Los reflectores estaban puestos en el hombre de fino traje color café y camisa azul claro. El espectáculo llevaba casi una hora al aire, después de una charla con sus invitados que fue subiendo de tono, estaban listos para comenzar a hablar del accidente de esa tarde. Hank no perdería la oportunidad para hacerlos trizas con sus comentarios. Haría que la ASC cayera, tarde o temprano todo el mundo llegaría a su límite y los acabarían, destruiría el lugar del que lo echaron, solo por pensar diferente. Les demostraría que estaba en lo cierto, pero antes debía hacerlos pagar.
—Muchos creen que fue un acto de heroísmo —Hank se acomodó en su silla, se dirigió a los invitados de esa noche. La jefa del departamento de policías y un doctor especializado en urgencias a pacientes—, pero yo les voy a decir la verdad. Esos chicos son un problema, una amenaza para todos los ciudadanos. Solo veamos lo que provocaron en segundos. Causaron daños al centro comercial Helios, provocaron heridas graves a más de una docena de personas y, por si fuera poco, huyeron del lugar. Yo no podría confiar en ellos.
—Yo no estoy de acuerdo contigo, Hank —La Jefa del departamento de policía, Alicia River mostraba una posición firme ante las miradas tan aplastantes del presentador—. La ASC ha sido una gran ayuda para todos nosotros en los últimos años. Son los únicos que pueden detener a los Dobles, y ahora que hay chicos como ellos, creo que la gente podrá sentirse más segura.
—Creo que en esta ocasión estoy del lado de Hank —El Medico Mattew Garret empatizaba con Hank después de atender a tanto ciudadano en la sala de urgencias esa tarde—. Aunque esos chicos sean una ayuda para ustedes, el día de hoy han mostrado ser más dañinos. Mi sala de urgencias lo comprueba. Si esos chicos actuaran con más prudencia esto se podría evitar, pero se ve desde lejos que son incapaces de ir en contra de su propia naturaleza.
—¿Estas tratando de decir que esos chicos son salvajes? —preguntó la mujer ofendida. No le gustaba que juzgaran a esos pobres chicos de esa forma.
—Seamos sinceros —Hank se irguió más, habiendo ganado un aliado en esa batalla—. Esos chicos no están hechos para ayudar, solo saben destruir. Hasta el día de hoy, en todo el mundo, tenemos más pruebas de su violenta naturaleza que de una empatía hacia nosotros. Es cuestión de tiempo para que todos se unan y nos traten de matar.
—No lo creo —Alicia volteó encogiéndose un poco de hombros. Hank la observaba con soberbia, como si ya hubiera ganado el debate—. Yo soy fiel creyente de que ellos son una bendición más que una maldición. Hay cosas que los humanos no podemos enfrentar y para eso están ellos.
—No te equivoques, Alicia —Hank se puso de pie y rodeó su escritorio—. La única bendición aquí es tener todavía el control sobre ellos, porque el único problema mayor en este mundo son los Dobles. Y si no me crees a mí solo observa las pruebas, hay más como las de hoy, si no las quieres ver es porque estas ciega, pero yo no, yo sé que jamás será buena idea tenerlos entre nosotros. Cosa que la ASC no entiende, porque su ambición los ciega. En lugar de protegernos nos destruirán, nos dominarán. Yo los invito a todos ustedes —habló a las cámaras y al público presente—, no se dejen engañar por las bonitas palabras de los jefes de la ASC, tarde o temprano ellos mostraran su verdadera naturaleza. Y se los garantizo, no nos gustara —Una luz roja se encendió en la pared frente a Hank marcando el tiempo para la despedida—. Los invito a todos a sintonizarnos el próximo sábado en punto de las ocho de la noche, donde tendremos como invitados especiales a estos controversiales jóvenes pertenecientes a la ASC.
Andrea no paraba de golpear una y otra vez con el índice la mesa, mientras se mordía las uñas de la mano contraria. Por más que lo intentaba no lograba meterse en la cabeza que algo bueno, más o menos, se haya convertido en algo malo. Se encontraba en una sala de juntas, con una larga mesa en forma de medialuna.
Alonso y Marey se encontraban a ambos extremos. El moreno se quedó dormido unos minutos después de llegar, Marey se limitaba a dibujar con pluma sobre un cuaderno. Esperaban que llegaran los demás, Andrea los mandó llamar justo después que la transmisión terminara. Todo el mundo hablaba de eso, como detuvieron a un criminal y a su vez destruyeron la fachada del centro comercial. Santiago llegó y tomó asiento a un lado de Andrea.
Seguido de él entraron los demás en silencio. Zeth se sentó a un lado de Marey, Kevin al lado de Santiago, y Marla y Mike juntos del lado de Alonso. Andrea trataba de pensar que decirles. Se puso de pie y caminó hasta el otro lado de la mesa y los confrontó.
—Creo que ya saben porque están aquí —dijo la chica.
—¿Me darán una medalla por mi heroico acto? —bromeó Kevin. El moreno no mostraba preocupación por el accidente que ocasionó y a Andrea le preocupaba.
—No. Quiero entender como sucedió este desastre.
—¿Y a quién le importa? —Kevin llamó la atención de todos—. Los ladrones están capturados y el dinero está a salvo... En su mayoría.
—Si, Kevin —Andrea respiró hondo, buscando las palabras adecuadas para decirle—. Es importante y se agradece que hayas capturado a los asaltantes, pero ¿recuerdas cuál es el objetivo de la ASC?
—¿Ser unos pesados? —respondió moreno.
—Proteger a las personas —susurró Mike por un lado.
—Sí, así es Mike —Andrea miraba de a ratos a sus chicos, algunos miraban con molestia a Kevin, entendía que estuvieran así, pues el moreno no había dejado de mostrarse irritante, pero no podía dejar que se le saliera de las manos por el bien de todos—. Es bueno que hayas capturado a los malhechores, pero no que tantas personas salieran heridas en el proceso.
Editado: 09.05.2022