El Ejercito de la Paz tenían rodeada la ASC con sus vehículos de asalto bloqueando las salidas y sus decenas de hombres al pendiente de lo que pudiera provenir desde adentro. Francotiradores observaban los movimientos de todo el que entraba y salía del edificio. El general de las fuerzas de los Altos se vio obligado a retirarse tras una breve llamada con sus superiores, dejando sus tropas en supervisión de la ASC.
En la ciudad la gente estaba en caos al ver la ineptitud de los servidores públicos, pues desde hacía mucho tiempo su trabajo había sido mínimo gracias a los esfuerzos de la ASC. Los medios de comunicación se apresuraron a rodear las instalaciones buscando un buen ángulo de visión, el helicóptero del noticiero de Hank descendió tras un largo rato en el aire. Jerry tomó la mejor posición, no había dejado de transmitir ni un segundo desde la muerte de Sebastián.
—Aquí Jerry Simons desde el helicóptero de la CTVS en las afueras de la torre de la ASC. El confrontamiento dentro de la ASC ha terminado tras la llegada de Rafael a las instalaciones. Los agentes han vuelto a entrar al edificio donde parece ser están recibiendo instrucciones. Hasta el momento no hemos tenido ninguna declaración de parte de la ASC, estamos en espera de un recuento de daños y victimas tras los terribles hechos.
>>Según lo que pudimos ver durante la batalla dentro de la ASC quien estaba detrás de todo era Gabriel Leyva uno de los cofundadores de dicha agencia. Sin embargo, estamos confundidos pues pudimos ver a los responsables de la muerte de Sebastián combatir contra él ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Acaso todo fue un engaño? ¿Hubo algún conflicto interno? No estamos seguros de ello, pero lo que si podemos saber es que ellos son culpables, no se aparten de sus pantallas para descubrir que es lo que sucede detrás de este atentado.
Minutos más tarde, Rafael salió con las manos en alto y anunció sobre una rueda de prensa dentro de una hora. Tiempo en el que se permitió a los medios entrar a las instalaciones con el limitados por barreras de contención, y los agentes preparaban el escenario. Durante la preparación se llevaron a cabo transmisiones desde el parque central, donde el equipo de bomberos seguía combatiendo el fuego, avionetas cargadas de agua la dejaban caer sobre las zonas más afectadas. Contuvieron el fuego poco después de que este hubiera consumido la mitad del parque, entre sus llamas encontraron el cadáver de dos agentes que murieron asfixiados y el de La Marey de la otra dimensión.
Santiago corrió escalera arriba, se entretuvo mucho platicando con los demás. Subió de dos en dos los escalones, saltando a veces por la barandilla. Abrió la puerta de emergencias exaltado y corrió hasta la puerta doble que daba entrada al laboratorio. Pudo ver por el cristal de la ventana circular que tenía cada puerta una luz roja que parpadeaba. Se acercó discretamente entre golpes y gritos de desesperación, abrió las puertas despacio.
Miró a una parte de Aya que desconocía, la chica estaba enfurecida, cegada por un odio que Santiago no comprendía. Golpeaba con un tubo todo lo que encontraba, computadoras, algunos experimentos, maquinaria. Arremetió hasta hacerlo añicos. Agarró un artefacto de una mesa y lo arrojó al suelo con mucha ira, lo pisó en repetidas ocasiones hasta que lo destrozó por completo.
—Aya —La chica se detuvo al instante. Santiago la miró de espaldas, su postura era firme e imponente, pero él solo podía pensar en lo sensual que se le hacía verla. Se regañó a sí mismo, no era el momento para esas cosas, no cuando estaba mostrando sentimientos nuevos delante de él—. ¿Todo está bien? —Se atrevió a preguntar sabiendo que no lo estaba—. ¿Qué pasa?
—Solo… Déjame sola —Le pidió Aya soltando el tubo—. No quiero… no quiero ver a nadie ahora Santi.
—No tienes que verme —Santi agarró una silla con ruedas y la puso a unos metros de Aya. Se sentó esperando a que ella siguiera—. Vamos, yo no te interrumpiré.
—Es en serio, Santi —respondió ella volteando a ver sus cosas—. No quiero que nadie entre aquí… Jamás.
—¿A qué te refieres? —El chico volteó a todos lados, no lo entendía—. Aquí trabaja mucha gente para hacer cosas geniales.
—¿Qué tiene de genial fabricar armas? —Aya estaba molesta consigo misma. Todo ese intelecto, toda una vida trabajando en cosas que, por primera vez, se daba cuenta que solo eran para lastimar a las personas.
—¿Qué? No fabricas solo armas. Solo mira todo lo que hay aquí —Santiago se levantó y tomó el primer objeto que vio. Un pequeño tubo metálico tan grande como una pluma—. Solo mira esto, es muy bonito. ¿Qué es? —Al presionar un costado el artefacto comenzó a emitir una pequeña luz roja, Santi lo dejó en su lugar y retrocedió lentamente. El artefacto explotó, liberando una descarga visible en una tormenta eléctrica a pequeña escala.
—Eso es una granada paralizadora —dijo la chica mostrando una falsa calma—. Es de poco espacio y ligera, ideal para cualquier misión. Lo que estas a punto de tirar es un prototipo de arma láser capaz de derretir paredes en diez segundos —dijo apuntando a un arma con forma de pistola de agua detrás de Santiago—. ¿Ves aquella colgada que parecen alas de murciélago? Es un Dron de combate. Aquella mesa, tiene una espada que simula condiciones climáticas. Aquella pared está llena de armas y herramientas que solo sirven para asesinar —Aya comenzó a desesperarse, sentía que el aire le faltaba y que el mundo daba vueltas mientras se hacía más chico—. Incluso cuando traté de hacer algo para ayudar, terminó siendo un arma. No quiero seguir haciendo eso, Santi, no quiero que nadie más salga herido por mi culpa.