos a almorzar los tres y en la tarde fuimos a un parque, Jamie quería jugar futbol con sus amiguitos. Tamara lo pasó a recoger a las cinco porque era sábado.

Por la noche fuimos a un bar, Agatha estaba ansiosa por empezar a hacer cosas que no había hecho antes y por esto fuimos a este lugar. Pedimos cervezas y a la cuarta, ella ya estaba hablando de más y riéndose sin parar.

- Esto de ser Catalina no me va bien. – Dijo eso porque ahora que estaba bien, pensaba que sería una persona común y aburrida, por eso quiso ponerse ese nombre.

- No te va bien porque no te llamas así.

- Pues no, pero ahora soy una tonta que será ama de casa algún día que tendrá dos hijos correctos que estudiarán derecho o economía, con un esposo que se llama Aaron y envejecerá volviéndose alguien aburrido, controlador que me engañará con su secretaria.

- ¿De verdad piensas que seremos así? Es muy cliché eso que dices.

- No, es una broma. Sé que no será así. – Me dijo y me tomó la mano.

- ¿Estás pidiéndome indirectamente que me case contigo? Porque si es así te equivocas, no soy un tipo fácil de quién puedes aprovecharte. – Dije y rompió en risas.

- Esas cosas que dices… como que te haces el difícil cuando lo hacemos. – Dijo y una pareja que estaba en la otra mesa nos volteó a ver, nos miraron raro y reímos.

Empezó a sonar una canción que le gusta mucho a ella: If you leave me now, de Chicago. Había mucha gente bailando y ella se puso de pie, fue y se metió entre ellos, empujándolos y empezó a bailar de una forma muy extraña, pero se veía feliz y era lo que importaba. Yo reía al verla y me hizo señas para que fuera a bailar con ella, lo dudé, pero luego lo hice. La abracé por la cintura, era una canción lenta y ella pasó sus brazos por mi cuello. Me detuve a mirarla, a contemplarla en su plenitud y en serio, no entendía como era tan bella.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.