Agrio y Dulce Amor

Capítulo 30. El escudo (casi, casi) impenetrable

El escudo (casi, casi) impenetrable

Café, era su mirada y dulce era su boca,

color y sabor como su cosa preferida.

Aunque… antes era el chocolate,

ahora… era ella

Gabriela

—Gabriela.

Mi papá me tiró la esponja y la recibí en el aire.

—¿Señor?

—¿Usted con quien está saliendo tanto?

Detuve mis movimientos para limpiar mi moto y lo observé de reojo, retomando la tarea para que no se viera sospechoso.

—¿Saliendo? —Arrugué las cejas para convencerlo de que no tenía ni idea de lo que decía—. ¿Cómo así, papi?

—¿Usted a mí me cree huevón?

Dejé de limpiar enseguida y negué con la cabeza, la inmovilicé cuando me percaté de lo sospechosa que me veía.

—Pero yo no he hecho nada, solo salgo con mis amigos. Con Kiara, Gael y con Ethan. Bueno y ahora con Sam.

—¿Y ellos qué?

Se cruzó de brazos y estrechó los ojos.

—¿De qué me hablas, pa? —traté de no sonar tan irritante ante su actitud.

—Usted sabe lo que yo pienso de los novios, ¿no, Gabriela?

—Sí, señor. Yo sé. —Resoplé con disimulo—. Y ellos tres son solo amigos, solo eso, pa.

—No me vaya a salir con chistecitos.

Sellé los ojos con mucha fuerza y abrí la manguera de agua para quitar todo el jabón y también para agarrar valor en seguir mintiendo.

—¿Por qué me dices eso?

En eso me percaté de que Ethan, desde su balcón me observaba fijamente, pero no pude corresponderle a la mirada, ni a nada, seguía demasiado molesta por su estúpida actitud inmadura.

—Porque la conozco muy bien. —Desvió la mirada a Ethan—. ¿Le gusta alguien?

Casi me desvanezco, eso había sonado más como un: ¿Te gusta Ethan?

—¿Qué? —Me reí como mejor pude—. No, papi, cómo se te ocurre, eso jamás. No digas esas cosas, tú sabes que yo nunca… tendría novio hasta que ya fuera una mujer hecha y derecha como siempre hemos hablado.

—Pues eso espero.

Volteó su cuerpo y empezó a secar con un trapo el capo del auto.

—Pero papi… —titubeé demasiado y más por ver a Ethan con su característica seriedad—. Ehm… si me gustara… alguien en este momento. —Volteó su rostro hacia mí como un muñeco diabólico—. Y si fuera un buen muchacho. ¿Por qué no podría tenerlo?

Enarcó una ceja y siguió limpiando como si nada, pero sus movimientos se tornaron rígidos.

—Solo sería una distracción y una pérdida de tiempo. Tiempo que puede invertir en cosas valiosas, como lo es el estudio, Gabriela. Las relaciones cuando se es adolescente no duran mucho, todo por la falta de madurez.

Le di la mejor sonrisa que pude y asentí. Con ese tono de voz ya daba por perdida la charla.

—Tienes razón.

Se acercó a mí y encerró mi hombro en su mano en un apretón delicado.

—Además de que lo que tú necesitas es un hombre, no un niño, pero tampoco puedes exigirlo porque eres una niña, no una mujer.

Eso me quitó el habla unos minutos. No había entendido nada.

—¿Y qué es ser mujer? —pregunté, confusa.

Mi papá sonrío un poco y me paso un trapo al que de inmediato le di uso.

—No solo aplica para la mujer, pero básicamente es alguien maduro, que siempre busque ser su mejor versión, que siempre esté tratando de crecer y superarse, que se proyecte a futuro con su pareja y realmente sepan que están para apoyarse y cuidarse, no para desperdiciar su juventud en cosas banales, como sexo, fiestas, drogas, todo lo que les gusta a las personas que no tienen visión sobre su vida.

Vaya. Que profundo se pone mi padre siempre que hay solecito y un auto para lavar.

—Sí, te entiendo —le correspondí con una sonrisa—. Ser un equipo.

Él asintió, orgulloso.

—No está mal salir a divertirse, pero cuando eso se convierte en tu estilo de vida, debes empezar a preocuparte. Es normal a veces estar perdido, Gabi, y no saber muy bien qué quieres hacer con tu vida o hacia donde ir y mucho menos cuando eres joven, pero eso no quiere decir que debas desperdiciarla en cosas que no te aportan nada, y eso también aplica para los amigos y personas de tu vida.

—Sí, papito, lo sé. —Enredé mis brazos en su cintura—. Lo sé muy bien.

Posó una mano sobre mi espalda con delicadeza.

—Todo lo que no te aporte, no sirve y lo que no sirve se debe desechar.

🍭🍭🍭

—¿Y bien?

Gael al igual que Kiara y Sam estaban expectantes, era una tensión que Ethan o yo estábamos encargados de romper o si no ellos nos romperían algo a nosotros. Su mirada nos trasmitía esa amenaza silenciosa.



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En el texto hay: amorodio, escolar, juventud y amor

Editado: 21.11.2024

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