Agencia de Seguridad Civil: Unidos

Capítulo 22: Resentimiento

Mike saltó a la acción contra El Alonso. El felino era rápido, pero Mike había descubierto como aprovechar el poder que Nicole le otorgó. Hizo fluir la electricidad por todo su cuerpo ganando un plus de velocidad. Lanzó ambas espadas contra El Alonso quien las esquivó, pero que lo dejó descubierto a la hora de tener que defenderse del puñetazo lleno de electricidad de Mike. La bestia cayó al suelo con un golpe estruendoso. Mike recogió sus espadas y se puso en posición de ataque, esperando el momento en que se volviera a levantar.

Envidiaba la regeneración que los Animas bestias tenían, El Alonso se levantó del suelo como si Mike no lo hubiera hecho nada. El tigre se transformó a hibrido, ganando en altura y musculatura a Mike. El Alonso se movió rápido hasta él, lanzó una zarpada que Mike bloqueó con sus espadas, pero la fuerza de Alonso lo superó y arrojó contra una de las puertas de las celdas.

Mike recuperó el aliento aguantando el dolor de ese último ataque. Cuerpo a cuerpo sería un infierno tener que enfrentarlo, debía pensar en algo y rápido. Esquivó una embestida más de El Alonso, transformó sus katanas en pistolas y disparó envolviendo cada bala en electricidad, retrasando a El Alonso.

—Eso apenas si me hace cosquillas —El Alonso corrió en su contra, dio un zarpazo desde arriba que se clavó en el piso. No se detuvo, con su otra zarpa golpeó a Mike arrojando al chico contra una pared—. Disfrutaré arrancándote el cuello de una mordida.

—T-tienes que atraparme primero —Mike dio un salto fugas al otro lado del pasillo, se recargó en la pared para recuperar el aliento. Un círculo azul se creó alrededor de sus pistolas, estas se transformaron en un cañón que estaba unido a su guantelete.

La energía se acumuló en las palmas de Mike. El Alonso acorraló al chico contra una de las celdas y lanzó zarpadas. Mike movió el torso de un lado al otro a gran velocidad esquivando cada ataque de El Alonso, mientras la energía se cargaba en sus catalizadores. Una zarpa logró rasgarle un brazo, pero Mike no se detuvo a meditar en el dolor. La presión sobre la celda aumentó, hasta solo poder escuchar la pared rasgarse por las garras de Alonso, esperaba que el siguiente ataque fuera suficiente para detenerlo o estaría perdido en una batalla eterna.

Esquivó una última zarpada y con su brazo izquierdo presionó el abdomen de El Alonso. Liberó un rayo que atravesó el cuerpo del tigre. Se apresuró a colocar la otra mano sobre su pecho y liberar todo el poder acumulado. El Alonso se retorció sintiendo la descarga atravesar su cuerpo. Pasaron segundos donde el olor a carne comenzó a causarle asco a Mike. Lo soltó y de un salto se apartó del camino del chico tigre quien cayó de frente. No podía confiarse de que ese lo detuviera, pero esperaba que no se levantara.

Marla por su parte se defendía de los ataques sin fin de su otro yo. La chica que tenia de frente, aunque se veía igual que ella, era una mujer despiadada. Todos los atentados en su contra eran réplicas de armas o púas que intentaban atravesarle la cabeza. Ella en cambio, atacaba con campos de fuerza con forma de pilares o cosas que hicieran un daño superficial, no se imaginaba lastimando a alguien de forma tan feroz.

La Marla creó un campo de fuerza atrás de Marla, del que salió una estaca en dirección al centro de su pecho. La de cabello corto logró darse la vuelta a tiempo y crear un escudo para cubrirse del ataque. Ambos campos de fuerza explotaron en pedazos, cuando volvió a La Marla ya estaba encima suyo con una alabarda en mano, lanzando una estocada que bloqueó con otro escudo que al contacto con el arma estallaron. La Marla se envolvió en un campo de fuerza y dejó salir pinchos a gran velocidad.

—Estoy muy sorprendida —dijo La Marla de otra dimensión con el ceño fruncido.

—¿Por qué? —Marla se protegió creando un campo de fuerza que destruyó cada proyectil.

—Por lo inútil que pude llegar a ser —respondió la otra sin compasión. Veía la duda en Marla y se aprovecharía de eso—. No haces más que limitar tus habilidades, eres débil.

—Lo sé —contestó la chica sintiendo coraje, siempre se lo repetían, no había pelea que tuviera que no le dijeran eso—. Sé que no soy la más fuerte entre todos. Soy débil, no puedo luchar como los demás, ni siquiera soy capaz de tomar una buena decisión por mí misma —Marla empujó su campo de fuerza hacia adelante acercándose a su otro yo. Se plantó firme frente a ella y atacó con sus puños envueltos en campos de fuerza. La otra Marla no se movió ni un milímetro, ni siquiera intentó que sus campos de fuerza le hicieran de escudo. Recibió el golpe de lleno en la cara.

—No eres más que una basura —Escupió la otra. Era una mujer intimidante, con una mirada fría. Marla flaqueó.

La Marla la golpeó con su puño libre en el abdomen, dejándola sin aire. Seguido de eso un puñetazo envuelto en un campo de fuerza con púas la hizo caer al suelo con la ceja abierta. Marla sintió un fuerte ardor en la cara mientras la sangre caía a gotas por su rostro, el golpe se sintió irreal, con una fuerza bruta superior a lo que ese delgado cuerpo podía otorgar. Retrocedió en el suelo mientras veía como su otro yo creaba una lanza entre sus manos. La levantó con la intención de atravesarla y dejarla clavada en el suelo o quizás algo peor, Marla empezó a sentir miedo de ella misma.

En ese momento un fugaz ataque arrojó a la de la lanza hacia atrás. Mike apareció enfrente de su amiga. Se veía agotado, con una respiración agitada y el cuerpo encorvado. Tenía rasguños en todo su cuerpo, algunos más profundos que otros, su parche se había caído, pero el hueco donde debería estar su ojo brillaba con intensidad.




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