Agencia de Seguridad Civil: Ánimas

Capítulo 9: Al rescate

El aerodeslizador viajaba a cientos de kilómetros sobre el mar desde hacía algunas horas. Andrea, Aya y Meegwun estaban atados a los asientos traseros. La última en despertar fue Andrea, que recibió descargas directo a la cabeza, y tras haberse salvado de un cerebro frito, tuvo que descansar más. Sintió como las cadenas se movían con fuerza a su lado. Aya se agitaba ferozmente a su lado mientras gritaba cosas que no lograba entender a la cabina. Meegwun estaba junto a ellas, recargado en los respaldos como si estuviera descansando.

—¡Suéltenme! —gritó la pelirroja desde su asiento—.¡Necesito usar el baño! ¡Esto es inhumano! ¡Me voy a quejar con recursos humanos!

—Eso no te servirá de nada —Le dijo Meegwun con un todo de fastidio, llevaba media hora escuchando los gritos de Aya y comenzaba a molestarse.

—Cierto, olvide que recursos humanos esta de su lado—respondió la chica.

—Yo lo decía porque recursos humanos nunca hace nada —El maestro suspiró.

—¿Dónde estamos? —preguntó Andrea volteando preocupada a todos lados.

—En un aerodeslizador en medio del mar, a unas tres horas posiblemente de la isla —respondió Meegwun observando el reloj encima de la puerta que da a la cabina del piloto—. Gabriel nos hizo volver a la ASC.

—Tenemos que regresar —dijo la chica moviéndose en el asiento, jalando las esposas con las que los habían atado.

—Ya lo intentamos no hay forma de romperlas. Necesitamos la llave —habló el asiático.

—¿No hay otra manera? —preguntó Andrea volteando a todos lados con desesperación—. ¿Algún clip, un alambre o algo?

—Podría hacerlo si tuviéramos algo de eso a la mano, pero nos quitaron todo de encima.

—¡Ya se! —gritó emocionada. Bajó la vista a su blusa y entonces sonrió—. Meegwun, usa la varilla de mi sostén.

—¿Qué? —gritó Aya a su lado avergonzada—.Andrea no pueden hacer eso.

—Bien —respondió Meegwun con una expresión de satisfacción que las chicas no habían visto en mucho tiempo.

—Apresúrate.

Andrea se acercó lo más que pudo a Meegwun, aplastando un poco a Aya en el proceso. Meg hizo lo suyo, acercando el rostro todo lo posible hasta los pechos de Andrea. Con su boca logró desabotonar su blusa lo suficiente para dejarlo maniobrar. Aya cerró los ojos tratando de ignorar aquella escena que jamás en su vida pensó experimentar.

—No puedo —dijo Meegwun exhausto. Regresó a su lugar—. Estas demasiado lejos.

—Entonces usa el de Aya —Andrea se estaba desesperando, necesitaba liberarse ya.

—¡¿Qué?! ¿Por qué el mío? —Aya se giró a Meegwun que la veía con mofa.

—Porque necesitamos liberarnos, Aya —explicóAndrea—. Por favor.

—Ni loca, no dejare que ese pervertido de closet se acerque a mis pechos —negó la otra alzando la voz.

—Soy el depravado que te hará salir de aquí y ayudará a volver para investigar el más grande descubrimiento de la historia hasta ahora —dijo Meegwun inmutable.

Aya le sostuvo la mirada, negándose a hacer algo como eso. No podía dejar que Meegwun hiciera algo así. La sola idea la hacía sentir muy incómoda. ¿Qué pasaba si Santiago se enteraba de algo como eso? No podía hacerlo, pero si no lo hacía no solo no participaría en el reconocimiento de la isla, no estaría cerca de Santiago y perdería su oportunidad de hablar con él.

—Está bien —dijo resignada, evadió la mirada de su compañero—. Hazlo rápido.

—No te muevas entonces —Aya cerró los ojos, Meegwun desabotonó pronto la blusa de Aya—.Comparados con los de Andrea los tuyos son un poco decepcionantes.

—¡Meg! —gritaron las dos al unisonó muy molestas.

El asiático dejó de hablar y buscó una punta de donde tomar la varilla del sostén. Con algo de problemas por fin pudo sostenerlo entre sus dientes y sacarlo de su lugar. Regresó a su lugar tan pronto pudo y dejó caer aquella pieza sobre su hombro justo a sus manos donde comenzó su lucha por quitarse las esposas.

La cabina del piloto se abrió, un agente salió del interior con un arma en mano. Sus ojos se abrieron como platos al ver a ambas chicas sentadas con las espaldas rectas y sus blusas blancas abiertas hasta su abdomen. Se acerco con prontitud no sin antes avisar a quien seguía dentro de la cabina. Cuando se hubo acercado lo suficiente Meegwun saltó con las piernas por delante arrojando al agente hasta el otro lado del aerodeslizador.

Otro agente salió de la cabina a toda velocidad, Meegwun se apresuró a esposarle una mano junto a la suya. Se puso a espaldas del agente doblándole el brazo y acto seguido arrojarlo al piso sobre su espalda. El agente cayó de costalazo, Meegwun lo terminó con un golpe en la cara y en seguida busco las llaves de las esposas. Se quitóla otra esposa, jalo al agente que tenía delante hasta los asientos y cruzando su brazo por un metal lo esposo a su compañero.

—Rápido Meegwun —insistió Andrea desde el otro lado. Corrió a ellas y las liberó. Rápidamente ambas abotonaron sus blusas.

—Debajo de esa apariencia tan seria eres un pervertido 3dijo Aya cerrando hasta el último de sus botones.

—Si, y no me arrepiento de nada —dijo Meegwuncon su característica seriedad.



#8600 en Otros
#1024 en Aventura
#1431 en Acción

En el texto hay: comedia, accion, aventura

Editado: 08.05.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.