Agencia de venganza

Capítulo 10: La Verdad Revela Dos Caras

La solicitud que llegó a Las Erinias de Verónica Sáenz resonó con una familiar melodía de agravio femenino. Su relato pintaba a Mauricio Robles, su influyente esposo, como un hombre de doble moral, cuyas infidelidades silenciosas ahora culminaban en un intento descarado por despojarla de la parte que legítimamente le correspondía en el divorcio. Con palabras cargadas de indignación, Verónica describió una campaña de ocultamiento de pruebas, una manipulación mediática sutil pero efectiva que la estaba convirtiendo en la antagonista de su propia tragedia. Su exigencia era clara: justicia, una exposición pública que resonara y la certeza de que Mauricio enfrentaría las consecuencias de sus actos.

Valeria, con una calma que ocultaba la agitación interior que a menudo despertaban estas narrativas, cerró el expediente.

—Un patrón que conocemos demasiado bien. Si la engañó y ahora intenta despojarla, lo haremos rendir cuentas.

Isabela, mientras el aroma amargo del café llenaba el espacio, contempló la fotografía del esposo. Una sombra de duda cruzó su rostro.

—Hay algo que no termina de encajar. Su mirada… no proyecta la dejadez de un hombre descuidado. ¿Y si la superficie esconde una verdad más compleja?

Reina, con la agilidad digital que la caracterizaba, ya había comenzado a tejer una red invisible a través de los registros financieros y las interconexiones sociales de la pareja.

—Permítanme sumergirme un poco más profundo. Mi intuición me dice que las piezas no están en su lugar.

Ajeno al escrutinio de Las Erinias, Los Centinelas ya estaban inmersos en la misma trama, aunque desde una perspectiva diametralmente opuesta. Mauricio, desesperado y sintiéndose difamado, había buscado el pragmatismo de Adrián, la meticulosidad de Diego y la perspicacia de Sebastián. Las pruebas que presentó eran perturbadoras: capturas de pantalla de mensajes, extractos bancarios y un cronograma detallado que sugerían que Verónica estaba construyendo una narrativa falsa, acusándolo de una infidelidad inexistente mientras ella misma tejía una doble vida. Los movimientos financieros, analizados con ojo crítico, apuntaban a una estrategia premeditada para asegurar la mayor parte de la fortuna con argumentos falaces.

Adrián examinó los documentos con una serenidad imperturbable, pero con la intensidad de quien reconoce una injusticia.

—Esto trasciende una simple disputa conyugal. Su objetivo es la aniquilación pública para lograr una ganancia económica ilícita.

Sebastián, con su precisión analítica, desglosó los datos de las transacciones.

—La cronología es elocuente. Los movimientos sugieren una planificación meticulosa, gestándose incluso antes de cualquier indicio de divorcio por parte de él.

Diego, cuya mirada penetrante parecía desentrañar las intenciones ocultas, asintió con gravedad.

—Entonces el panorama es claro. Nuestra prioridad es asegurar que la verdad emerja sin distorsiones, antes de que el daño reputacional sea irreparable.

*********

Valeria, cuya fortaleza se cimentaba en una profunda confianza hacia sus clientas, comenzó a percibir fisuras en el relato de Verónica. Evasivas ante preguntas directas, inconsistencias sutiles que se acumulaban como pequeñas grietas en una fachada, y una documentación financiera que inexplicablemente no respaldaba sus vehementes afirmaciones.

—Algo fundamental se nos escapa —declaró finalmente Valeria, cerrando su portátil con un gesto de creciente inquietud—. Necesitamos evidencias tangibles, irrefutables, antes de seguir avanzando por este camino.

Reina, cuyas incursiones en el laberinto digital a menudo desenterraban secretos ocultos, hizo un descubrimiento que proyectó una sombra de duda sobre todo lo que creían saber. Mensajes borrados, recuperados con su habilidad característica, revelaban conversaciones explícitas entre Verónica y sus confidentes, detallando estrategias para manipular a los medios, sembrar la imagen de Mauricio como un marido infiel y orquestar una campaña de desprestigio.

Isabela contempló el material incriminatorio, una mezcla de incredulidad y frustración reflejada en sus ojos.

—Entonces… ella es la artífice de todo esto. La víctima victimaria.

La deliberación fue breve, pero cargada de una convicción inquebrantable. Por primera vez desde su fundación, Las Erinias se encontraron en la dolorosa posición de rechazar la causa de una clienta.

—Nuestra labor se fundamenta en la búsqueda de la justicia, no en la perpetuación de engaños —afirmó Valeria con una firmeza inusual, deslizando el expediente hacia un lado como si quemara sus dedos.

Ante los intentos de Verónica por ejercer presión, sus respuestas fueron concisas e inamovibles.

—La justicia no es un instrumento maleable al servicio de la venganza o la codicia, y nosotras no estamos dispuestas a ser cómplices de su manipulación.

**********

El choque en la arena mediática se tornó inevitable, un duelo de narrativas donde la verdad luchaba por imponerse al engaño. Los Centinelas, armados con pruebas irrefutables y una estrategia comunicacional precisa, lograron desmantelar la elaborada farsa de Verónica antes de que pudiera consolidar su relato distorsionado. Mauricio fue exonerado públicamente, su reputación reivindicada, mientras que Verónica se enfrentó al aislamiento y las consecuencias legales de sus acciones maliciosas.




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