Una declaración acelerada
Las confesiones apresuradas tienden a ser… impulsos reprimidos del corazón.
Mucho cuidado, a veces pueden ser demasiado sinceros
Gabriela
“—Si, justo ahí —gemí. Los dedos ávidos de Farrell se sumergieron dentro de mis bragas de encaje y con experticia los llevó directo a mi clítoris dando masajes de arrib…”
Esperen. ¿Qué es eso? ¿Clítoris?
Las páginas del libro quedaron tiesas bajo mis dedos. Mi ceño se frunció, una clara protesta de que no lograba entender que era eso y, por lo tanto, no entendía la escena, ni lo que en realidad estaba tocando el papacito de Farrell Carter.
Hmmm… tengo que buscarlo. No sé qué es un clítoris.
—A ver —hablé yo sola en la comodidad de mi habitación.
Saqué mi teléfono para buscar qué era un clítoris mientras comía un circulito de color verde. Aunque, en la escuela nos enseñaron lo básico sobre nuestras partes íntimas, no hay ningún recuerdo en mi cabeza de que hayan explicado esto.
Quien diría que en estos libros calientes se aprenden tantas cosas. Me encantaban los libros de romance, pero los que había leído hasta el momento no tenían escenas picantes. Este era el primero que leía de ese tipo y debo decir que he aprendido bastantes cosas que nunca creí averiguar. Cada vez que no entendía algo trataba de buscarlo, porque me costaba entender las extrañas poses que hacían o partes del cuerpo de allá abajo que no entendía, y hasta ahora no habían hecho la mención del famoso «clítoris».
“El clítoris es el órgano sexual femenino situado en el interior de la vagina y visible desde la parte superior de la vulva. Es el único órgano que posee la mujer, dedicado exclusivamente a proporcionarle placer. El incremento del flujo sanguíneo hace que el clítoris (que equivale al pene en el hombre) y las paredes vaginales se hinchen (un proceso llamado congestión). El aumento del flujo sanguíneo lleva a que aumenten las secreciones vaginales (que proporcionan lubricación).”
Eso fue lo que lanzó el buscador ante mi consulta. Abrí mi boca, la sorpresa salió de ella y me dio una bofetada.
¡No puede ser! ¡¿Tengo un pene chiquito ahí abajo?!
“El pene y el clítoris están estructuralmente relacionados. De hecho, los dos tienen su origen en el mismo tejido germinal (cinco).
A las ocho semanas del desarrollo fetal, el cromosoma Y del ADN masculino activa la diferenciación del tejido genital para formar un pene en vez de un clítoris (tres—cinco). Muchas de las partes del clítoris son similares a las del pene, pero varían en tamaño y forma, y se encuentran ubicadas en lugares diferentes”.
¡AY, JUEPUTA, SI TENGO UN PENE CHIQUITO!
Seguí leyendo un par de páginas más e incluso estudié con una ilustración que había en la página web. Así pude entender en donde tocaba el codiciado Farrell Carter.
No lo podía creer, estaba atónita. Yo creí que solo había placer por medio de la penetración u otras cosas, como la práctica oral. De hecho, siempre me pregunté cómo se podía obtener placer de esa forma y leyendo más y más, viendo las diferentes formas que existen para estimular el clítoris, ahora todo tenía sentido.
Mi cabeza explotó por un mini segundo al recibir toda esa información. Ahora sí podría leer todas las escenas que quiera y entender todo a la perfección. Bueno, casi. Soy muy fan de la frase: «No lo entiendes hasta que lo vives».
Desvié mi mirada a la pequeña montaña de libros eróticos que esperaban ansiosos su turno para ser leídos por esta cabecita cochina.
…ocho, nueve, diez. Diez libros en total, todos eróticos. Un regalo que recibí ayer desde una postal de Sicilia. Ya sabía quién me los había enviado. Mi amiga la loca. La única rubia en el mundo con la que me llevo bien.
El paquete vino con una notita en papel rasgado y hermosa caligrafía cursiva, bastante conocida para mí.
Sonreí al saber que me iba a disfrutar leer mucho estos libros. Tenía que esconderlos si no quería que Steven los viera o peor… mi papá. Sería, muy, muy, no, no muy, sería demasiado vergonzoso.
Los únicos libros que ellos siempre me han visto en mano son acerca de crecimiento personal, cocina, repostería o uno que otro de suspenso, y de amor unos cuantos, pero hace poco menos de un año la rubia me regaló un libro de amor subido de tono y con eso empecé a adentrarme más en el mundo de los libros románticos hasta dejarme con las expectativas por las nubes.
—Gabriela, te va a coger la tarde, gorda.
Sellé el libro a la velocidad de la luz y lo dejé encima de la repisa. Me volteé hacia mi mamá y miré la hora en mi celular. No era tan tarde.
El camino a la escuela normalmente se tardaba media hora, pero en mi moto, yo llegaba en quince.
🍭 🍭🍭
Volqueé los ojos cuando lo vi charlando con Gael, de lo más cómodo.