Marla despertó aturdida después de un fuerte movimiento. ¿Cuánto había descansado? Recordaba haber escuchado a Alonso platicar con Nicole un poco antes de dormir. Acordando despertar temprano para seguir con el último tramo del viaje. Trató de moverse, pero perdió el balance y casi cae hacia atrás, se aferró a lo que tenía delante y volvió a su posición original. Sus ojos se adaptaron a la poca luz de la luna llena que pasaba a través de la copa de los árboles que, sorprendentemente, no se tocaban entre ellas. Entonces vio a Alonso. El moreno la llevaba cargando con una mano sobre su espalda y con la otra abrazando a Nicole.
Corría con rapidez, como si no llevara nada de peso sobre él, su respiración apenas si se notaba entrecortada. El moreno giró bruscamente frente a un árbol mientras aferraba a Marla y Nicole a su cuerpo. Marla observó hacia atrás, tratando de buscar su campamento, pero no lo encontró por ningún lado, ella ya llevaba puesta su mochila y las otras la tenía Alonso colgando de la boca.
—Alonso —dijo ella confundida—. Alonso ¿Qué haces?
El moreno detuvo su andar paulatinamente hasta caminar de forma normal. Marla se removió encima de él tratando de liberarse. ¿Qué estaba haciendo?
—Lo siento ¿Te desperté? —preguntó el moreno soltando su mochila y regresándola a su espalda.
—Obviamente — dijo la otra algo molesta—. ¿Qué estás haciendo?
—Es que no podía quedarme más tiempo sentado —respondió el moreno—. Hoy estaba haciendo guardia y saber que estamos tan cerca me emocionaba, así que corrí un par de kilómetros para aventajar.
—¿Guardia? ¿te has quedado estas noches protegiendo y no me dijiste? —Marla observó sus alrededores. Con razón no volvió a ver ninguna criatura durante su estancia en la zona prohibida. Volteó a ver la dirección de la que venían, ni rastros del campamento—. ¿Por qué lo hiciste?
—Ya te dije yo…
—Me refiero a no decirme nada —Marla se sentía aún más frustrada que antes, la hacía sentir inservible, solo una carga más para Alonso—. Tu estuviste haciendo guardia todas las noches, me guiaste durante el día sin parar y ahora nos llevas a cuestas por el bosque. ¿Por qué no me dijiste nada?
—Pensé que sería mejor que descansaran ustedes dos —explicó el moreno agachando la cabeza.
—Alonso, no he querido ser un estorbo durante este viaje, pero parece que si lo he sido. Yo puedo ayudar, si necesitamos hacer guardias yo podía apoyarte, pudiste despertarme para seguir avanzando —Marla agradecía el apoyo de Alonso, pero esa sensación de inutilidad no le gustaba, la hacía sentir terrible pensar que no podía caminar por su propia cuenta.
—Entiendo —El moreno se dio la vuelta hacia adelante—. Te prometo que no seguiré tratándote como una niña.
—Por favor, ni siquiera a Nicole la ayudas tanto, no necesito que me cuides como un bebe.
—¿Esta segura de eso, jovencita?
La voz de Ryanace los sorprendió a ambos. Marla se lanzó a buscar refugio detrás de Alonso, el moreno le entregó a Nicole en brazos y se preparó para un ataque con sus garras metálicas extendidas. Observaron la oscuridad entre los árboles, sin saber de dónde se aproximaba su asechador. Una rama se movió creando pánico en la chica. De la penumbra se mostró Ryanace, caminando envuelto en su capa roja. El rey se acercaba con una gran sonrisa en su rostro, con sus ojos rojos brillantes y con su guardaespaldas detrás de él.
—No… —Marla los miró con sorpresa, no podía creer lo que sus ojos estaban viendo, seguro estaba equivocada, era culpa de la poca luz que se transmitía a través de los árboles, no podía ser él—, ¿T… Thomas?
—Auch —exclamó Marey al sentir como sus manos eran atravesadas por una aguja, que no estaba ahí. En seguida supo que ese dolor no le pertenecía a ella, sino que era de Alonso— Creo que Alonso está a punto de pelear.
—Andrea, estoy recibiendo la señal de Alonso en este momento —Aya cruzó los cubículos hasta llegar al de Andrea. Dejó su tableta de datos en el escritorio de la chica, un punto rojo se marcaba a las entradas del continente del noroeste—. Son sus garras —en seguida otra señal se encendió cerca de Alonso.
—Esa es nuestra señal —dijo Andrea levantándose de su silla—. Llama a los chicos, los quiero en la plataforma de aterrizaje en cinco minutos.
—No estaba en el plan que ambas señales aparecieran juntas ¿No? —cuestiono Aya a Andrea mientras salían todas de la sala.
—Hay muchas cosas que no estaban en el plan.
—Pero si están peleando solo empeora las cosas para nosotros —dijo Marey observando la ciudad desde el elevador—. Si se meten en más problemas hará que los dos sean buscados.
—Por eso debemos apresuraros.
—Vaya, vaya —dijo Ryanace sonriendo aterradoramente. Volteó para ver a su guardián, quien seguía inmutable como siempre, después puso su mirada en la chica que no podía quitar su expresión de sorpresa de su rostro—. ¿Es una vieja conocida, Thomas?
—Nadie importante, mi señor —contestó el joven adelantándose a Ryanace, preparado para enfrentar al moreno.
—Así que aquí es a donde te trajo —Alonso también dio pasos adelante, preparándose para la acción—, abandonaste a Marla para ser el perro faldero de alguien más.
Editado: 19.09.2022