Agencia de Seguridad Civil: Encadenado

Capituló 11: Ciudad Tratado

El anochecer se acercaba cuando Mike abrió los ojos. Durmió como nunca lo había hecho, el cuerpo ya no le dolía, recuperó las energías que en esos días había gastado y por si fuera poco sus heridas habían sanado casi en su totalidad. La espalda apenas si sentía molestias. Apresurado se levantó del catre donde dormía al recordar que Koch debía estar enfurecido con él por lo que Ryanace le hizo la noche anterior, se desquitaría con Mike y lo haría mil veces peor.

Escuchó una repentina explosión entre las mesas. Melvil experimentaba alejado de él, con algunos recipientes llenos de líquidos que Mike desconocía. El hombre se encontraba sucio, lleno rastros de los venenos que solía usar para experimentar.

—¡Escorpioncito! por fin despiertas —gritó con alegría al ver a Mie. Se acercó rápidamente a Mike y lo hizo girar en su lugar— Veo que ha servido mucho mi experimento.

—¿E… Experimento? —respondió Mike con miedo al descubrir que aquello que le hizo beber era solo un experimento.

—Así es, he estado desarrollando un veneno que ayude al cuerpo humano a mejorar sus capacidades regenerativas —Melvil corrió para tomar un tubo pequeño donde guardaba aquella medicina milagrosa— Te ayudará a que tus heridas sanen y las energías vuelvan, aunque aún no logro evitar que desmaye al que lo consume, ya lo perfeccionare —arrojó el frasco al suelo, olvidándose de su trabajo.

—¿Por qué estás aquí? —preguntó Mike observando los cientos de artilugios que Melvil poseía en su poder.

—Veras, yo llevo aquí más de quince años, desarrollando cientos de brebajes nuevos —Melvil lo acercó a una vitrina donde resguardaba cientos de frascos pequeños con etiquetados distintos cada uno—. Ryanace me invitó a su laboratorio a experimentar, a diferencia de muchos de ustedes, yo estoy por voluntad, y me he divertido creando todo tipo de venenos a lo largo de los años, hasta que ese desgraciado de Ludovico apareció—. Mike se limitó a escuchar—. Me obligaron a crear un veneno para mantener controlados a los esclavos rebeldes del pueblo, obviamente la hice en una noche, pero el modo como la usa es despreciable.

—¿Cómo… la usa? —Le daba miedo a Mike la respuesta a esa pregunta, ninguna manera debía ser buena, él ya la había experimentado.

—Vamos a verlo con tus propios ojos.

La sonrisa de Melvil le dio desconfianza a Mike. El viejo se acercó al muro detrás de ellos, empujó una piedra y una puerta al exterior se abrió. Mike quedó atónito con la facilidad para escapar que había en esa habitación. ¿Por qué Melvil se quedaba ahí si le desagradaban tantas cosas? ¿No podía hacer sus experimentos en otro lado? Mike fue detrás de él, echó un último vistazo al laboratorio esperando que nadie se diera cuenta de su fuga.

Rodearon el castillo con cautela, tratando de no ser vistos por los guardias de Ryanace. Melvil llevó a Mike hacia el pueblo, si es que se le podía llamar de alguna forma. Tuvieron que atravesar un camino largo hasta poder divisar las primeras estructuras, todas sobre la avenida principal por donde Lawrence solía entrar.

—Melvil… ¿Exactamente dónde estamos? —preguntó Mike al acercarse a los edificios.

—¿No lo sabes? —Melvil lo miró, dándose cuenta de que realmente Mike desconocía su paradero—. Si, veo que no lo sabes. Estas en Ciudad Tratado o Reino del comercio según lo quieras ver. Estos son los dominios de Ryanace, el tercer tridente.

—¿Tercer tridente? —Mike no salía de confusiones en su cabeza. Cada palabra que Melvil decía era una bomba de información—. ¿Puedes explicarme todo un poco más despacio?

—Ustedes los jóvenes de hoy en día no se informan de nada —Melvil se cruzó de brazos, con un suave movimiento de cabeza acomodó su cabello detrás de su hombro— Tanta tecnología para nada. En fin ¿Alguna vez has escuchado el nombre, Dunkel?

—Si —Mike recordó la historia de Alonso del día que se enfrentó al hombre de cabello verde en la ciudad, después del duelo con el escuadrón Quimera.

—Veras, hace miles de años, Dunkel dominaba la tierra y todo lo que había en ella —Melvil se detuvo detrás de un viejo edificio, el cual tenía un pequeño patio con mesas de acero—Con su poder y la ayuda de sus tres asistentes mantenía todo bajo su mandato. Pero entonces una gran guerra se desató. La humanidad, cansada de vivir bajo el reinado de Dunkel, decidió atacarlo. Solo un pequeño grupo de personas logró pelear directamente contra él y derrotarlo, lamentablemente, no fueron capaces de matarlo, en cambio lo encerraron en una dimensión de la cual “jamás” podría salir.

—Si no puede salir… ¿Qué tiene que ver Ryanace en esto?

—Los tres asistentes de Dunkel —Melvil se apoyó en una de las mesas mientras miraba al castillo, sabiendo que ese hombre los estaba vigilando. Que todo lo que sucedía en su territorio no pasaba desapercibido—. Ellos sobrevivieron a la guerra. Durante siglos se escondieron, evitando todo contacto con las personas, jurando encontrar una manera de traer de vuelta a su amo—. Melvil volteó a ver el campanario de la ciudad, prestando atención a los murmullos de la gente—. Y la encontraron, ellos descubrieron la forma de traer de vuelta a Dunkel, no solo eso. Pueden hacer que el poder de Dunkel vaya hasta otra persona, otorgándole una gran cantidad de poder.

—¿Cómo lo están haciendo? —preguntó Mike. Saber todo eso lo comenzaba a aterrar. ¿Quién era realmente aquel hombre?



#1182 en Ciencia ficción
#8137 en Otros
#921 en Aventura

En el texto hay: drama, accion, aventura

Editado: 19.09.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.