Shao
Caminaba junto a Tiana en dirección a la biblioteca. Pero esta vez por un camino diferente. Rodeando la cúpula donde antes había estado corriendo.
De pronto dos chicos vestidos de negro con rayas verdes aparecieron tras una esquina.
Tati en seguida paro y se quedó quieta y rígida, yo tras observarla hice lo mismo. Uno de los chicos que vio mi tardanza se acercó a mí, tenía prácticamente mi altura, después de pegar su torso a centímetros del mío hablo.
—Hola novata- en la comisura de su boca apareció una sonrisa lasciva
—Señor - dije lo más sería posible. No conocía nada allí. Pero me habían gastado las películas que habían visto en la tele de soldados como para saber algunas cosas.
—Si se han fundido cinco bombillas en este complejo. ¿Cuántas bombillas quedan en perfecto estado- preguntó pronto.
"-¿Qué?"
Me quedé allí perpleja sin saber qué decir.
— ¿Bombillas?- pregunté inconscientemente.
—Responda- rugió este de pronto en mi rostro escupiendo saliva.
—No, no lo sé- al final dije.
Este se cuadró ante mí y sonrío aún más.
—Permiso para hablar, señor- oí a Tiana a mi lado.
—Permiso concedido.
—Señor, esta novata ha llegado antes de ayer- dijo- no conoce aún las reglas y recibió el libro esta mañana.
—Me da igual- comentó este entonces - es la pregunta número 97, ha tenido tiempo suficiente.
Trague saliva
—Treinta flexiones- dijo mirándome- ahora.
Tras intercambiar una mirada con Tiana y esta me asintió me coloqué en posición e intente hacer flexiones. Como dije, lo intente, cosa que no sirvió después de cinco dadas.
—Vamos saco de mierda- frío a mi espalda- muévete.
Pero no conseguía más. Era imposible. Jamás había hecho eso, mi cuerpo pesaba y mis manos eran incapaces de levantarlo.
—Levántate- dijo entonces y obedecí- dado que eres nueva pasare esta. Pero la próxima vez- se acercó otra vez a centímetros a mí- no te librarás con tanta facilidad.
Y sin decir nada más paso a mi lado junto con el otro chico dejándome aún perpleja.
Cuando Tiana con su melena castaña empezó a camina, la seguí.
— ¿Qué ha sido eso?- pregunté
—Tú y yo tenemos que hablar de algunas cosas- afirmó- en la biblioteca. No vaya ser que ahora aparezca alguno más.
Cuando llegamos allí ella sacó un libro igual al mío y se sentó en una de las mesas bajo la cúpula.
—A la vista de que nadie te va a explicar nada, lo haré yo.
—Vale.
—Lo primero que debes saber es diferenciar los colores de los trajes.
—Si son todos negros- asegure y me sentí tonta cuando ella rompió a carcajadas.
—No. Hay diferentes colores- empezó a hablar - están los blancos que son los que llevas hoy para diferenciar al novato que eres tú.
>>Después están los grises como el mío que significa primera prueba superada. Seguidamente viene el marrón que se obtiene cuando superas la segunda prueba para la que nos estamos preparando ahora.
Después nos dan opciones de pasar otras pruebas en la que uno puede ganarse el traje negro.
>> Todo eso es para llegar a ser un soldado de primer orden. Después vienen los veteranos de segundo año que llevan un traje con líneas verdes, como lo que acabas de ver. Después va el azul, morado y rojo. El morado es el más difícil de conseguir. Ya que te convierte en sargento, pero algunos tardan años en conseguir ese color y otros jamás lo tendrán. Después está el rojo. Son lo que se convierten en elementos fantasmas y llevan las misiones más importantes del mundo.
—Wow- dije- ¿Como la agente Victoria?
—Exacto. Y al final están los que tienen el traje de oro, este solo lo llevan los sargentos de máximo rango.
—Vale.
—Pero solo hay dos personas que han conseguido ese color desde que se creó esto. Al igual que el rojo donde solo diez personas en los 100 años que tiene de vida esta organización lo han conseguido.
—Azul.. digo verde, azul, morado, rojo y dorado- enumere por orden.
—Genial- esta aplaudió entusiasmada- al final voy a ser buena profesora y todo.
—Es verdad- asegure.
— ¿Sabes? Antes de entrar aquí, quería ser profesora- dijo de pronto. Aquella chica que parecía dura e impenetrable por primera vez en días me había contado algo sobre ella.
—Yo quería ir a abogado. Pero bueno.
—No nos desviemos.
—El agente Ross sin embargo lleva el traje con plata.
—Cierto, es un derivado del rojo que pueden elegir soldados para entrenar a los nuevos como el agente. - explico cuando llegamos a la puerta de la biblioteca y se dirigió a la estantería donde estaba el libro.
—Vale. No es difícil.
—Pero esto si- dijo posando la mano en el enorme libro.
—Aquí se toman muy enserio las cosas. Es por ello que obligan que aprendamos todas las respuestas de las preguntas. Para entrenar nuestro cerebro, con el fin de que en el futuro tengamos la capacidad de mantener la cuenta del armamento.
—No lo entiendo
—Es simple. Para que de forma inconsciente sepamos cuantas balas hay o cuantas hayamos utilizado y las que nos quedan. El número de granadas y etc.
—Tiene lógica.
—Todo aquí lo tiene.
—Pero es enorme.
—Pues ya puedes empezar.