Agencia de Seguridad Civil: Unidos

Capítulo 23: Lenguas

Las hélices del helicóptero del noticiero de Hank hacían un ruido ensordecedor al rodear la ASC. Las falsas noticias siguieron apareciendo, se transmitió el momento exacto donde la explosión por el cañón de El Kevin voló un costado de la ASC en una lluvia de cristales y escombro que lastimó a un par de agentes en el proceso. Hank desde el interior logró captar a El Kevin a un lado del cañón antes de cortarse la señal, después de años de rencor se presentó el momento perfecto para la venganza de Hank.

El Ejercito de la Paz tuvo la reacción más rápida de su historia, con una aparición de tres minutos después de la ejecución de Sebastián, gracias a su sistema de teletransportación. Sitiaron el edificio, creando barreras de campo de fuerza a sus espaldas alejando a los medios de comunicación que pudieran llegar. El hombre que lidereaba a los soldados de traje blanco envió un escuadrón de reconocimiento al interior del edificio. Las ordenes de sus superiores fueron claras, hacer acto de presencia, pero permitir que los chicos de Gabriel pudieran moverse a voluntad.

Sin embargo, hubo un acto que generó un cambio de planes, fuera por coincidencia o intencional, una aeronave de la ASC comenzó su descenso al interior del perímetro. La escotilla de la nave se abrió, dejando ver a un hombre firme y con una expresión de terror al borde de la nave. Se miraron un instante hasta que el general del Ejercito de la Paz rio y dio la vuelta, permitiría que se moviera libre por la agencia, lo notificaría de inmediato y esperaría indicaciones.

Ritchie abrió los ojos con pesadez al escuchar las turbinas de una aeronave acercarse, cayó al frente de la ASC en medio de las escaleras. Podía ver el humo ascender al cielo desde el costado del edifico, los trabajadores de las oficinas salían tan rápido se lo permitían sus piernas, pisándolo sin importarles que estuviera ahí.

El chico se sentó, escuchó sus huesos crujir mientras se reordenaban, levantó la mirada y los vio a todos formándose al final de las escaleras y cerca de la entrada. Los agentes de la ASC apuntaban sus armas neutralizadoras a su frente. Se levantó sin mostrar temor, escuchando las advertencias de los hombres. Dudaba poder enfrentarse a todos ellos al mismo tiempo sin ser impactado por una de esas balas, quedaría inutilizado, transformarse no era una opción, pues tomaría tiempo, lo que les permitiría un tiro limpio.

—Bajen sus armas —dijo haciéndose de tiempo para poder escapar, si saltaba con fuerza, usando sus piernas de felino, lograría darse una oportunidad—. No quiero hacerles daño.

—Tienes derecho a guardar silencio —El Zeth apareció entre la multitud, sin embargo, este no era el Zeth que le había tocado acompañar esa madrugada. Este tenía un aspecto más refinado, afeitado hasta el último bello y no con su insípida barba de algunos días o sus largas patillas. Portaba un traje azul con una gabardina gris encima—. Todo lo que digas estará en tu contra.

—¿De verdad esperaste hasta que yo despertara para esto? —Ritchie comenzó la transformación de sus piernas con lentitud, tratando de no mostrar signos de dolor y un cambio en su postura.

—Primero tuve que encargarme de que no te mataran—señaló con su cabeza a los soldados, que permanecían en posición—, veras yo no soy tan salvaje como algunos de mis compañeros, es más, podría considerarme alguien muy paciente —El Zeth se acercó a él, caminó con las manos en la espalda pareciendo más profesional—. Y más inteligente. Y creo que podemos llegar a un trato que nos beneficie a ambos.

—Yo no pienso hacer tratos con ustedes —respondió Ritchie con ferocidad causando que Zeth se detuviera a medio camino.

—Vamos, tan solo escucha lo que tengo que ofrecerte —Ritchie se quedó callado, mirándolo fijamente—. Excelente, sabía que eras una persona razonable. Bien ¿Por dónde empiezo? Muy bien, antes que nada, quiero que confíes en mí, todas estas personas que vez, compañeros tuyos, están bajo mi control. Para mí sería muy fácil tratar de controlarte, pero veo que eres alguien muy fuerte y no quiero batallar. Nuestro líder nos ha enviado a crear caos en tu hermosa ciudad.

—¿Por qué? —quiso saber Ritchie.

—Porque así lo solicitó tu jefe, es lo único que puedo decir. Yo te ofrezco que nos ayudes a hacer caos y te devolveremos a tu amada chica —La mirada de seriedad de El Zeth transmitía a Ritchie una sensación de confianza, pero no podía dejarse llevar por un presentimiento, podía ser un mentiroso, sin embargo, su corazón no se aceleró en ningún momento.

—¿A dónde se llevaron a Laura? —Ritchie no pudo contenerse y dio un paso adelante. Uno de los soldados apuntó a las piernas de Ritchie y disparó a ambas, el chico león cayó de rodillas sintiendo el entumecimiento en ellas, su plan de escape se había arruinado.

—Sí, la tenemos —siguió El Zeth sin apartarle la mirada—. Puede ser tuya, sé que eso es lo que quieres, solo tienes que ayudarnos a nosotros a conseguir lo que queremos. Todos ganamos.

—¿Y si decidiera no ayudarte? —Lo retó Ritchie—. ¿Si mejor te arranco la cabeza y la busco por mi cuenta?

—Bueno, eso sería algo desagradable de tu parte —A Ritchie le empezaba a molestar ese tono tan profesional que El Zeth se cargaba, le recordaba al de Gabriel, y en ese momento era a quien principalmente deseaba asesinar—. Toma una decisión, Ritchie.

—¿Dónde está Laura? —El Zeth sonrió satisfecho.

—Mi Marey la está escoltando al mejor punto posible para iniciar un incendio —respondió el de traje con mucho ánimo.




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