Agencia de Seguridad Civil

Capítulo 4: Entrenamiento Salvaje

Meegwun atravesó el pasillo de cubículos con mucho enojo. Las personas se movían de su camino tan solo verlo. Su molestia era notoria, su frente arrugada y esa vena marcada. Golpeó las manos contra uno de los cubículos haciéndolo caer. Andrea gritó molesta al ver como las paredes cayeron encima de sus cosas y derramaba su café sobre el teclado y algunos papeles. Levantó la vista molesta con Meegwun, no era la primera vez que le hacía eso, y no le importó que la estuvieran viendo en ese momento, arremetió contra él.

—Eres un estúpido, Meegwun —Andrea golpeaba su pecho una y otra vez—. Ya casi terminaba mi reporte, ahora tendré que hacerlo de nuevo.

—Culpa a tus malditos mocosos —bufó molesto el de ojos rasgados—. Me niego a entrenar a un grupo de mocosos que no se toman las cosas con seriedad.

—¿A qué te refieres? —preguntó Andrea apartándose de él.

—Al principio me pareció divertido que jugaran tanto, pero ahora es una verdadera molestia —Meegwun pateó el cubículo, una pared golpeo el monitor de Andrea destruyendo el cristal del que estaba hecho—. La primera decisión difícil para un escuadrón es el maldito nombre, porque es lo que los representará toda su vida en la ASC.

—Si, lo recuerdo —respondió la chica sin mucho interés. Su espacio era un desastre— Por eso somos el escuadrón Arcángel. "Porque representa la Máxima defensa del cielo, y el mundo es nuestro cielo" —dijo imitando la serena voz de Gabriel—. ¿Qué tiene que ver con ellos?

—Tu dime que pensarías de un grupo que se llame "Los chicos de Andrea" en una organización tan seria —Andrea no tardó en soltar una carcajada enorme.

—¿De veras? —preguntó entre risas que la dejaban sin aire. Limpió una lágrima de su mejilla e intentó respirar—. Me siento alagada de verdad.

—Yo no veo la gracia en esto Andrea.

—Tal vez no querían tomar una decisión apurada, sabes que pueden cambiarlo más adelante.

—Andrea, ¿Cuántos escuadrones han cambiado sus nombres? En la historia de la ASC solo han sido uno o dos.

—Vamos, Meegwun. Solo es un nombre o dos —insistió Andrea tratando de levantar el cubículo.

—Sabes que es más que un nombre, Andrea. Sus acciones son lo que nos dice que esperar de ellos y hasta ahora no han hecho nada sobre saliente.

—Escucha, Meg —Meegwun se tranquilizó un poco al escuchar ese apodo. Lo hacía sentir más en confianza. Tal vez por eso debía mostrar más su enojo, pero no ahora—. Dales una oportunidad para que te sorprendan, que demuestren de que están hechos en verdad.

—Tú sabes que aquí se les da oportunidad a todos y también sabes que Gabriel no soporta los juegos, menos en algo tan importante.

—Lo sé, por eso confió en que tú podrás hacer que cambien eso —Andrea puso una mano en el hombro de su compañero—. Tú me ayudaras ¿Cierto?

Meegwun la miró seriamente. De verdad no creía que esos chicos tuvieran lo necesario para formar parte de la ASC. No cría que cumplieran con los requisitos necesarios para esa misión y mucho menos otras, pero no podía negarse a la petición de Andrea. Cerró los ojos, no resistió ni un minuto más y de su bolsillo sacó un cigarrillo, lo encendió y dio una larga calada, llenando sus pulmones de ese relajante humo.

—Les daré una oportunidad para cambiar, tendrán hasta el final del reclutamiento para demostrarme que vale la pena desperdiciar nuestro dinero en ellos o haré que los corran de la ASC.

—¿Serias tan cruel para dejar a unos pobres chicos en la calle? —preguntó Andrea mirándole ojos de perro triste.

—Si de eso depende la vida de los demás sí.

—Eres muy cruel Meegwun —chilló Andrea.

—He dicho —Meegwun se alejó, dejando detrás de él el aroma de su cigarrillo.

 

—¿Qué poderes tienen ustedes? —preguntaba emocionada la líder del escuadrón Naga.

Meegwun los había dejado solos, diciendo que se conocieran los unos a los otros, que aprendieran más de todos los escuadrones pues en realidad todos eran un equipo. Muchos empezaron a moverse tan pronto el maestro los dejó solos. Otros dudaron un poco, como era el caso de Marla, a quien esa chica se dirigía.

—¿Hola? —Marla se puso de colores al tenerla tan cerca, observando cada detalle de su cuerpo—. Yo...

—Yo puedo crecer hasta diez metros —interrumpió la chica—, pero estoy decidida a romper mi récord. Aunque según los especialistas eso pueda matarme

—¿Cómo te llamas? —preguntó Alonso amablemente. Apartó a Marla que por fin pudo respirar—. Yo soy Alonso, me puedo convertir en Lobo.

—Mucho gusto, mi nombre es Lily —La chica estiró su mano. Lily era una chica de piel blanca de ojos azules—. No tienen idea de lo encantada que estoy de conocerlos a todos ustedes. Desde muy pequeña mi sueño ha sido unirme a la ASC, y ahora que tengo la oportunidad me esforzaré al máximo.

—Déjalos descansar de ti Lily —Una chica de cabello negro y ojos verdes se acercó junto a un chico de gran tamaño, repleto de músculos—. Disculpen a Lily, es muy inquita.

—Ella es Karina, mi nueva amiga en la ASC —respondió Lily muy emocionada—. La quiero mucho, aunque a veces es muy grosera conmigo. El chico de los grandes músculos es Howard. Lo acabo de conocer así que no puedo decir mucho de él. De verdad es una alegría estar con todos ustedes.



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En el texto hay: comedia, drama, peleas y accion

Editado: 09.05.2022

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