Kevin se acercó a toda prisa a Tanya y Mara. La explosión hizo volar a la pequeña de cabello corto de vuelta a la cafetería de antes. Las sirenas de los agentes de la ASC no distrajeron ni un segundo al moreno, le preocupaba lo que ese ataque de Marey le pudo ocasionar. Y por como la morena veía en esa dirección a ella también, se sentía culpable. retrocedió con sus manos en la cabeza hasta topar con pared, ella no entendía bien que estaba pasando. Despertó en aquel lugar siendo atacada por monstruos que en su vida habría imaginado. Y cuando desaparecieron, solo vio a Kevin correr de aquella niña que de repente ya la tenía encima.
Nunca quiso hacerle daño, por más que la quisieran matar, Marey solo quería quitársela de encima, pero su cuerpo lastimado y las pocas energías que le quedaban la hicieron ponerse nerviosa y explotar. Alzo la mirada, se sorprendió mucho al ver a espaldas de las gemelas a ese hombre de gran tamaño y ojos blanquecinos acompañado de sus siempre fieles ardillas. La miraba, con una gran sonrisa. Marey cerró los ojos con fuerza, deseó que no estuviera ahí, pero al abrirlos lo encontró aún más cerca.
—Bien hecho.
—Aléjate —Marey se llevó las manos a la cabeza, apretó con más fuerza sus parpados.
—Marey —Santiago la movió un poco en su lugar—. Marey ¿Estas bien? —Ella abrió sus ojos, ya no estaba el de las ardillas.
—¿Sí? —dijo enjugándose algunas lágrimas.
—¡Tanya! Hermana, por favor contéstame —Mara abrazó en cuanto pudo el cuerpo de su hermana. Su gemela estaba muy mal herida, su cuerpo presentaba fuertes quemaduras y morenotes, sin mencionar su impacto contra las mesas fuera de la cafetería, apenas y abría sus ojos.
—¿Están bien? —Kevin se deslizó horrorizado.
—¡Aléjense! —gritó Mara furiosa. Las lágrimas cayeron de sus ojos azules al suelo.
—M... Ma... —La mano de Tanya acarició la mejilla de su hermana. Con esfuerzo esbozo una sonrisa—. Ya... No estás en su... hechizo.
—No, hermana, no lo estoy —Le respondió—. Por favor levántate, todo va a estar bien ¿Sí? Dime que es otra de tus tontas ilusiones.
—Lo... Siento... me deje llevar un poco... Solo... —Tanya tosió con aspereza y dolor, dificultándose el respirar—, quería defenderte... hermanita... ton... ta.
—Demonios, está muy mal —Kevin se giró a los agentes que rápido atendían a Santiago y Marey—. Por acá idiotas ¿Qué no ven que se está muriendo? —Una mano sostuvo a Kevin. Tanya lo observaba sin rencor en esta ocasión.
—Cuida... a Mara —dijo.
El llanto de Mara se hizo más intenso cuando finalmente Tanya cerró sus ojos y no pudo moverse. Kevin quedó impactado. No podía creerlo, deseaba que en realidad fuera un juego de la chiquilla, pero el golpe de realidad le llegó al intentar atravesar el suelo y no poder, Mara estaba impidiéndoles usar sus habilidades.
Los agentes llegaron tarde para actuar, apartaron con cuidado a las gemelas. Mas de uno tuvo que ponerse en medio para evitar que Mara se acercara más de la cuenta. La pequeña sacó una navaja, similar a la de su hermana, y atacó a los agentes. Kevin los apartó, desarmó a la chica y la rodeó con un abrazo en el cual la pequeña terminó sacando todo.
—Mi hermana, es mi hermana... Por favor —Lloraba desconsolada—. Es mi hermana... ayúdenla... Tanya. ¡Tanya!
—Tranquila, Mara, tranquila —buscó consolarla—. Todo va a estar bien.
—No es cierto. ¡Está muerta!
Kevin observó a Marey. En ese momento no sabía que sentir, si odiarla por lo que hizo o compadecerse por ello. Decidió solo abrazar a la pequeña hasta que esta se calmara. Cosa que le llevo tiempo, entre gritos, pataleos y golpes. Pasados lo minutos detuvo su llanto, en una especie de vacío mental.
—Tenemos que llevárnosla, Kevin —Meegwun apareció frente a él. Se arrodilló, su expresión demostraba que ni siquiera él era inmune a esas situaciones.
—Lo sé, pero... ¿Qué harán con ella? —preguntó el moreno, sabiendo que era tonto preocuparse por alguien que acababa de conocer y que actuó en su contra.
—Por el momento la llevaremos a la prisión de la ASC hasta que le hagan su juicio, después... —miró a la niña—. El tiempo lo dirá.
—Oye Mara —dijo Kevin volteando a verla—, prometo que te visitaré seguido.
—¿Qué? —preguntó extrañada la pequeña.
—Si, iré a jugar contigo de vez en cuando. No te preocupes.
—No necesitas hacer eso —Mara se alejó sola de Kevin, poniéndose a un lado de Meegwun.
—Es una promesa, Mara. Yo nunca las rompo —El moreno volvió a sonreírle de aquella manera que la hechizaba.
—Eres un tonto. lléveme rápido.
Meegwun sonrió por la reacción de la niña. Se puso de pie y la escoltó hasta las unidades de transporte de prisioneros. Tuvo que apresurarse para llegar hasta ellos, haciéndose de quien estuviera disponible y listo para la acción. Llegaron antes que cualquier otro, evitando que los periodistas se metieran a la escena. Ahora, los agentes acordonaban la zona y comenzaban con la investigación. Meegwun suspiró, tenía que hacer algo que no le gustaba.
—Marey —Se acercó a la chica. Los paramédicos ya atendían sus heridas. Ella solo lo miró a los ojos—. No te va a gustar esto, pero estas bajo arresto.
Editado: 09.05.2022