Agencia de Seguridad Civil: Unidos

Capítulo 15: La cabaña

Los chicos se dirigieron al aeropuerto de mala gana. viajaron en silencio, pues no tuvieron el mejor de los dias. Aun les preocupaba lo que pasó con Esteban y la desaparición de Alonso y Andrea. No tenían cabeza para una misión que nadie quería aceptar, cuando se trataba de los Altos todo se complicaba. Y si eso no era suficiente, volverían a ver a Damián, Laura y Ritchie, con los que pensaron que nunca más tendrían que lidiar.

Al llegar al hangar en el aeropuerto se encontraron con un aerodeslizador del doble de tamaño del que solían usar, tenía un segundo piso donde se encontraba la cabina. Y desde fuera se observaba una puerta a una habitación donde algunas mujeres esperaban para entrar. Mike no pudo evitar pensar que estaban ahí contra su voluntad, a sabiendas de que posiblemente no volverían.

—Miren nomas a quienes tenemos aquí.

Los chicos vieron salir del aerodeslizador al delgado muchacho de ojos negros. Portaba un uniforme negro más ligero que el de ellos, casi pegado al cuerpo en el cual sobresaltaban las protecciones en las zonas vitales, la insignia también era diferente a la de cualquier agente o Doble, no era un águila, sino una rosa negra sobre una banda roja.

—¿Les gusta? —preguntó Damián con una sonrisa—. Apuesto que sí, algún día tendré una de estas.

—Sigue soñando Damián —Laura salió del otro lado del aerodeslizador, se contoneaba en cada paso que daba. Su traje era muy similar al de Damián, sin embargo, lo que más resaltaba era el gran escote que usaba, algo no muy práctico según el punto de vista de Marla.

—Miren nomas, son nuestros lindos amigos —Ritchie se les acercó desde atrás, bloqueando la salida con su enorme cuerpo.

—Ni siquiera se atrevan —Les amenazó Zeth volviendo sus ojos negros. Judge saltó al lado, observando al otro par de chicos.

—Oigan tranquilos, tranquilos —Damián terminó de descender, acercándose hasta donde ellos—. Somos un solo equipo ahora ¿No? —volteó a ver a sus amigos con una sonrisa—. De verdad siento mucho lo que pasó hace tres años, no fue nuestra idea.

—No, si hubiera sido nuestra idea los hubiéramos matado en ese momento —Se burló Laura provocando miradas de furia hacia ella.

—Laura —Le regañó Damián—. En serio chicos, no queremos problemas.

—Entonces no nos provoquen —respondió Zeth encarándolo.

—Descuiden, estamos aquí para ayudar —Damián les guiñó el ojo con una gran sonrisa en su rostro.

—Entonces —Kevin dio algunos pasos adelante, acercándose a Laura—. ¿Me regalarías un par de fotos tuyas? —De pronto, sin que Kevin lo quisiera, su sombra se levantó y le dio un golpe a la cabeza para después voltearse a otro lado—. ¿Qué?

Los chicos del escuadrón de Damián se miraron los unos a los otros «¿Qué había sido eso? ¿Desde cuándo podía hacer eso?» Kevin discutió con su sombra frente a los chicos, hasta que esta lo tomó por una oreja y lo llevó al interior del aerodeslizador mientras le suplicaba a Laura que la dejara fotografiarse.

—¿Les explicaron la misión? —preguntó Damián a los demás.

—Si —dijo Mike rápidamente—. Tenemos que escoltar a un Alto.

—Entonces no hay nada más que hablar, andando.

Damián se adelantó al aerodeslizador, le siguieron de cerca sus compañeros. Finalmente, los chicos entraron, esperaron unos minutos mientras un grupo de agentes subía con ellos y se preparaban para el vuelo. La nave ascendió lentamente para que en un repentino movimiento acelerar a fondo.

Volaron a toda velocidad durante varias horas, hasta que la noche cayó sobre ellos, no podían evitar pensar en que había sucedido con Marey y Santiago, no sabían nada al respecto y esperar hasta su regreso sería una tortura. Los chicos se acomodaron del lado opuesto a donde estaban Damián y su equipo, observando por la ventana, en espera de poder ver La Cabaña en cualquier momento.

Zeth los miraba a todos desde el segundo nivel de la nave. Estaría escondido a menos que fuera necesario que saliera. No pensó algún día tener que ayudar de alguna forma a una persona del Alto Mando. De verdad los detestaba, y se los había dejado claro en más de una ocasión. Al igual que esa chica que, sensualmente, meneaba sus caderas en dirección a Zeth, sin embargo, él no era un traidor como ella. El no-muerto volteó a verla, atraído por el gran escote que portaba. Quería odiarla y detestarla, pero sabía llegarle a Zeth por sus puntos débiles.

—Terminará dándote una pulmonía tarde o temprano —dijo Zeth sin dejar de verle los pechos.

—En ese caso tú puedes irme a cuidar —respondió ella con voz coqueta, se apoyó en el barandal, atrayendo más la atención de Zeth a su escote que pareció abrirse.

—No le hagas caso, está tratando de meterse en tu cabeza —Le advirtió la voz del Ludenk quien se paró sobre su hombro.

—Guarda silencio —Lo regañó Zeth, alejándolo con una mano.

—Y te atrapó. Pensé que éramos un equipo ¿Sabes? —Judge se levantó del suelo, sacudió su cuerpo—. No es que no me guste la chica, pero soy más un Ludenk de codicia que de lujuria.

—¿Tus amigos aun no desaparecen? —preguntó Laura burlándose de Zeth.

—Se han ido en su mayoría, pero quedó alguien más enfadoso—. Zeth trató de pisar a Judge, pero se movió rápido.




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