Agencia de Seguridad Civil: Encadenado

Capítulo 23: Sin final feliz

El Alto Mando se movilizó enseguida haciendo público el lugar vacío que dejó la muerte de Koch. Buscaron explicaciones en la ASC por su gran fallo protegiendo a un miembro del alto mando. A lo cual, tras largas horas de confrontación vía videollamada Gabriel acordó con ellos darles una muestra de arrepentimiento por su fallo. Usaron todos los fondos secretos de la ASC en caso de emergencias para tratar de tranquilizar los ánimos de los hombres.

Andrea tomó la responsabilidad por su equipo, y a pesar de las serias advertencias de Aya y Marey donde le imploraban que se quedara, porque se exponía a ser llevada por uno de ellos, siguió adelante con su plan de dar la cara en el nombre de sus niños. Solo de esa forma ella estaría en paz, asegurando un futuro tranquilo para todos ellos.

Una camioneta negra con el símbolo de los altos, una montaña nevada frente a un amanecer, la recogió frente a la ASC. Dentro de la camioneta le cubrieron la cabeza y la llevaron hasta el lugar de reunión, cosa que tardó casi cuarenta minutos. El edificio era un complejo de dos pisos grandísimo, con fuentes de delfines a la entrada y un camino empedrado que llevaba a las puertas blindadas del edificio. Dentro la guiaron más de cinco guardias por un pasillo de color blanco hasta una puerta metálica, que, tras un rechinido lastimero, se abrió.

Entró en una habitación pequeña que contaba únicamente con una mesa pegada a un muro de cristal. Una lampara de techo daba luz perfectamente al cuarto. Respiró hondo para calmar los nervios que sentía. Secó sus manos sobre su falda, apretó fuerte luchando contra el incontrolable temblor. Dio pasos dentro, dejó el maletín sobre la mesa, lo abrió y giró hacia la ventana que la separaba de la habitación donde ocho personas observaban silenciosamente.

—En nombre de la ASC y todos sus integrantes agradecemos su misericordia hacia notros —Andrea hizo una reverencia hacia la ventana, siendo observada por los hombres. Solo podía escuchar murmullos, nada claro—. Sentimos mucho nuestro fracaso que permitió la muerte de nuestro amado líder Koch —practicó horas para poder decir eso sin sentir nauseas, y llegó a aborrecerse a si misma después de escucharse decir eso—. Espero puedan tomarlo y sea suficiente para darnos otra oportunidad.

—La ASC ha tenido suficientes oportunidades, deberíamos matarlos a todos —dijo uno de ellos tirando la copa de vino al suelo causando un estallido de cristales.

—No, primero que trabajen para nosotros hasta completar el valor de Koch —respondió una voz femenina entre ellos.

—¿Trabajar? Podríamos ponerla a ella a trabajar —aseguró otro con una voz que heló a Andrea.

—Deja tus sucios pensamientos con todo al que vez, ella será la esclava de todos nosotros al igual que sus hijos y los hijos de sus hijos—. rio otra mujer en la sala.

A Andrea no le quedaba más que mantenerse agachada, escuchándolos pelear mientras daban una respuesta, que imploraba al universo que fuera favorable para ella. Fue hasta que una voz habló dentro de la habitación que pudo levantarse.

—Levanta el rostro, señorita —pidió un sujeto de cabellos rubios ondulados, de ojos grisáceos. Andrea obedeció lentamente—. A esta chica yo le otorgo inmunidad sobre ustedes —sonrió el otro—. En respuesta a su ofrenda, la tomamos a favor. La ASC queda absuelta de su incompetencia. Puedes retirarte.

—Agradezco su decisión, pero permítanme ir más allá. Solicitamos de su consideración, para permitir que la ASC sea quien busque a Zeth por el mundo y lo lleve ante ustedes.

—Muchacha ingrata —gritó un hombre al fondo de la habitación—. Deberíamos matarte por tu insolencia.

—Vamos, solo quieren compensar sus errores —Aquel miembro del Alto Mando causaba mala espina en Andrea. ¿Desde cuándo actuaban tan considerados? En otro momento la hubieran mandado ejecutar—. Está bien, atrápenlo, no importa cuánto les cueste, quiero ver a ese sujeto de alfombra en mi casa.

Andrea agradeció una última vez con una reverencia y salió de la habitación luchando porque sus piernas no se hicieran gelatina. Dio pasos largos hasta sentirse segura y entonces se apoyó en la blanca pared y tomó aire. Tenía los nervios de punta y debía encontrar la manera de relajarse, había conseguido lo que buscaba, eso la hacía sentir contenta, solo había que encontrar una manera de hacer que Zeth volviera a la ASC y todo podría ser como antes, incluso mejor.

 

Los pensamientos de Santiago no dejaban de rondar aquel nombre que tantas veces le había causado enormes problemas, “Dunkel”. El nombre de a quien él había estado buscando por tanto tiempo. Tenía que averiguar más, debía ir e interrogar a Ryanace, él sabía mejor que nadie en ese edificio de quien se trataba, pero eso podría ser muy peligroso. Si lo despertaba otro combate sin fin empezaría.

Santiago salió a las escaleras de emergencia en el piso de descanso, se apoyó sobre el barandal. Desde ahí tenían una vista magnifica de la ciudad. Era el único que había conseguido mantenerse en una sola pieza y que se recuperó rápido del combate, claro que él sabía que no luchó tanto como los demás. Suspiró con la intención de que el sentimiento de culpa y la incomodidad que este la causaban salieran de su pecho. Desde que regresaron se sentía así, culpable no solo por la muerte de Nicole, algo que todos debían sentir, también tenía esa sensación por no haber hecho nada.

Recordó aquellas ocasiones en que Ryanace atacó a muerte a las chicas, cayendo desde lo alto. Él no pudo hacer nada, aunque hubiera sido capaz de hacer algo. Pensaba constantemente en que, si hubiera sido más rápido encontrando aquella estúpida flor, tal vez Nicole estuviera con ellos corriendo de un lado a otro. Agachó su cabeza decepcionado de sí mismo.



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En el texto hay: drama, accion, aventura

Editado: 19.09.2022

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