—Fue muy estúpido de su parte venir aquí pensado que ganarían.
Santiago detuvo el impacto del macuahuitl con su espada, puso una mano en la hoja para ejercer mayor fuerza. Noreste era con diferencia el más fuerte al que se había enfrentado en su vida. «¿Acaso Bloodmon era así de poderoso?» Repelió el ataque del hombre y retrocedió lo más lejos que pudo. Le costaba respirar, la pelea era intensa, dentro y fuera del complejo las tropas no paraban de atacarse, destruyendo a su paso la gran obra arquitectónica en la que estaban.
—Santi —La voz de Andrea hizo reaccionar al chico, que no apartó la vista del Alto—. ¿Estas bien? ¿Puedes manejarlo un poco más?
—Andrea, estoy bien, pero a las siete comienza mi novela —Santiago alzó su espada, una distracción podía ser mortal.
—¿Tienes tiempo para hablar con tus amiguitas? —Noreste clavó el macuahuitl en el suelo y se cruzó de brazos—. Adelante, termina tu conversación, será la última que tengas con tu amiga.
—Santi, ten mucho cuidado con él, por favor —pidió Andrea, vio parte de su pelea y se asombró como el Alto puso a Santiago contra las cuerdas—. Si necesitas ayuda avísanos, estamos entrando al sistema del Olimpo, tal vez podamos hacer algo. Confiamos en que podrás contra él.
—Santi, si tienes problemas huye —Aya interfirió en la comunicación, sin que los demás se dieran cuenta ella teníauna imagen clara de lo que pasaba con Santiago en su tableta—. Necesitamos que regreses.
—No te preocupes —Santiago se preparó para volver al ataque, su fuerza aumentada debía ayudarlo a enfrentar al Alto—. Yo no me rajo tan fácil.
—Ten cuidado —pidió Aya una vez más.
—Por supuesto.
Santiago se lanzó en contra del Alto. Su espada se envolvió en un remolino, lanzo una estocada al pecho del hombre, pero Noreste lo detuvo con su macuahuitl. Comenzaron un choque de espadas en el que Santiago comenzó con ventaja. Su remolino lograba hacer que los golpes del Alto se redirigieran, obligando al Alto a usar sus dos manos para mayor estabilidad a la hora de pelear. El impacto de las armas lanzó chispas al cielo, ninguno de los guerreros retrocedía.
El macuahuitl enganchó la espada de Santiago entre sus hojas de obsidiana, Noreste agitó su arma arrancándola de las manos de Santiago. El chico se apresuró a golpearlo mientras aún tenía ese espacio abierto. De un puñetazo envió al Alto a volar hacia afuera del complejo. Noreste logró caer de pie mientras frenaba el impulso con su arma.
Una raíz atravesó el guante de Santiago, se lanzó hacia la espada y la atrajo a Santiago. El robusto muchacho dio un salto, atravesando una ventana, dejó caer su espada desde detrás de su cabeza. Las armas impactaron, hundieron el suelo y comenzaron una lucha de superioridad de fuerza. Esta vez fue Santiago quien obligaba al Alto a agacharse. Santiago se apoyó en su espada para dar una vuelta encima de Noroeste, cayó al suelo y blandió su espada tan pronto pudo. El Alto dio un salto lejos para evitar se cortado en dos.
—Supongo que los reportes estaban desactualizados —dijo Noreste. El Alto estaba impresionado con la fuerza que Santiago tenia, hacia más interesante la pelea—. Una vez acabe contigo lo haré con el equipo de investigaciones. Es inconcebible que se les haya pasado un ataque rebelde y la información de nuestras principales amenazas.
—No te enojes con ellos, a mí también se me olvidaba hacer la tarea —dijo Santiago, tratando de idear una estrategia para derrotarlo. Hasta ahora usar la espada le estaba sirviendo, era en cierto grado divertida, pero si quería ganar tenía que ir con todo, usar sus habilidades. Ya habían sido descubiertos, no debería importar mucho.
—Santiago, hijo de Isa, reconozco que tienes gran fuerza y mucho potencial, pero mi deber como Alto es acabar con las amenazas —Noreste se arrodilló en el suelo, colocó una mano en el césped y guardó silencio.
—Noreste, hijo de tu madre, reconozco tu deseo de exhibicionismo, pero mi deber como Agente es preservar la salud mental de quien te vea —Santiago respondió de la misma forma, arrodillándose en el suelo—. Me gustaría enfrentarme en mismas condiciones, pero es un traje de una sola pieza y no traigo ropa interior debajo.
—Las malas costumbres nunca se olvidan —Noreste sonrió, no porque le pareciera gracioso el comentario, sino porque estaba a punto de darle una gran lección.
—Lo siento, sigo tratando de mejorar.
Santiago sintió vibraciones en el suelo, tan débiles que apenas las percibía, pero provenían del Alto, lo podía sentir. Un par de raíces rodearon la mano de Noreste y lo alzaron hacia el aire, Santiago buscó su bolsillo para lanzarle algunas semillas de chile, pero su traje no tenía bolsillos y crearlas le tomaría tiempo. Chistó, siguió adelante en contra del Alto, cargando su espada de llamas y trepó por las raíces que seguían alzando a Noreste.
El Alto se agitó en el aire, las raíces eran duras como la roca misma y había dejado su arma en el suelo. Tiró con fuerza, pero no logró arrancar las raíces de su brazo. Santiago subió a gran velocidad, con su espada envuelta en fuego, de un solo tajo Santiago cortó las raíces y el abdomen del alto. Noreste sujetó la herida tras el corte, mientras caía al suelo. El impacto fue pesado, levantó polvo a los aires. Santiago observó desde las alturas, esperando que eso fuera suficiente.