Agencia de Seguridad Civil: Infiltración

Capitulo 2: Guardiana

Zeth y Alonso apoyaron a los agentes de la ASC enmisiones de retención de bestias del bosque y por sobre todas las cosas, detener a un grupo de rebeldes que amenazaron con destruir un monumento a los Altos. A pesar de la oposición de ambos chicos por tal acto, Andrea y Rafael los obligaron. Mientras que Alonso detuvo a un par de Pisontes y algún escurridizo de seis pelos, un ser parecido a un ratón, pero del tamaño de un perro, que tenía seis espinas en la parte trasera de la cabeza, que usaba cuando se sentía amenazado.

Ese pequeño no causó grandes destrozos, pero Alonso lo escuchaba gritar de terror y eso era muy peligroso si se encontraba con las personas. Arlette y su equipo armaron un perímetro donde retenerlo, pero este fue demasiado rápido, saltó a través de un poste de luz y tras saltar sobre el techo de algunos vehículos entró al segundo piso de unos departamentos. Alonso saltó detrás de él, mientras Arlette cruzó la puerta a toda velocidad.

Subió las escaleras escuchando el alboroto de Alonso y la criatura. Llegó a un pasillo que dividía el edificio en dos y en ese momento hubo silencio. Algunas personas salieron asustadas del interior de sus departamentos, con armas improvisadas en mano. De pronto, de una puerta, Alonso saliótransformado en lobo detrás del escurridizo, corriendo en dirección de Arlette. La chica sacó de un bolsillo especial en su pantalón un artefacto cilíndrico, al presionar la parte superior se desplegó una red.

La lanzó al escurridizo, pero el animal subió a una pared y corrió hasta pasarla de largo, no sin antes agitar su cabeza clavando dos de sus espinas en el hombro de la chica, adormeciéndolo. Alonso fue atrapado por la red, un electroshock lo hizo paralizarse y golpear con la de cabello bicolor.

—Atención —dijo Arlette por el comunicador sin perder el tiempo—. El escurridizo va hacia el primer piso. ¿Estas bien? —Le preguntó al chico lobo mientras le quitaba la red de encima.

—Si, es solo que estoy muy cansado —admitió el moreno. Aun no se reponía de la pelea contra Gabriel, las energías por su rápida regeneración no habían vuelto, pero se había ofrecido a ayudar a falta de personal.

—Lo hemos capturado —anunció uno de los compañeros de Arlette por el radio.

—Excelente —dijo la chica poniéndose en pie—.Llévenlo a las jaulas de contención, se lo regresaremos a los guardianes más tarde.

—Supongo que no estoy invitado a esa fiesta —dijo Alonso volviéndose a la habitación en su forma lobuna.

—A menos que quieras otro flechazo —Se burló Arlette arqueando una ceja.

—Cierto, prefiero estar cerca de la emoción de verdad —El moreno entró al departamento de donde había salido—. Ya sabes, derrotar a los villanos.

—No seas tan presumido —respondió la chica, reacomodándose la cola de caballo—. He escuchado por ahí que no has ganado ningún encuentro tu solo.

—¿Has hablado con Zeth últimamente? —Alonso asomóla cabeza por la puerta.

—Un poco, sí —La chica se recargó en una pierna mientras recogía la red. Presionó un botón y a su forma cilíndrica—. Tengo la confianza de decir que he ganado más encuentros que un Doble.

—Por ahora —Alonso salió de la habitación acomodándose su nueva gabardina de agente. Caminaron juntos fuera del edificio.

—Ya verás, las personas normales también podemos enfrentarnos a amenazas más grandes.

—Si, si eres Meegwun —respondió Alonso—. No he conocido a nadie más como él.

—Pronto la verás —La lobo acepto el reto explicito en sus palabras. Ese muchacho la hacía emocionarse por dentro. Quería que la viera lograrlo.

Al atravesar la puerta principal del edificio una lluvia de rocas los azotó. Alonso cubrió a Arlette tan pronto pudo, sintió el impacto en todo su cuerpo, algunas logrando causarle daño que curó rápido. El moreno se volteó enojado, los residentes de aquellos departamentos eran quienes los atacaron. Entre todos detuvieron a los tres agentes que acompañaban a Alonso y Arlette. Los tenían en el suelo apuntándoles con sus neutralizadoras.

—¡Lárguense de aquí! —gritó un hombre mientras les lanzaba una piedra.

—¡No queremos asesinos con nosotros! —Le siguió una mujer.

—¡Busquen otro lugar que destruir!

—¡Asesinos!

—Por favor, cálmense —pedía Alonso acercándose lentamente, ganándose una pedrada en la frente que le causo un corte. La herida se regenero, asustando a los demás.

—¡Deténganse! —Desde el cielo cayó Zeth envuelto en sus alas. Las personas retrocedieron espantadas—. ¿Qué demonios pasa? —gritó sin quitarse la máscara.

—No queremos de su ayuda aquí —Anunció una de las personas tratando de mantener la distancia—. Ustedes… toda la ASC ha causado desastre en esta ciudad. Ustedes trajeron al Dragon… ustedes hicieron que los rebeldes perturbaran la paz y que estemos en peligro.

—¿Nosotros? —Zeth sonrió, aunque nadie pudo verlo. Dio algunos pasos adelante, Judge saltó a un lado, no se perdería ese espectáculo—. Nosotros no trajimos a ningún dragón, nosotros los protegimos, nosotros no perturbamos la paz, porque no había ninguna paz.

—¡Mientes! —gritó alguien.

—¿Miento? —rio sarcásticamente—. Si, tal vez sea eso o tal vez sea que ustedes no se dan cuenta del gran trabajo que nosotros hacemos por ustedes. La ASC les ha salvado el maldito trasero en cientos de ocasiones, somos quienes responden al peligro mientras los policías se rascan el trasero como simios en sus patrullas ¿y aun así se atreven a llamarnos asesinos?




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