Al día siguiente, la rutina fue la misma, ser levantados por Andrea, pero en esta ocasión entró en cada una de las habitaciones. Gritaba con un megáfono y usaba su sirena para asustarlos. Bajaron al desayuno, donde de nuevo Mike estuvo ausente. Tras dejar que Marla lavara los platos y ella pudiera platicar un poco con Mike, subieron a la camioneta y se trasladaron al edificio de la ASC.
La sala de entrenamiento estaba repleta de marcas de su pelea anterior, el suelo quemado, paredes rayadas por el metal de las maquinas. Volver ahí les causaba algo de preocupación por lo que se avecinaba. Meegwun los organizó en seis filas de cinco y una de dos, separados por cinco metros cada uno. El maestro estaba de pie frente a ellos, mirándolos con severidad, creando un ambiente tenso.
—Con lo que pude observar el día de ayer, me di cuenta de queson hábiles —Una sonrisa se dibujó en todos, sintiéndose aludidos—, pero aún tienen mucho que aprender. Les hace falta fortalecerse más. Algunos de ustedes son fuertes físicamente, otros mental y hay quienes dominan sus habilidades al cien por ciento, pero no todos. Y eso es lo que haremos hoy, fortalecerlos. Empezaremos con sus habilidades, de ahí partiremos para saber en qué más son débiles.
—Profesor —Kevin levantó la mano como si estuviera en un aula escolar.
—¿Qué?
—¿Qué hace ella aquí? —señaló a Aya que se paseaba entre los reclutas con un grupo de científicos.
—Aya los estará observando y estudiando, en algunas ocasiones tocando, para así poder buscar maneras tecnológicas de ayudarlos —respondió Meegwun con su tono neutro—. Bien, quiero que usen sus habilidades al máximo durante todo el tiempo que puedan. Los que tienen habilidades físicas quiero que se enfrenten a los gorilas mecánicos de Aya —Las compuertas de las paredes se abrieron, los enormes gorilas mecánicos caminaron hasta Meegwun—. Ellos no atacaran, usen todas sus fuerzas. Los que tienen habilidades de control de cualquier tipo úsenlas libremente.
Los gorilas se acercaron a quienes presentaron habilidades cuerpo a cuerpo. Alonso se transformó, golpeó con todas sus fuerzas al gorila, eran muy resistentes, incluso más que el del día anterior, cosa que lo hizo suponer que ese era de algún otro nivel.
Marla creó un campo de fuerza a su alrededor. Ella misma se imaginó haciéndolo más grueso, tanto como sus posibilidades le permitieran, hasta llegar a un punto donde, después de dos pulgadas, no podía hacerlo más grueso por más que se esforzara.
—¿Es todo lo que puedes dar? —Meegwun la observaba desde el otro lado del campo. El maestro respiró hondo, sin apartar la mirada de Marla, causando un terror profundo en la chica. Lanzó un puñetazo que destrozó el campo de fuerza con un solo golpe—. Una muralla no solo es fuerte por lo grande que es, también importa el material del que está hecha. Esfuérzate más en endurecerla, eso salvará más vidas.
Meegwun avanzó otra vez. Lily crecía a su máxima capacidad, sentada y con una manta encima que la cubría al rasgarse sus prendas. Aya la observaba y hacia apuntes en su libreta mientras se divertía.
—Sera entretenido fabricar una tela que se estire lo suficiente cuando crezca y no pierda su forma cuando regrese a su estatura natural —Isaac Garcia acomodó sus gafas mientras hacia algunos apuntes en su libreta.
—No olvides que debe resistir explosiones —agregó Aya que pasaba justamente detrás de el en ese momento. Siguió adelante hacia otro de los ingenieros más sobresalientes de la ASC, Jorge Escobar— ¿Cómo vas, Jorge?
—Estoy estudiando las capacidades a detalle la sinergia entre escuadrones buscando una manera de apoyarlos —respondió Jorge— pero no me puedo concentrar con tanto ruido.
—Lo sé, pero no te detengas, se que puedes sacarle mucho jugo a estos chicos.
Todos estaban haciendo lo que Meegwun les pidió, todos menos uno. Uno que volteaba a verlo con una sonrisa burlona. El maestro lo dejó ser por un rato, viéndole de reojo en algunas ocasiones. Finalmente, después de ayudar a un par de reclutas con sus poderes, se dio la tarea de ir a platicar con ese chico.
—¿Hay algún problema, Kevin? —preguntó de forma seria.
—Si, ni loco voy a hacer eso —Se burló Kevin viendo a sus compañeros haciendo los ejercicios—. Yo ya domino mis habilidades a la perfección.
—¿Estás seguro de que no lo harás? —Le retó Meegwun con la mirada. Al ver la sonrisa petulante del moreno volteó a ver a los demás—. Entonces que así sea retírate —Kevin gritó divertido y salió corriendo a perderse por ahí.
Se paseó por los corredores infinitos de la agencia. Encontró cosas interesantes por todos lados, para empezar la zona de pruebas de armas. Entró en medio del campo de tiro, donde un soldado hacia acrobacias esquivando robots armados mientras los destrozaba con una cuchilla color rosa que iba de un brazo al otro cruzando por sus hombros. Era una navaja curva de unos cincuenta centímetros de largo que partía por la mitad a los robots como si fueran mantequilla. Kevin estaba tan impresionado que quería ser el quien usara ese traje.
Siguió su larga travesía por la agencia hasta llegar a la zona más baja. Debajo del Lobby y de todos los niveles Kevin se encontró con una sala que tenía únicamente una entrada y una salida, una a cada extremo. Kevin caminó por lo que parecía el corredor principal. Las celdas eran como las de una prisión normal, con barrotes que impedían el paso de los malhumorados prisioneros que lo veían pasearse, los caminos estaban divididos en dos, indicando las rutas que debían seguir.
Editado: 09.05.2022