Agridulce

Capitulo cinco

La amistad siempre resultaba ser una gran hipocresía, en algún momento todo tiende a desplomarse. Pero esto iba más a allá de una simple amistad, cruzaba los límites de los amigos, y no hablo de mejores amigos, si no de unos simples y comunes amigos que en ocasiones llegan a lo extremo, cruzando las pequeñas líneas que los distinguen llevando consigo


 


Estaba saliendo del salón de clases, hoy saldría con Emma y con los chicos, aun no estaba segura de donde iríamos, pero de que saldriamos, saldriamos.

–¿Lista? –Pregunto Emma ya en la puerta del salón.

–Si, enseguida voy. –Salio del salón mientras yo guardaba mis últimas libretas.

Fui directo al estacionamiento, ahí se suponía que nos veríamos.

Al cruzar un pasillo el cual me conduciría al lugar donde yo me dirigía, estaba él y ella.

Él la tomaba por la cintura mientras hablaban cómodamente, ella tomaba su rostro y escuchaba atentamente lo que el chico le decía. Sus miradas que proyectaban (en especial la de él) eran de Cariló puro, como si no existiera otra cosa más maravillosa que verse el uno al otro.

Mi pecho se estremeció, una punzada ahí mismo hizo que sintiera que todo se derrumabara, mis expectativas de ella, nunca llegaban a este punto.

Después de todo, creí que conocía muy bien a mi hermana, que sabía sus más grandes y pequeños secretos.

No dije nada, sólo los observé. ¿Me dolía? No sabía exactamente. La verdad era que empezaba a sentir interés por él, me sentía más que atraída, y quería intentarlo, vaya que si lo quería.

Nunca se lo mencioné a Emily, a nadie, absolutamente nadie. Y analizando la situación en ese mismo momento, no podía debatir, sabía que si lo hacía, no tendría con que defenderme, nunca mencioné nada, así que no era el mejor momento. Sólo debía dejar que todo tomará de nuevo su curso.

Y ahora más que nunca, tomaría en cuenta las actitudes de ambos. Sabía que no debía de crear suposiciones, eso era lo más absurdo que debía hacer. ¿Pero a quién contarle? Estaba sola, y sin ella.

Mi única opción era Emma.

Regresé por el pasillo del que había venido ¿a donde iba? No lo sé, sólo debía alejarme de ahí. Debería de asimilar lo que acababa de ver, tratar de bloquear cualquier sentimiento que ahora estaba floreciendo.

–¿Emma? –Hable a través del teléfono, sólo debía alejarme de aquí, ahora mismo –. Te espero en la salida de la escuela, no pude ir al estacionamiento ¿puedes esperarme ahí? –Camine y me detuve justo en la salida.

–Claro, voy enseguida. –Colgué y mire en dirección a la izquierda, para ver si ya venía no tardó más de 5 minutos y yo ya estaba dentro de estaba del auto.

Subí en la parte de atrás, y en la parte del copiloto estaba él: Harry, como ahora yo lo llamaba: Mejor amigo.

Fuimos a una cafetería cerca, le conté lo que viene a ambos, y tambien confesé mis sentimientos, no hacía falta que los ocultara con ellos.

–Sabia que te haría daño, y sabía que tu lo querías aunque lo negaras, se veía cada una de lo que querías transmitir. –Hablo Harry mientras yo tomaba un sorbo de mi café –. Nunca te lo dije, por qué quería que tu no me lo dijeras, pero al parecer siempre serás así de cerrada con todos.

–Perdón, sólo que sabes que no es fácil para mí expresar de manera verbal lo que siento ¿y cómo querías que te lo dijera? Oye Harry, me gusta Jos, de hecho, me gusta desde que lo ví ¿pero sabes? No se como decírselo, es más, ni mi hermana sabe lo que realmente siento...

–¿Y qué es lo que harás? –Esta vez hablo Emma, Harry no fijo nada más con respecto a eso.

–¿Pues que es lo qué se supone que tenga que hacer? Creo que nada, ocultar lo que ahora realmente siento. Es mi culpa, nuca dije nada así que, no diré nada.

–No, quien realmente tiene la culpa es tu hermana y Josué ¿Cómo es que te hicieron algo así? Se supone que es tu familia, no debería de hacer eso, no debe, eso no es de hermanas. –Emma en verdad estaba aferrada a que ellos tenían la culpa.

No dije nada más ¿qué se suponía que diría en esta situación?

Ya era tarde, el resto del tiempo que estuve con ellos me hicieron reír, pero claro, mis risas eran hipócritas y forzadas. Me despedí de ellos y camine de nuevo a casa, sola.

Está vez, me sentí mucho más sola que nunca, no tenía a nadie, pero a decir verdad, no quería a nadie, quería estar sola.

Llegue a casa, mamá había regresado y saludo con su habitual sonrisa.

–¿Cómo te fue cariño? –Hablo mientras se secaba las manos y se dirigía a mi para depositar un pequeño beso en mi mejilla.

Me duele de maravilla mamá, es más, acabo de ver a mi hermana con el chico que me gusta ¿y sabes? Hasta creo que tiene algo pasajero, pero claro, no me lo dirán.

Obviamente, no le diría eso, era absurdo.

–Bien, como siempre, un poco cansado pero estuvo bien, iré a mi habitación ¿Emily ya llegó? –Pregunté caminando a las escaleras.

–No, aún no.

–Okay, estaré arriba.

–Bajas enseguida para que comas. –Grito desde abajo mientras yo cerraba la puerta de mi habitación.

Y de nuevo, soledad. Necesitaba el apoyo de mi familia, el apoyo de mi hermana. Pero no podía decirle lo que yo sentía y lo que acababa de ver, le destruirá su corazoncito y la daría remordimiento. O eso creo yo. Pero no le diría, jamás le diría la verdad.

Medía hora después de comer, llegó Emily, dijo que estaba con Bria ¿le creí? La verdad era que ya no sabía ni que créer.

–¿Cómo te fue con Emma, Harry y Jos. –Al mencionar a Jos, me estremecí, no se lo hice notar, pero por dentro ya estaba incómoda y triste.

–Fue, agradable, aunque Jos no fue y sólo fuimos a tomar un café. –Sonaba irónico ¿un café? ¿a esas horas? Pues era temporada de lluvias Plotland, así qué, hacia demasiado frío.

–Okay. –Subí con ella a su habitación, dejó sus cosas en su escritorio y se sentó ahí. Giró su silla para verme y no identifique nada en si mirada.



#39411 en Novela romántica

En el texto hay: hermanas, romance, confianza

Editado: 31.05.2020

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