Agencia de Seguridad Civil: Infiltración

Capítulo 17: Meegwun

De un momento a otro las cosas empeoraron. El Mike creó unas escaleras para ir detrás de Sur, pero los esclavos le impedían avanzar. Se aglomeraban gritando y llorando porque dejase escapar al Alto. El Mike trató de ignorarlos, pasándolespor un lado y creando estructuras para seguir avanzando hacia donde la mujer huía.

Los rebeldes parecían tener el control sobre el complejo, pero de la nada los esclavos comenzaron a explotar. Volaron en pedazos, llevándose a algunos rebeldes e incluso a sus compañeros. Las detonaciones eran esporádicas, no todos lo hacían, de ser así los hubieran exterminado en cuestión de minutos. El Ejército de la Paz aprovechó la sorpresa para ganar terreno en la batalla, los números estaban en contra de los rebeldes.

Otra explosión cercana a El Mike lo hizo tropezar. Se volvió hacia enfrente y vio a los esclavos correr hacia él. Debía evitarlos a como fuera lugar o el sería el próximo en convertirse en confeti. Convirtió el suelo a su alrededor en arenas movedizas. Los esclavos se hundieron al no detenerse, sin tener la oportunidad de salir de ahí. El Mike formó un camino solido por el cual siguió. Vio a Sur correr al hangar, donde un equipo la esperaba para salir volando de ahí.

—Oye tú, agente —Le gritó un rebelde a su lado—,necesitamos tu ayuda en este lugar.

—Tengo que atrapar al Alto —gritó el muchacho. Vio a un par de esclavos acercarse, se arrodilló y colocó sus manos en el suelo. La tierra se levantó en forma de pared de metal frente a ellos.

La explosión hizo retroceder tanto a El Mike como a el rebelde, pero con daños menores. Volvieron a ponerse de pie, arremetieron contra todo el que se acercó. Los soldados aparecían sin fin y los esclavos llegaron como un enjambre de abejas, con aguijones mortales. La victoria se veía lejos, estaban rodeados y al pasar el tiempo las fuerzas eran menos.

El Mike se volvió a la plataforma de aterrizaje, todo estaba destruido, ni una sola aeronave estaba lista para volar «¿Qué planeaba aquella mujer?» Debía detenerla, acabar con los Altos era la única forma de darle paz a Andrea. Una explosión en el complejo envió a volar a los soldados e hizo colapsar parte del techo, encerrando a los esclavos.

Voltearon hacia donde se originó el disparo, un tanque militar del Ejército de la Paz se acercó rodeado de decenas de rebeldes que arrebataron los escudos antidisturbios a los soldados caídos. Se protegían de las balas y respondían con disparos certeros. Un rayo de esperanza se dibujó en la cara de los rebeldes, quienes con un grito de guerra volvieronreanimados al ataque.

El Mike sintió nostalgia, el campo de guerra había fue su hogar desde que nació, y ver la motivación de un grupo de personas lo alentaba a no perder de vista su objetivo. Al contrario que los demás, el joven corrió hacia la plataforma. Sur estaba cerca, protegida por un grupo de soldados y másesclavos que explotarían al acercarse. Una ráfaga de balas lo hizo detenerse, para su fortuna, el traje evitó que se convirtiera en queso.

—¡Vayan a él, esclavos! —gritó la mujer apuntando a El Mike—. Quiero que le arranquen la cabeza con sus propias manos.

Los esclavos corrieron a El Mike. El chico se preparópara recibirlos, tocó el suelo metálico y desde la palma de su mano hasta donde estaban ellos se transformó en espinos que se incrustaron en las piernas de los esclavos. El peso hizo que los esclavos cayeran a través del agujero que se formó al crear las plantas. El Mike movió su mano como si lanzara algúnobjeto y entonces parte del suelo se cerró frente a él.

—¿Dónde está mi nave? —preguntó Sur, estaba asustada. Buscó una nave libre con desesperación. La mirada de El Mike la puso de nervios—. ¡Abran fuego contra el!

El Mike levantó un muro para frenar las balas. El par desoldados que escoltaban a Sur detuvieron el ataque y aguardaron a que decidiera seguir caminando. Otro agujero se abrió en medio de los soldados, tragándose a uno y obligando a Sur a retroceder asustada. El Mike salió del agujero sujeto a un cable, apuntó su arma a la cabeza del soldado y disparó.

Sur quedó indefensa ante El Mike. Sus guardaespaldas y esclavos ya no podían ayudarla, estaba sola en la plataforma, tenía a un Anima Gemella delante, uno que actuaba sin dudar y que le arrancaría la cabeza. Retrocedió temblando de miedo, pensando en una manera de convencerlo de no matarla.

—Vamos, piensa las cosas un poco —pidió la mujer alzando las manos. Trató de sonar lo más tranquila posible, sin demostrar su miedo—. Yo puedo convencer a los demás de que no te maten después de lo que hiciste —dio un paso atrás, más cerca del borde.

—No me interesa lo que tengas que decir —respondió el chico desatando la soga de su cintura sin dejar de apuntar su arma a ella.

—¿Entonces porque no me has matado? —preguntó Sur—. Sabes bien que en este mundo nosotros tenemos el control y que si te quedas a nuestro lado tienes más oportunidades de sobrevivir que con esos animales —señaló a los rebeldes—.¿Me equivoco?

—Bastante —El Mike sonrió con satisfacción—. Yo no conozco las reglas de este mundo, entiendo quiénes son ustedes y su manera de dirigir. No conozco a su gente, pero a los pocos que he visto, a quienes vinieron a rescatarme sin siquiera conocerme, sé que desean librarse de ustedes. Si no te he matado es porque quiero que sientas lo que ellos, la desesperación de no tener a donde huir —El suelo se levantó y formó espejos de cuerpo completo—. Solo mírate, tú eres la más grande amenaza de ellos y yo soy la tuya. Tienes tres opciones, dos no muy agradables y una reconfortante. Puedes saltar —señaló hacia abajo con la cabeza—, o puedes esperar tu muerte ahí donde estas. ¿Qué prefieres? Ninguna es agradable cierto.




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