Alguna vez has sentido la ausencia de una persona, el que la necesites demasiado pero que aún así tu no puedas ni pronunciar su nombre? ¿Has sentido la necesidad de estar por siempre a su lado? ¿Te has preguntado si él o ella siente lo mismo? ¿Se lo has preguntado? Nunca, nadie, sabrá tus pensamientos, que irónico ¿no?

–Vamos An ¿No me dirás la verdad? Vas a volver a negar que no te gusta. –Estaba con Emma en la cafetería, en una mesa un poco alejada de gente que pudiese escucharnos.
–Emma, no sigas con esto, no estoy de humor para hablar de ello. –Mire un botella de agua, no quería enfrentar a Emma por qué sabía que en cualquier momento solitaria todo.
No le había mencionado nada a nadie sobre lo de Jos, lo que pasó, lo que me dijo, no podía decirlo en estos momentos.
–An, ya has has aguantado mucho, sabes que puedes contar conmigo. –Alce mi vista y sus ojos pronto encontraron los míos.
Tal vez tenía razón, tal vez sólo por hoy debía decir todo lo que sentía. La verdad ya no recuerdo que fue lo último que le dije a ella y a Harry.
–Solo... Dame tiempo ¿si? –Tomé un poco de aire para así pensar un poco mejor –. Sabes que no es fácil que yo diga lo que siento, así que no insistas, pronto te diré todo sólo se paciente.
¿Estaba segura de decirle? No, sabía que Emma era buena amiga con Jos y Harry, sabía que podía decirle a ellos dos lo que tenía planeado soltar, sabía que no era la persona más indicada para que guardara mis secretos, pero ¿quien si era buen candidato? Nadie.
–Okay. –Volví a hablar, pero no la miré, evite su mirada si no de lo contrario no diría nada –. Jos... Lo que siento por el no creo que sea sólo amistad y eso tu ya lo sabes al igual que Harry... –Guarde silencio, no sabía con claridad que era lo que quería decirle.
–Mira... –Tomó una mano mía y la apretó a modo de reconfortamiento –. Hace tiempo los ví y al parecer siempre están en el mismo porque y... –No dijo nada más, mi corazón se estremeció ante lo dicho, sabía que no era la única vez que ella podía mencionar algo así.
–Tambien los ví, no recuerdo hace cuanto fue, iban de la mano y al parecer se estaban despidiendo. –Recordar era lo único que hasta ahora podía hacer y eso me destruía poco a poco, pues era doloroso el sólo hecho de pensar que pude ser feliz con alguien más.
–¿Sabes? Ayer me habló, dijo varias cosas sobre ella ya sabes... –Alzo su mano y fue enumerando de uno en uno –. Ella es perfecta. Si tu eres bonita ella es hermosa. Si contigo fue lindo con ella fue espectacular.
Wow...
Ahora si, estaba hasta en lo más profundo de la oscuridad, de mí oscuridad. Estaba destrozandome cada una de las cosas que decía Emma y sobre todo me afectaba más el como lo decía: como si fuesen dagas y poco a poco me van lastimando en puntos estratégicos.
¿Se suponía que iba a ayudarme o sólo me estaba hablando para hacerme sentir mal?
–¿Por que no me sorprende? La verdad, no espero nada de nadie y él... –¿El qué? ¿El es un idiota? O no An, el es más que eso.
–Oye, sabes que puedes contar conmigo no lo dudes. –Seguido de ésto, se fue de la cafetería.
Tomé mis cosas y fui directo a la biblioteca, tenía aún muchos proyectos por entregar ¿y que otro mejor lugar que la biblioteca?
Me senté en una mesa del fondo, ahí siempre había demasiada tranquilidad y tampoco había muchos alumnos que venían muchos alumnos.
Le envié un mensaje a Emy diciéndole que se fuera, que llegaría tarde a casa.
Hice todo lo que me faltaba por entregar, ya no había nadie cuando terminé, sali de la biblioteca, cruce varios pasillos para poder irme pero choque con un niño.
Ambos caímos, pero no separados, el me tomo de los brazos tratando de encontrar equilibrio o que se yo pero terminó tomándome y pues obviamente yo caí encima de él.
Yo, literalmente rodee su cuello con mis brazos, quedando demasiado cerca de su cara, pude sentir su respiración y un ligero olor a perfume masculino.
Pude detallarlo: ojos verdes, piel un poco pálida y cabello negro y sus pestañas... Por Dios, tiene mucho más que yo ¡ay que vergüenza! Sus labios eran muy delgados, una fina línea se formó y sonrió de lado.
Reaccione y trate de pararme pero no pude, el ahora tenía sus manos en mi cadera. Me miro fijo y no dijo nada más sólo se dedicó a observarme.
–Uhm –Corraspe mi garganta y al parecer relacionó el chico este –. Perdón, no miraba hacia donde iba.
–Descuida, yo fui el culpable. –Se levantó tomándome de ambos brazos para que pudiese pararme junto con el –. Por cierto soy James, un gusto. –Levanto su mano en dirección mía.
–Soy Diana. –Dije al mismo tiempo que tomaba su mano y me percaté de algo.
En el momento en que se unieron ambas, sentí una pequeña corriente bajar por mi espina dorsal y un pequeño cosquilleo se formó en mi vientre.
Mi corazón se detuvo, nunca había sentido eso, bueno si, con Jos, nadamás.
–¿No estás herida verdad? –Me observó de pies a cabeza y yo negué.
–No, estoy bien ¿y tu?
–Estoy bien, no te preocupes.
Nos quedamos ahí en ese pasillo por no se cuanto tiempo, comencé a alzar primero los talones y después las puntas de mis pies. Nuestros ojos nunca dejaron de perder contacto, y ese color era tan hermoso que me dejó algo embelesada.
–Gusto en conocerte James. –Me despedí con mi mano derecha, dando pequeños movimientos de un lado a otro con la intención de irme. Avancé por el pasillo que daba hacia la salida pero su voz me detuvo.
–Oye... –Gire sobre mi cuerpo y el se rascó la nuca –. ¿Tienes planes para esta tarde?
¿Planes? No, no tenía nada en mente.
–Si, un poco. –Menti, quería saber hasta dónde podía llegar aquel chico.
Y para ser sincera, me llamó la atención, fue como si hubiésemos hecho una conexión el tan sólo cruzar miradas, sentí esa familiaridad al sentir el contacto de sus brazos sobre mi cintura.
–Entiendo... –Miro el suelo y después levantó su rostro con una sonrisa perfecta –. ¿Podrías por lo menos darme tu número?