—El amor apesta —Marla observó desde la cafetería, en la recepción de la ASC, a la tierna pareja de Esli y Lily. Levaban un par de semanas saliendo y ya estaban enmelados, sin poder despegarse en ningún momento.
—Al menos a ellos les fue bien en el amor —Le respondió Aya mientras bebía de su malteada. De verdad se veían felices esos dos, algo que a ella le hubiera gustado pasar junto a Santiago.
—Me da envidia ¿sabes? —Le dijo Marla
—¿El haber arriesgado tu vida para salvar a la persona que te gustaba y que te rechazara y que ellos consiguieran pareja en un instante? —preguntó Aya haciendo ver obvia la frustración de Marla—. Pensé que lo de Mike ya estaba superado.
—¡Lo está! —gritó la otra—, pero es que no puedes negar que se siente terrible que cosas así pasen.
—Al menos tu declaraste tu amor, a mí me rechazaron antes de tener una oportunidad.
—Vamos chicas —Zeth llegó a la mesa con una bebida para cada una. Se sentó en medio de la mesa y, después de haber escuchado su conversación, les dijo—. El amor es una basura.
—Concuerdo —Marla alzó su vaso.
—Yo también —respondió Aya de igual manera.
—Es por eso por lo que nosotros tenemos que enfocarnos en cosas más importantes —dijo el no-muerto haciendo que centraran su atención en él—. Bien, ¿Qué opinan de este chiste? Estoy yo peleando con un enemigo ¿No? Y entonces el me arranca la cabeza de un golpe y yo le digo «Arrancarme la cabeza no servirá de nada, porque yo ya perdí la cabeza» y hago que mis ojos se salgan de su lugar.
—¿De que serviría sacarte los ojos si siempre usas mascara? —preguntó Marla sin mucho interés.
—¿Te estas quedando sin ideas cierto? —dijo Aya imaginándose la escena de Zeth.
—¡Si! —gritó el no-muerto arrojando la mesa hacia el primer piso—. Ya no sé qué hacer, ya me han decapitado, desmembrado, explotado, dos veces implotado e incluso estuve en las crestas de un alce y ya no sé qué hacer.
—Deberías aceptar que no eres gracioso y ya —Judge apareció en el barandal. Zeth le arrebató su vaso a Marla y se lo arrojó al Ludenk a quien terminó atravesándolo.
—¡Claro que soy gracioso! —gritó molesto, se volteó con una sonrisa a sus amigas y les preguntó—. ¿Verdad que soy gracioso?
—Creo que tu amigo imaginario tiene razón —Marla se puso de pie, tomó a Zeth del hombro en consuelo—. Tienes la gracia de una patata en un excusado.
—¡Ja! Eso si fue gracioso —Se burló Judge en el barandal.
—¡Cierra la boca!
Zeth se lanzó en contra del Ludenk, golpeó contra el barandal de cristal destrozándolo. Cayó hacia el primer piso donde de milagro no le cayó encima a nadie, pero terminó con el cuello fracturado. Judge se rio de él desde el segundo piso a carcajada limpia.
Las chicas bajaron las escaleras ignorando el daño de su compañero, Aya se despidió de Marla que tenía que ir a una misión. Subió al laboratorio, había bajado solo para un momento de relajación, pero aun debía cuidar del estado de Gabriel. Después de la operación a la cual se vio sometido un par de semanas atrás, donde hubo algunas complicaciones que afortunadamente pudo solucionar junto a Adrian, el líder de la ASC paso dias en coma; durante la recuperación descubrió accidentalmente que Adrian modificó el diseño del proyecto para meter su estúpida idea en él. Aya se vio obligada a cumplir su palabra y castigarlo.
En su laboratorio ya se encontraba Andrea esperando fuera de la habitación especial donde habían internado al jefe. Lo observaba con cierto anhelo de verlo caminar de nuevo, pues ambas compartían el mismo remordimiento.
—¿Cuándo crees que despierte? —preguntó Andrea al ver a su amiga acercarse con la tableta de datos en mano. Dentro de la habitación una enfermera se encargaba de poner los antibióticos y tomar nota de los signos.
—No lo sé —respondió ella con sinceridad—. A pesar de ser un agente bien entrenado su cuerpo no actúa como tal. Espero que para esta noche despierte.
—Eso sería genial —Andrea estuvo a punto de tocar la ventana, pero se contuvo—. ¿Has sabido algo de Meegwun? No lo he visto en un par de dias.
—Lo último que supe es que el jefe lo envió a una misión —respondió Aya buscando información sobre eso—. Dice que está en una misión de escolta para un tal sujeto «N». Debió querer quedarse en el anonimato. Meegwun debe regresar en un par de dias.
—Eso espero, con el jefe en ese estado necesitamos alguien que sepa tomar decisiones.
—¿En serio confías en el sujeto que cambiaría su ración de comida de una semana por revistas pornográficas? —preguntó Aya con una sonrisa.
—Tienes razón —Andrea también sonrió—. Creo que sería una mejor opción que Tocino liderara la ASC.
—No creo que le haga mal a nadie que el cerdito se encargue de las cosas —bromeó Aya.
En medio de la ciudad se escucharon repentinos relámpagos sin siquiera haber una nube cerca. Las personas que caminaban por las concurridas calles quedaron inmóviles ante el semejante estruendo. Levantaron la vista al cielo buscando el origen de aquel ruido, uno que no tenía explicación, el cielo estaba despejado y el sol irradiaba su caluroso poder a todos los habitantes. De pronto un rugido hizo que aquellos con menos curiosidad corrieran despavoridos.