Mike se sentía solo, desde algún tiempo atrás comenzó a sentirse apartado del grupo. Tal vez porque el grupo se había dividido, y no estaban Kevin para molestarlo o Alonso para escucharlo como lo hizo en su tiempo. Y si hablaba de Marla, cada día ella estaba más lejos de él. Y con lo que acababa de pasar, terminó de sentir que ya no era su amiga.
Suspiró con pesar, no quería alejarse de ninguno de sus compañeros. Se sentó en la orilla del agujero que había quedado tras la última pelea, una donde no pudo aportar más que sufrimiento para su mejor amiga. «¿Por qué tenía que hacer las cosas mal?» No solo había estado apoyando a los Altos, quienes le quitaron su libertad y lo dañaron por muchos años, también había hecho que alguien inocente perdiera la vida, aunque no estaba tan seguro de que Thomas fuerainocente era.
«¿Y qué tan inocente era el sí le había causado lamuerte?» No pensó que eso pasaría «¿acaso no lo convertía en alguien igual que los Altos?» No pensó en la vida de Thomas, creyó que podría ayudar a Marla al verla en problemas, pero olvidó que el muchacho perdió su poder. «¿Eso haría que todos se alejaran de él?» Era un monstruo y los demás tarde o temprano se darían cuenta de ello.
—¿Te pasa algo, Mike?
El chico alzó la mirada, se sorprendió al ver a aquella mujer de ojos amarillos a su lado. Isa portaba un vestido que lerecordaba a Nicole «¿Así se habría visto aquella niña de adulta?» El chico se puso de pie pronto, esa mujer le transmitía un sentimiento de paz como el que Andrea solía darle. «¿Por qué era tan parecido?»
—Siento mucho si te asusté —se disculpó ella inclinando su cabeza—. Solo, sentí tu tristeza y pensé en venir contigo.
—¿Sentir? —El chico dudó un momento. «¿Era algo posible?»
—Si, yo se lo solo que has sentido últimamente y se lo mucho que te preocupa que lo que estes haciendo no esté bien—dijo la mujer dando un vistazo a la destrozada sala de entrenamientos—. Se lo mucho que quieres ser útil para los demás.
—Es solo que… eso. No sé si lo que estoy haciendo es lo correcto —Mike volvió a sentarse. Miró sus manos, recordando todo lo vivido desde el día que conoció a Andrea hasta ese momento—. Se que me he unido a la ASC para hacer cosas buenas, porque es lo que yo quiero, pero siento como si fuera una mentira, que he lastimado más a las personas en lugar de ayudarlas —volteó para verla, esperando algún comentario, pero no lo obtuvo—. Y lo que acaba de pasar con Thomas y la misión que tomaron los chicos… estoy confundido.
—Hacer las cosas correctas es algo difícil Mike —respondió Isa negando con la cabeza—. Por no decir imposible, tú quieres ayudar a todo el mundo a no sufrir lo mismo que tu tuviste que pasar, pero son objetivos enormes, que implican tomar decisiones difíciles que no todos entenderán, como es el caso de Marla.
—¿Qué hago entonces? No quiero que ellos me dejen por tomar malas decisiones —respondió Mike agachando la mirada.
—¿Pero y si te dejan por tomar buenas decisiones? —El chico alzó la mirada.
«¿Si lo abandonaban por tomar buenas decisiones?» Que lo dejaran estando vivos era mejor a que murieran. Si de eso se trataba, entonces Isa tenía toda la razón. Mike prefería que sus amigos vivieran, aunque se alejaran al final de él, pero solo pensarlo lo hacía sentir solo. Miró a la mujer, sus grandes ojos penetraban en lo más profundo de su ser, desentrañando cada aspecto de su ser.
—Mike, si quieres un poco de ayuda para hacer lo correcto —La mujer hizo una pequeña pausa en la que frunció el ceño—, hay una cosa que puedes hacer.
Miguel siguió a Mirza y a Susan sin pensarlo dos veces. Aunque él no quería dejar la ASC, no podía permitir que sus amigas se fueran sin tener un lugar a donde ir, pues sabía que ambas habían sido abandonas cuando eran niñas. Un defecto de ser un Doble, o Anima como escuchó decir en varias ocasiones a Los chicos de Andrea.
Ese día estaba recostado en el viejo colchón de su departamento en la ciudad, mirando el techo mientras arremolinaba su oscuro cabello. Esperaba a que ambas chicas salieran de la ducha para al fin tener su turno. Era molesto no ser dueño de su propio hogar, que el alquilaba. Tenía que pensar en un nuevo empleo. A ellas también las pondría a trabajar si querían seguir viviendo juntos.
Escuchó la puerta del baño abrirse y la primera en salir fue Susan, secaba su cabello con una toalla mientras buscaba asiento en el sofá a un lado de la ventana. La mujer usaba su uniforme de entrenamiento de la ASC, lo único que logróllevarse de la agencia.
—¿Se divirtieron? —preguntó el chico alzando la mirada.
—Un poco, te dejamos agua caliente —respondió Susan sin afán de burla—. Has estado de malas estos dias.
—¿Sera porque se adueñaron de mi departamento? —preguntó él saltando de la cama.
—Tu fuiste quien nos ofreció quedarnos en primer lugar—respondió la chica mirando a través de la ventana.
Algo que le aterraba a Susan era que el departamento de Miguel estaba a un par cuadras de donde tenían aprisionado al dragón. Desde la ventana veía el campo de fuerza azul que lo rodeaba y algunas de sus escamas. La puerta del baño se volvió a abrir y Mirza salió, llevaba puesto únicamente un short y una camiseta negra con el estampado de banda de rock.
—Lo siento mucho, Miguel —Mirza se detuvo a media habitación, llevaba dias apenada por su decisión, por el miedo que le generó formar parte de la agencia. No tenía valor para plantarse en contra del Alto mando como los demás—. Si yo no hubiera…