El equipo de Esli, Lily y Marla no pudo hacer nada para responder al llamado de emergencia que se presentó en ciudad Solé. Desde su posición, en una antena de comunicaciones a las afueras de la ciudad, se veía la destrucción que el dragón causó. Estaban ocupados enfrentando a un grupo rebelde que, liderados por un excientífico militar, desarrollaban un letal suero que les otorgaba una fuerza brutal a cambio de su vida.
Los rebeldes subían los cientos de dosis a las camionetas a toda prisa, mientras sus escuderos, y el mismo creador, los defendían del intento de arresto de los agentes. Esli detuvo con sus masas los potentes impactos del científico quien sin pensárselo mucho se inyectó el suero que le costaría la vida. El impacto de cada golpe era absorbido, pero la fuerza del ataque lo hizo retroceder. Respondió creando un martillo con su masa café, evadió una patada a la cabeza y le dio de lleno con su ataque.
—Deberías quedarte en el suelo —dijo Esli con una media sonrisa—. Fue muy tonto de tu parte usar ese veneno.
—No lo haré, mi creación no es un veneno —El hombre se puso en pie y atacó de nuevo usando toda la ferocidad y fuerza que su cuerpo aguantaba—. No dejaré que detengan nuestros planes.
Esli desvió un puñetazo, cubrió con la masa el cuerpo del científico y lo estrelló contra el suelo. Lo vio quejarse mientras trataba quitar la masa de sus extremidades. Esli se volvió hacia Lily, la gigante se lanzaba contra las camionetas que transportaban las dosis, pero pronto un par de cables se enredaron alrededor de su cuello y sus piernas. Un hombre se balanceó a través de ellos sujetado de una tirolesa de mano. Lily cayó al suelo golpeando pesadamente.
Trató de ayudarla, pero fue embestido por el científico que le propinó un par de puñetazos en el rostro con la potencia suficiente para marearlo. El chico de cabello rosa hizo que su masa se pusiera entre medio de los dos, los golpes seguían llegando a su cuerpo por lo que tuvo que hacerse ovillo para aguantar más.
Marla salió de detrás de una pila de cajas, creó un campo de fuerza en forma de mazo el cual sujetó y usó para golpear al científico, liberando a Esli de la lluvia de golpes. Creó uno nuevo en barrera entre ellos dos y otros rebeldes.
—Debemos ayudar a Lily —dijo Esli poniéndose de pie. Tenían a su novia en el suelo, con los cables tensos alrededor del cuello. La falta de aire la obligó a regresar a su tamaño natural, pero seguía siendo asfixiada por aquel hombre.
—Corre —Marla tocó a Esli, creando un campo de fuerza a su alrededor—. Yo soportaré el ataque de ellos aquí.
El campo de fuerza que los rodeaba creció, Esli salió de él por un hueco que la chica le abrió, se lanzó al rescate de su novia, pero fue interceptado por el científico. Esli formó un yunque con su maza y golpeó ferozmente al sujeto en el rostro. Siguió adelante, volviendo el yunque en una navaja muy afilada con la cual cortó el cable y enfrentó al rebelde que contuvo a Lily. El sujeto era muy hábil, evadiendo cada intento de Esli de tocarlo.
—Deja de moverte tanto —gritó el agente desesperado.
—¡Retirada! —ordenó el científico quien corría a uno de los vehículos.
—¡Esli! —gritó Marla al frente, creando pilares de su campo de fuerza que golpeaban a los rebeldes cercanos—. ¡Se están llevando las dosis!
—Estoy en eso —dijo el chico siendo él quien evitaba la navaja curveada de su enemigo, que con maestría hacia retroceder al muchacho.
El rebelde dio un salto mortal hacia atrás, antes de caer lanzó su arma en contra de Lily que aun trataba de recuperar el aire. Esli al ver eso estiró su masa tan pronto pudo, atrapando el arma en el aire, a solo centímetros del cuello de Lily. Volteó con una sonrisa victoriosa, pero su enemigo había desaparecido. Las camionetas llenas de suero iban a toda prisa por la carretera principal.
—Demonios, escaparon —dijo el muchacho soltando el arma al lado suyo. Los únicos rebeldes que quedaban fueron los que derrotaron en la batalla. Se aproximó a Lily para ayudarla, la chica había desgarrado sus ropas al volverse gigante, quedándose en su traje especial que crecía con ella, Esli la cubrió con su chaqueta—. ¿Estas bien?
—Si, gracias —La chica sonrió a medias. Se sentía frustrada. La habían derrotado tan fácilmente por estar distraída observando que Esli estuviera bien—. ¡No puede ser! —gritó desesperada—. Tenemos que seguirlos, si nos quedamos aquí quien sabe que cosas harán, necesitamos capturarlos.
—¿Puedes levantarte? —Le preguntó Esli extendiéndole una mano—. Nos apresuraremos y los capturaremos cuanto antes.
—Chicos —Marla habló sin apartar la mirada de la ciudad—. Creo que deberíamos volver a ciudad Solé—Las nubes de humo se alzaban gigantes sobre la ciudad—. Andrea —llamó la chica por el comunicador, pero no obtuvo respuesta—. Andrea.
—Demonios —Lily observó ambos casos ansiosa, no quería dejar escapar a aquellos sujetos, pero tampoco podía ignorar el hecho de que la ciudad estuviera en llamas—. ¡No sé qué hacer! ¡¿Qué hacemos?!
—Vayamos a la ciudad —anunció Esli preparándose para volver—. Los rebeldes los podremos capturar en otro momento, pero no sabemos cuántas vidas están en peligro allá.
—¡Si! —Lily fue detrás de su novio, más cerca de lo acostumbrado.
Marla suspiró controlando sus nervios, esperaba que todos estuvieran bien. Subió a la parte trasera de la camioneta, observando el camino en silencio mientras Esli conducía. Al tiempo que lo hacía Lily puso su mano sobre la de él, cosa que el chico correspondió entrelazando sus dedos. Marla apartó la mirada, ella no necesitaba saber lo que eso se sentía, estaba bien sola. A mitad de camino recibieron un mensaje de Andrea, pidiéndoles que volvieran a la ASC lo antes posible.