Kevin creía que su plan era mucho mejor que el de Marla y Mike, pero esos dos ni siquiera le tomaron en cuenta después de escucharlo. Caminaron un buen rato entre los cubículos de los agentes de la ASC. No había nadie en el piso, evacuados después de que la alarma sonara. En todo ese tiempo no habían tenido señales de sus otros yo. «¿Qué estaban planeando?»
—¿Entonces que vamos a hacer? —preguntó el moreno aburrido, solo daban vueltas en el mismo piso.
—Ya te lo dijimos, Kevin —Le explicó Marla dándose la vuelta y quedando de frente a él. Levantó su dedo en forma de regaño mientras le repasaba el plan de conseguir ayuda y resguardarse hasta que los demás aparecieran, peleando solo lo que fuera necesario—. Por eso no podemos usar a Mike de carnada.
—Por favor, solo denle una oportunidad a mi plan —El moreno estaba desesperado porque le hicieran caso una vez en su vida.
—¿Por qué no eres tú la carnada? —argumentó Mike—. Tú puedes volverte intangible cuando quieras. No hay necesidad de amarrarme a mí a una bola de demolición.
—¿De qué diablos hablas? —Kevin no podía pensar como su plan podía funcionar de otra manera, Mike era el indicado para ser atado a una bola de demolición—. Es una parte crucial del plan.
Ni Marla ni Mike siguieron insistiendo. Ellos irían por algo más seguro. No conocían a sus enemigos, por eso esperarían un poco, solo lo necesario para que los demás chicos regresaran y así enfrentarlos uno a uno. Tal vez no a sus otros Yo, pero si al que tuvieran oportunidad de ganarle. La alarma dejó de sonar, los tres se pusieron en alerta por cualquier ataque sorpresa, La sombra de Kevin se levantó del suelo. Chocaron espaldas los unos con los otros, buscando por todos lados a su contra partes.
Kevin escuchó un fuerte ruido, tomó a Marla y Mike, los volvió intangibles evitando el ataque de un Alonso transformado en bestia que destruyó el suelo donde antes estaban parados. Alonso mostró su forma animal sin temor, con su pelaje rayado y unos ojos felinos con sed de sangre, rugió con una ferocidad que ellos nunca habían visto. Era más corpulento que el Alonso lobo que ellos conocían.
—Esto no era parte del plan —gritó Kevin adelantándose a sus compañeros
—Nada en este día era parte de mi plan —Marla estaba asustada. Ese Alonso era demasiado grande.
—¿Qué estás haciendo aquí, mi felino compañero? —Del fondo de la habitación se aproximó el compañero de Alonso. Su cabello, cuerpo delgado y el color de piel lo distinguía de entre todos los demás, Kevin.
—Me encontré la merienda, es todo —Alonso volteó a ver a su compañero.
—Eso no fue lo que nuestro excelentísimo jefe te pidió —Kevin miró a su Yo de la otra dimensión con asco, sentía su cuerpo sucio solamente de escucharlo hablar, de ver su mirada seria y odiaba ese peinado tan feo que tenía… Se cortaría el cabello después de ese día.
—Solo es una pequeña broma —gruñó el tigre.
—Tengo cara de estar bromeando —Entonces, El Kevin, como Kevin decidió apodarlo, dijo una de las cosas que casi le parten el corazón y que se volvió la gota que derramó el vaso—. No me gustan las bromas.
—¡No mereces vivir! —Kevin se separó de sus compañeros, lanzándose al ataque. Enfrentaría directamente a El Kevin. Le enseñaría una lección que nunca olvidaría.
Alonso se preparó para recibir la embestida, pero El Kevin lo apartó de un movimiento. Abrió ambas manos al frente, agarró el aire como si de cortinas se trataran y las torció con fuerza. Un tornado emergió del aire que se contorsionó delante de El Kevin. Kevin no pudo hacer nada para evitar ser golpeado y arrastrado por el tornado.
—Dije… ¡Que no mereces vivir! —Kevin se levantó otra vez y atacó, un esfuerzo que terminó igual que el anterior.
—Kevin, tenemos que irnos —dijo la chica corriendo a donde su amigo—. No podemos enfrentarlos.
—No, esto no se puede quedar así —Estaba furioso, decepcionado y a la vez muy fascinado de pelear contra sí mismo—. Escúchame, Marla, no entrené durante un año con un viejo loco en taparrabos para escapar del primer combate que tenga. Ustedes sigan corriendo, pero si alguien tiene que patearme el trasero, ese seré yo.
—Vamos, Marla —Mike la jaló por el brazo—. Nosotros sigamos adelante.
—Si —El moreno se levantó, arrojó su chaqueta a un lado—. Los alcanzo en unos momentos.
Mike y Marla partieron en busca de la salida, confiaban en que Kevin le ganaría a su otro Yo. El pasillo se quedó con los tres chicos, los dos Kevin y el hombre gato, según Kevin. Ese sin duda era un enfrentamiento que el moreno tuvo que hacer con Ritchie a su lado como los nuevos mejores amigos en peleas, demostrando una sincronización fuera de lugar al no haber entrenado juntos, pero si ese no era el caso, entonces él solo se enfrentaría a ambos.
El Alonso se lanzó en su ataque, El Kevin estaba aferrado a su espalda. Kevin se quedó quieto, lo atravesarían y entonces vendría su contraataque. Al contrario de como lo planeó, El Kevin extendió una de sus manos para intentar alcanzarlo. Cuando estuvieron sobre él, y Kevin usó su intangibilidad, El Kevin se le aferró a la camisa y tiró de él contra una pared. El hombre felino siguió adelante, detrás de Marla y Mike. Mientras El Kevin saltó de su espalda para pelear contra el otro moreno, quien solo pudo ver a El Alonso alejarse y preocuparse por sus amigos.