Alonso cayó al suelo sorprendido por la magnitud de los ataques de ese sujeto de cabello verde. Golpeaba con una fuerza que ni siquiera Alonso lograba soportar. Sus brazos crujían cada que detenía un golpe. La zona donde peleaban se encontraba en caos, muchos viejos arboles habían caído por los golpes de aquel hombre. Alonso esquivaba difícilmente los golpes más fuertes. Trató de hablar con él en algún momento, pero no obtuvo ninguna respuesta.
El moreno no tuvo otra opción más que convertirse en hibrido. Lanzo un fiero puñetazo mientras sus huesos y órganos se acomodaban dentro de él; y mientras el pelaje oscuro florecía en todo su cuerpo. Golpeó en el rostro al sujeto haciéndolo caer por primera vez. Quedó inmóvil en el suelo, haciendo creer a Alonso que había usado demasiada fuerza en aquel golpe.
En un movimiento sorpresa, mientras Alonso todavía lo observaba, el hombre le arrojó tierra a la cara, entrando está en sus ojos. El moreno retrocedió unos pasos limpiando sus ojos, momento en el que fue golpeado en la boca del estómago, el aire salió de sus pulmones y regresaba con mucha dificultad. Se arrodilló, tratando de agarrar aire de nuevo. Su contrincante resultó ser mejor en la pelea, en solo un instante lo tenía de rodillas, sin posibilidad de defenderse.
Alonso se llevó una poderosa patada en la cabeza, rodó un par de metros hacia su derecha y entonces sintió como aplastaban su pecho. El sujeto había saltado sobre él, aplastando al chico lobo con ambas piernas.
—Retírate, sigue con la segunda fase del plan.
El hombre siguió exactamente las órdenes que aquella voz femenina le decía. Alonso se quedó inmóvil en el suelo, con la cabeza dándole vueltas, y sintiendo la comida regresando por donde entró; sumándole a todo eso estaba aquella asfixiante sensación de falta de aire. Se arrodilló sin poder detener a aquel sujeto. Luchó por obtener buenas bocanadas de aire, en eso escuchó un grito.
—Alonso —Lawrence llegó hasta su ubicación con su pistola en mano. Alonso regresó a su forma humana y se dejó caer boca arriba al suelo.
—Lawrence —sonrió el chico— Me alegra verte... —respiró hondo para controlarse—. Hay que seguirlo y detenerlo.
—Lo sé ¿Puedes levantarte? —ayudó a Alonso a ponerse de pie. El moreno estaba completamente desnudo, por lo que solo se arrodilló en lo que encontraba sus pertenencias.
—Si, dame un segundo. ¿Sabes quiénes son? —preguntó el moreno.
—No, pero debemos averiguarlo. Si los atacaron aquí es por algo.
—Sabía que estaríamos aquí —Meegwun llegó a ellos sin rastro de cansancio. Le arrojó a Alonso una mochila con ropa, la cual había olvidado en la plataforma—. Deben regresar ahora, lo rastrearemos desde la ASC.
—No, tenemos que seguirlos, Meg —advirtió Lawrence—. Si atacaron este lugar es seguro que atacaran el edificio entero, debemos detenerlo ya. Además, si tiene la fuerza para enfrentar a Alonso, es alguien en verdad peligroso.
—Además no está solo, una chica le pidió volver. Tal vez estén planeando algo diferente —Alonso se colocó el uniforme negro mientras hablaba—. Debemos detenerlo.
—No pudiste ganarle antes, Alonso. ¿Qué te hace creer que puedes hacerlo ahora? —preguntó Meegwun viendo al recluta.
—No tengo manera de asegurarte que ganaré. Pero si sé que puedo detenerlo lo suficiente para que no llegue a la agencia antes que ustedes.
—Yo iré con él, Meg. Mientras más ayuda tenga mejor.
—Bien. Nos veremos más tarde. Si logran derrotarlo llámenme, iremos por ustedes de inmediato. Nosotros nos encargaremos de buscar a quienes estén con él.
—Busquen a Andrea —Lawrence le entregó las llaves de su camioneta a Meegwun. El asiático le regresó una mirada serena.
—No pierdan el tiempo y vayan tras él.
Zeth depositó a la Lobo cuidadosamente dentro de la camioneta. Afortunadamente no se encontraba tan lejos de su punto de reunión. Meegwun llegó rápido con los demás, Santiago se había encontrado con Marey y Kevin que lograron escapar de Ritchie por los pelos, cosa que facilitó el trabajo del maestro.
Marey estaba muy lastimada, con su cuerpo lleno de golpes y rasguños, pero la que peor se encontraba era la Lobo, que soltaba algunos quejidos de dolor. Lo que empeoró cuando la camioneta se puso en marcha. Aya intentó tratar sus heridas lo mejor que pudo con el botiquín de emergencias, pero el camino empedrado y lleno de obstáculos, junto a la poca capacidad de conducir de Meegwun, le dificultaban hacerlo mejor.
Llegaron a las instalaciones casi media hora más tarde, con la camioneta llena de golpes por todos lados y con los chicos revueltos por tanto movimiento. Rápido llegaron los doctores y enfermeros de la agencia y transportaron a la Lobo hasta la sala médica, Aya los siguió, pues sería de utilidad.
—¿Ahora qué? —preguntó Kevin con fastidio. No le había agradado nada que detuviera su pelea contra Ritchie.
—Creo que deberíamos buscar a Andrea —dijo Marey—. Ella sabrá qué hacer.
—Primero que nada, tú tienes que ir a la enfermería, estas llenando desangre todo. —Le recordó Santiago—. Vamos, antes de que te desmayes aquí.
—¿Y dejaremos al negro? —preguntó Zeth mirando hacia el bosque—. El sigue ahí afuera con ese loco.
Editado: 09.05.2022